Estaba realmente hermosa. El vestido de Macarena era tallado al cuerpo, con el corset en forma de corazón que dejaba sus hombres y espalda libres. El encaje sobre la propia tela del vestido era realmente hermosa, y los guantes de seda le quedaban genial. Si había algún vestido soñado, ese era el de Macarena.
Escondida en un costado de la Iglesia San Expedito, ubicada en Balvanera, donde la habían bautizado y también fue la boda de sus padres, Macarena estaba muy tensa. Sabía que estaba por vivir uno de los momentos más felices de su vida. Su corazón no paraba de palpitar rápidamente ni un segundo, así que optó por abrazar a su papá una vez más, y esperar a que se haga la hora adecuada para ingresar. Realmente la apenaba que Rocío no esté presente en ese momento tan especial...
Pache lo sabía. Ya los había visto ocupar asiento en la iglesia mientras él esperaba en el altar a Macarena, y el cura estaba por hacer su ingreso. Tenía unas abominables ganas de lanzarse hacia ellos y abrazarlos después de casi un año de no haberlos visto, pero tuvo que contenerse. Por otro lado, lo ponía realmente feliz saber que Macarena disfrutaría aún más de la noche que los esperaba por delante sabiendo que una de sus mejores amigas vino de su preciado viaje por su casamiento.
El smoking blanco y negro y su peinado hacia atrás lo hacían parecer todo un adulto. Un adulto hecho y derecho, al que ya se había convertido hace algunos años. Si maduró, aprendió y se puso las pilas con su propia vida, fue gracias a Macarena que lo impulsó a jugársela por sus sentimientos y a comprender que la vida es una sola y hay que disfrutarla.
Pachetti estaba extasiado de felicidad, tanto que no podía disimularlo en su rostro siquiera. Miró hacia atrás una vez más y observó a su padre, sonriéndole, con los ojos empañados, orgulloso del hijo que había creado. Pache corrió un poco más la vista y se encontró con Rocío hablando a más no poder con Celeste, mientras Bauti sostenía en sus brazos a Thiaguito, y conversaba con Santino. Luego, la vista de Pache se dirigió hacia Vera y Nicolás que estaban ingresando a la iglesia a las corridas. Se ubicaron en silencio al lado de Rocío y Santi, mientras las chicas se elogiaban sus vestidos. Vera estaba un poco callada y tensa, ya iremos a esa cuestión...
De repente, las luces bajaron, el Ave María comenzó a sonar de fondo, y las puertas principales de la iglesia se abrieron, para dar paso por la gran alfombra roja a Macarena.
¿Cómo no se iba a emocionar? ¿Cómo no iba a llorar? Hace unos años, Macarena estaba a punto de morirse, odiándose a sí misma, detestando la vida que le tocó, y hoy logró alcanzar ser toda una princesa de cuentos de hadas. Estaba preciosa tanto por fuera, como siempre lo fue por dentro. Celeste pensaba una y otra vez que no podía creer en la gran mujer en la cual Macarena se había convertido. Aquella adolescente insegura, con tendencias depresivas, que no valoraba nada de sí misma, hoy estaba casándose con quien siempre fue el amor de su vida. Pocas veces uno encuentra el amor a corta edad, pero Maca finalmente pudo lograrlo, y después de mucho sufrimiento y llanto, hoy iba a concretar en papel y con Dios el amor que sentían mutuamente entre ella y Pache.
Celeste recordó aquella noche en el Álamo, donde conoció a Bautista, que Macarena había enloquecido por él, y de hecho cuando se enteró que el joven se hablaba con Celeste, se había cortado las venas y estuvo al borde de la muerte...¡Mirá cómo cambió todo en unos años!. La morocha se dio vuelta y observó fijo a su hijo Thiago, que observaba en silencio a Macarena ingresar del brazo de su padre.
Vera estaba en una situación realmente incómoda que, de hecho, antes de salir hacia la iglesia y mientras se preparaban, le agarró una crisis de llanto que no finalizaba. Nicolás intentaba calmarla. Se sentó junto a ella en la cama, en cuclillas, y le acariciaba las manos.
- Mi amor, dale...¿Qué te pasa? Decime.- insistía el joven, pero Vera no paraba de llorar.
Luego de quince minutos, la rubia se relajó, respiró hondo y abrazó a su novio.
- No quiero perderte.
Nicolás sonrió irónicamente.
- No me vas a perder, gorda, ¿por qué saltás con eso?.- preguntó sin entender.
- Porque mirá si va Rocío y...
Nico revoleó los ojos. Otra vez la misma situación. De nuevo esta cuestión de no superar su pasado con Rocío. Ya le fastidiaba que, una vez por mes, a Vera le agarre la locura de discutir sobre Rocío.
- Basta, Vera. Mirá si vas a llorar así por esa estupidez.
- Para mí no es una estupidez.- aseguró ella.- Es importante y me afecta...- dijo entre sollozos.
- Vera, primero que me la comí una sola vez...
- Gracias por recodarlo.- interrumpió Vera de mala gana.
- Bue, te estoy explicando...
- ¡Ya sé cómo es, Nico! Que te super encantó, que fue la primer piba de la que te enamoraste, que...
Nicolás se puso de pie y encaminó a la puerta de salida de la habitación.
- Cuando dejes de romperme las pelotas por cosas viejas, hablamos.- salió dando un portazo, actitud que a Vera la descolocaba, por lo tanto se quitó los zapatos, se asomó a la puerta y revoleó uno de los taco aguja de Sarkany que tenía puestos para ir al casamiento, dándole a Nico en la espalda y rompiéndole la camisa.
La situación terminó con ambos saliendo a comprar una camisa nueva a las corridas ya que Nicolás no tenía otra, discutiendo en el auto de Vera, quien manejaba bastante tensa y pasaba todos los semáforos en rojo. La situación terminó con ambos de nuevo en la casa de Vera, desnudos, besándose. Luego de consumar el acto, se quedaron mirando el techo y conversando el tema de Rocío con mayor seriedad, sin llegar a la discusión.
- No sé por qué te afecta tanto, es algo que ya fue, que pasó hace mucho. Si yo quisiera, la hubiera perdonado con eso de Lautaro, mientras estaba con los dos...Eso fue lo que me desenganchó de Rocío. Ahora estoy enamorado de vos, con ella no viví ni la cuarta parte de todas las que pasamos juntos.- Nicolás todavía desconocía de dónde le salían las palabras, pero simplemente brotaban de su boca, y Vera parecía totalmente complacida.- Además están en Cuba, ya avisaron que no iban a ir al casamiento.
Vera comenzó a bailar y a festejar parada sobre la cama, ya con su ropa interior puesta, gritando. Tenía una alegría inmensa de su parte ya que Rocío no iba a estar, pero por otro lado la apenaba por Macarena. De una vez por todas, ya iría más relajada al casamiento, pero por supuesto que no sabía que se iba a encontrar con la rubia de todas formas...
"Pero la re puta que me parió y la re concha de mi hermana", pensaba Vera mientras saludaba a Celeste con un abrazo, y a Rocío con una sonrisa. Sabía y admitía que estaba siendo totalmente falsa con Rocío, pero lo hacía para no generar una situación incómoda, y mucho menos sería así de egoísta con Maca y Pache, no se lo merecían. "Está re flaca y linda, mucho mejor que yo...¡Además ese vestido rojo apretado le queda divino!". Sin disimulo, Vera observaba a Rochi de arriba abajo, evaluaba cada poro de su piel por si encontraba algún pelo mal depilado en la pierna, o si tenía celulitis, o si alguna estría se asomaba en algún pecho. Nada. Rocío realmente tenía un cuerpo bárbaro, un tostado increíble por el verano en el Caribe, y el cabello con una trenza cocida increíble. No tenía nada para criticarle, excepto que era demasiado simpática con ella misma. Rocío no tenía ningún problema con Vera, y mucho menos imaginaba que ella tenía un problema consigo misma. Le hablaba con empatía, interés y una sonrisa enorme de oreja a oreja por haberse visto una vez más. Las cosas entre ellas dos estaban impecables, o al menos eso creía Rochi, porque ella es la principal causa del complejo de inferiodidad que tiene Vera. Le resultaba imposible no compararse, sobre todo sabiendo que era la algún-estilo-de-casi-ex de Nicolás, entonces nunca iba a superar este hecho. De repente, la noche de Vera comenzó a ir en decline.
Sólo por esa noche, el gordo Ale y Malena se propusieron darse la oportunidad que quedaba. Si algo fallaba, ya no seguirían intentándolo. Peleaban mucho, hasta de manera innecesaria. Alejandro no la dejaba hacer nada, era totalmente celoso y de manera muy compulsiva que le quitaba todo tipo de libertad.
- Yo te doy un montón de libertad.- aseguraba Ale.
- La libertad ya la tengo, vos no me estás dando nada.
Y así peleaban una y otra vez, donde generalmente tenía razón Malena. Al casamiento, con diecinueve años, obligada por Alejandro, Malena tuvo que ir con vestido largo. Parecía una ridícula anticuada, pero ya no quería escuchar más a su novio pelearla y celarla por la ropa que utilizaba.
Los pibes se cansaban de indicarle a Alejandro que se calme, que no era el mismo de antes, que les daba bronca a todos las actitudes egoístas y machistas que tenía para con Malena.
- Ella se portó siempre de diez con vos, no merece que la trates así, gordo.- le dijo Nico en el club mientras le daba un sorbo a una Quilmes bien helada.
- A mí me daría miedo estar con una persona así.- aseguró Bauti, siempre desde su costado sensible y tierno.
Y en momentos así, Alejandro se ofendía, revoleaba algún objeto a su alcance, y se iba a su casa a dormir. Ya no los escuchaba. No hacía caso. Creía que él tenía la razón y los demás estaban todos equivocados...Excepto Malena, que le decía que sí a todo, aunque muchas veces le paraba el carro, pero Alejandro la amenazaba con dejarla, entonces ella no cedía por el temor a perderlo. Una relación totalmente enfermiza, que en algún momento terminaría mal...
A Rocío sencillamente no le importaba nadie más que ella, su familia y Santino. Por supuesto que sus amiga estaban involucradas, pero ya no estaban en el día a día como antes por los constantes viajes que realizaban ambos jóvenes. Reencontrarse con los pibes y con las chicas fue reconfortante y la hizo sentir nuevamente en casa, como hacía tiempo no se sentía.
Mientras estaba la aburrida ceremonia que nadie escuchaba, hizo un intenso análisis sobre cada uno. Celeste estaba más gorda, lógico, hace dos años fue madre, y algunos rastros de eso continuaban estando presentes. Con Bauti se los veía igual de tiernos que el primer día, Thiago era todo un santo y un bebé hermoso, se notaba que de grande iba a ser divino. Vera estaba linda también, pero se la notaba un poco tensa, como que no disfrutaba el momento. Por supuesto que Rocío ni enterada del motivo. Luego vio a Alejandro y Malena serios, mirando al frente, prestando suma atención. Qué malhumorados parecían...Por último observó a Lautaro y Nicolás, quienes se hicieron los disimulados cuando chocaron las miradas entre los tres. Mirá qué facheros estaban sus ex...Igual nunca había estado tan segura de su decisión, y le agradece todos los días a la vida por haberse cruzado en el camino de Santino.
Nico observaba a Vera una y otra vez. Tenía un temor inmenso a que su novia se mande alguna y arruine la noche, pero por otro lado la conocía muy bien para darse cuenta que Vera jamás sería capaz de hacer algún papelón semejante. Ella no era egoísta. No era como Rocío...Rocío...No quería ser un buitre, pero la verdad que estaba divina como nunca antes. Cuando llegó Lauti, solo, por supuesto, no pudieron evitar entre los dos hablar a escondidas del tema:
- Es cierto eso de que las ex se ponen más buenas cuando ya las dejaste.- dijo Lauti mirando a Rocío.
- Ella te dejó a vos.- agregó Alejandro de fondo.
Pero Nico, en ese instante, no omitió palabra, ya que se encontró con Rocío y Santino dándose unos besos llenos de cariño y pasión, muy profundos y sinceros como a ellos nunca les había dado...Lautaro y Nicolás sabían que habían perdido esta batalla, y que el ganador del territorio había sido Santino sin necesidad de usar ningún arma. Al contrario, él había sido el único en ser totalmente honesto con Rocío.
- Los declaro marido y mujer.
Ya está. Estaban casados. El beso que selló la ceremonia fue extenso y sincero. Fue su primer beso como marido y mujer. No lo podían creer. De fondo comenzó a sonar "Corazón delator" y amigos y familiares se acercaron a abrazar a los recién casados. Celeste lloraba de emoción desconsoladamente, mientras Thiaguito no entendía y le secaba las lágrimas, al grito de: "Tía, tía", dirigiéndose a los brazos de Maca para abrazarla fuerte. Las amigas se estrecharon en un extenso cruce de brazos, al cual se sumó Rocío. Cuando la vio, Macarena abrió sus ojos enormemente, y gritó como nunca antes...¡No lo podía creer!.
- ¡¡Amiga!! ¡Ay, no la creo! ¡¿Qué hacés acá, boluda?! ¡Te amo, te amo! ¡Te extrañaba!.- gritaba Maca, mientras Rocío también sollozaba y le decía lindas palabras al oído.
- No sabemos por cuánto tiempo, pero estamos juntas otra vez.- comentó Celeste mientras las tres se abrazaban como en los viejos tiempos, sólo que esta vez, se agregó un hombrecito más de dos años aferrado a la pierna de su mamá.
Los pibes agarraron a Pache instantáneamente, y lo golpearon, lo felicitaron, lo deliraron y también lo insultaron. Estaban todos felices por su amigo, y tampoco lo podían creer.
- ¡Siempre pensamos que nunca te ibas a casar!.- gritó Ale.
- Terminaste siendo el más pollera de todos.- comentó Santino dándole un coscorrón en la cabeza, despeinándolo.
La fiesta fue en el Victoria Palace de Floresta, un salón hermoso, decorado como si fuera la Edad Media por fuera, pero por dentro era todo un lujo actual, con luces led en el suelo y también por todo el salón. Pasaron un video de fotos donde Maca y Pache eran pequeños, donde se conocieron en el jardín de infantes, hasta que fueron creciendo. En cada imagen se pudo notar el cambio de cuerpo de Macarena, el cambio en su rostro ante la felicidad que estaba acercándose a su vida y cómo dejaba la oscuridad atrás. En Pache se pudo notar una sonrisa más relajada, de sencillez, de tranquilidad al saber que ya había encontrado a la mujer de su vida, principal temor de su adolescencia, aunque nunca lo haya plasmado...Nuevamente, amigos y amigas lloriqueando, haciendo comentarios y aplaudiendo cosas graciosas del video.
Durante la noche, los tíos molestos de Pache ya habían hecho notar su presencia tirándole una torta en el rostro al novio, revoleando a Macarena por el techo y molestando a Thiaguito hasta hacerlo llorar. Nadie los soportaba ya.
En un momento, el tío Arnaldo se sobrepasó con Malena. Cada vez que pasaba por delante de él, le decía una grosería. No sólo era desubicado, sino también depravado por tener ochenta años y decirle guarangadas a una joven de diecinueve...Ya no se justificaba la borrachera. Alejandro lo soportó una, dos, hasta tres veces...Pero a la cuarta se la terminó agarrando con Malena, diciéndole adelante de todos que era una puta y le daba vergüenza estar con ella. Acto seguido, Malena le golpeó la cara de una trompada y se retiró corriendo y llorando del salón.
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ENTRELAZADOS
RomanceLos hechos y personajes de la siguiente texto-novela no son reales, pertenecen a una historia de ficción. Cualquier semejanza con la realidad es pura coincidencia. Rocío tensa por lo que está por presenciar y no saber cómo reaccionar. Lautaro ansios...