Nicolás, entre sollozos fuertes y mirando al suelo, no le soltaba la mano a Rocío. Cuando levantó la vista, depositándola en los ojos de la rubia, ella notó que Nico le estaba haciendo puchero. No era un puchero de facha para hacerse el lindo, era un puchero de tristeza, de necesidad. Estaba realmente acongojado y asustado.
- Por favor, sacame de acá.
Rocío le soltó la mano y se limpió las lágrimas.
- ¿Qué puedo hacer yo, Nicolás? Esto me puede traer líos.
- ¿Y a mí? Mirame.
Nicolás dio unos pasos atrás y dejó ver su ropa toda sucia, el pelo grasoso, unas marcas en las muñecas que casi sangran por la presión de las esposas.
- Tengo miedo, Ro.- acercó su cara a las rejas. La rubia comenzó a acariciarlo.- ¿Podés ir a buscar a mi mamá? O llamala al menos.
- ¿Yo? Pero, Nicolás, no sabe ni quién soy. No va a entender nada.
- Traela, por favor. Sos la única que me puede ayudar ahora.
Rocío se aleja de las rejas y se agarra el pelo bien fuerte, tironeándolo y dejando escapar un grito muy agudo.
- ¡No parás de meterme en quilombos, Nicolás, la re puta madre! ¿Por qué no está tu novia acá en vez de yo? ¡¿Eh?!
Nicolás se sentó en un tumulto de cemento que cumplía la función de asiento, se tapó las manos con la cara y siguió llorando. Rocío respiró hondo, calmándose. Se acercó de nuevo a las rejas y lo llamó con un chasquido de dedos. Nicolás levantó la vista. Seguía obnubilado, sin poder creer lo que estaba pasando. Quería despertar de esa pesadilla. Rocío lo acarició nuevamente, ubicando su frente contra la de él y mirándolo fijo.
- Ya está, ya estoy acá. Yo te voy a ayudar...Quedate tranquilo, confiá en mí.
En la otra punta del barrio, Maca y Pache se encontraban en el club junto a las jugadoras de voley y handball decorando todo para la fiesta de la noche. Los entrenadores y directivos ya habían ido a la mañana a preparar todo para que los jóvenes se encarguen.
- ¿Por qué sos el único de los de fútbol que hace esto?.- preguntó Maca.
Pache la miró y le sonríó.
- Porque son cosas de minita, no tendría que estar yo acá. Pero me re gusta...
Maca se acerca y lo abraza.
- Siempre fuiste medio putito...
Ambos se ríen hasta que la llegada de Malena puso fin a la alegría que había en el club. Se encontraba desalineada, con ojeras y varios moretones en el rostro, cortaduras en los labios. Parecía que la había atacado un perro hambriento. A diferencia de su aspecto, ella no parecía triste ni dolida en absoluto. De hecho, se acercó a su grupo de compañeras, saludándolas y repitiendo lo mismo con Macarena y Pachetti. Nadie se animaba a preguntar, excepto...
- ¿Qué te pasó, nena? ¡Te cagaron a palos!.- comentó Pache. Macarena lo codeó fuertemente, odiaba con todo su corazón que haga esos comentarios fuera de lugar y desubicados. Pachetti notó que estuvo mal, y miró al suelo instantáneamente.
Malena no pareció inmutarse, solamente sonrió de costado, vilmente.
- Ya se van a enterar.- dio media vuelta y se alejó.
Maca y Pache se quedaron juntos cuchicheando, sacando conclusiones de qué le había pasado a Malena.
Celeste y Bautista pasaron toda la noche a los besos, muy acaramelados. El nuevo noviazgo los había puesto a los dos más melosos que nunca. Celes aún no podía creer cómo las palabras habían brotado de su boca como si nada, aceptando una propuesta tan fuerte. Estaba tan contenta...Hace mucho no sentía cosas positivas por alguien. Decidió, en un instante, dejarse llevar, poder entrar en ese mar de cariño al que Bautista la hacía nadar constantemente. Y así, entre besos y abrazos, llegaron a ese mágico momento donde el amor, el deseo, la confianza y el cuidado se unen para dar lugar al acto más maravilloso del mundo, la demostración de amor y cercanía más grande que puede existir entre dos personas cuando están enamoradas. Bautista y Celeste hicieron el amor, o mejor dicho, el amor los hizo a ellos.

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ENTRELAZADOS
RomanceLos hechos y personajes de la siguiente texto-novela no son reales, pertenecen a una historia de ficción. Cualquier semejanza con la realidad es pura coincidencia. Rocío tensa por lo que está por presenciar y no saber cómo reaccionar. Lautaro ansios...