3T - Capítulo 6

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- ¡No lo puedo creer!
- Pará, amor, pará...Escuchame un segundo.
Santino insistía una y otra vez para que Rocío se quede quieta y deje de dar vueltas por el yate. En un momento, la rubia se sentó en el asiento y se agarró el pelo desesperadamente con sus dedos, tironeando.
- Te vas a lastimar, gorda, pará...
- ¡No me digas ni mi amor, ni gorda ni nada! ¡Salí!- Rocío corrió bruscamente el brazo de Santino que quería ayudarla.- No puedo creer que me hayas cagado, boludo. Honestamente no lo puedo creer. Pensé que eras diferente.
- No te cagué, Rocío. Estoy intentando explicarte hace dos horas.
- ¿Qué intentás explicarme? Ya está, ya lo dijiste.
Para su sorpresa, Rocío se sentía mal en serio. Hacía mucho tiempo que no tenía un dolor fuerte en el pecho, y Santino se lo hizo lograr. ¿Qué significaba eso? ¿Realmente le dolía que la haya engañado? Al parecer sí.
- Te voy a explicar y quiero que me creas y me mires a los ojos para que te des cuenta que nunca te mentiría.
Rocío, un poco más relajada, optó por escuchar la versión de Santino y ver qué es lo que tenía para decir al respecto después de una situación tan tensa.
- Te lo dije para que te calmes y dejes de pegarme.- explicó Santino. Luego de decir esto, se quedó callado mirando a Rocío, esperando una respuesta de parte de ella.
- ¿Entonces?
Silencio.
- ¿Eso sólo me vas a decir?- preguntó la joven mientras su novio asentía. Al instante, Rocío se puso de pie de manera frenética.- ¡Qué excusa tan chota, Santino! ¡Por lo menos gastate en pensar algo mejor! Eso no te lo cree ni tu vieja.
- Es verdad lo que te digo. Además nunca estuve solo con Lara sin vos...Y además no me gusta...Y además la trajimos para Lautaro...Y además...
- ¿Posta es mentira?- preguntó Rocío interrumpiéndolo. Por un lado, ella quería que sea verdad para tener la excusa perfecta para dejarlo, pero por otro lado sintió satisfacción por no haber sido engañada.
- Sí, amor. Es mentira.
"La puta madre que lo parió", pensó ella mientras se acercaba a su novio y le daba un falso beso pero que, a la vez, la relajaba mucho más que no le haya metido los cuernos...No porque lo ame, sino porque su orgullo no podía permitir que una mujer le gane a su hombre.

El gordo Ale era muy bueno dando consejos y escuchando a sus amigos, pero esta vez no sabía qué decir. Lautaro, por su parte, estaba super interesado en la historia y quería saber más detalles.
Nicolás descargó todo lo que pudo, y lo que le dijeron sus amigos fue que le cuente la verdad a Vera. Él sabía que ella merecía saber todo lo que pasó, pero no quería lastimarla ni perderla. Era consciente de que tendría que haber pensado las cosas antes, pero lo que sentía por Rocío seguía latente por más que él lo quiera negar o hacer que no está ahí, firme, en su corazón, como la primera vez que la vio.
Mientras manejaba, Nicolás se puso a escuchar Seru Girán para bajar un poco la guardia, relajarse un poco y pensar qué iba a hacer cuando llegue a su casa. Pensaba que se iba a encontrar con su ropa tirada en la calle, con la pelota pinchada y con todas sus cosas siendo usadas por cirujas de la calle. Para su sorpresa, apenas entró al departamento, la vio a Vera sentada tomando un té.
Nico entró sigiloso y la miró, y ella ni siquiera atinó a levantarse e insultarlo. Todo lo contrario, lo saludó normalmente.
- ¿Cómo la pasaste?
- Bien...- dijo Nicolás, aún dudoso por la reacción de su novia.
- Qué bueno.
Vera se puso de pie y fue a agarrar sus cigarrillos para encender uno.
- ¿Querés hablar?- preguntó el muchacho.
La joven lo miró, sonrió de costado irónicamente y miró por la ventana. Parecía que iba a ser un día hermoso.
- Me encantaría hablar, pero ahora en un rato me voy a hacer unas cosas con Macarena.- mencionó Vera mientras caminaba hacia la habitación con el cigarrillo en la boca.
- ¿A hacer qué? ¿Se puede saber?
En cuanto Nicolás hizo esta pregunta, su novia se dio media vuelta y lo miró fulminante.
- Creo que no tengo que darte explicaciones.
- Está bien.- dijo él agachando la cabeza.- Yo creo que sí tengo que dártelas.
Vera levantó la mano, señalándole a Nicolás que no siga hablando.
- Es mejor que te calles. Prefiero hacer de cuenta como que la noche de ayer no pasó. Elijo confiar en vos.
Estas palabras le cayeron a Nico como un balde de agua fría. Esta reacción de Vera era mucho peor que cualquier otra, y le hacían doler el doble.

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