Felipe llegó a la casa de Celeste alrededor de las tres de la mañana. Ella, sigilosa, bajó las escaleras y lo hizo pasar. Ambos subieron a la habitación de la joven y salieron al balcón que tenía allí para que sus padres no puedan oír nada. Por las dudas, cerró la puerta con llave.
Los dos se sentaron en las sillas de mimbre que había en el balcón. Felipe se prendió un cigarrillo. Este gesto le hizo acordar a Bauti aquella noche de la fiesta en el club.
Con una cerveza en el medio y mirando las estrellas, ambos hablaron de su vida. Felipe le contó de sus experiencias en Estados Unidos, sobre la gente que conoció y todo lo que aprendió. Celeste le insistió en que le hable un poco en inglés ahora que lo hacía tan perfecto, pero él no quería acceder.
- Dale, malo, ¡decime algo! ¡Alguna pavada!.
Y Felipe no quería, le daba un poco de vergüenza. Celeste continuó insistiendo hasta que logró su cometido.
- I love you.- dijo él, y se hizo un silencio atroz. Celeste tosió para distender la situación, y tomó un vaso de birra. Estaba tan fría que la hizo temblar. Luego de este acto, le tocó el turno a ella de contar su parte. Fue sincera con él y le comentó lo mucho que le había costado superarlo. También le informó cuando Bautista entró a su vida, lo bien que le había hecho y lo contentos que estaban juntos. Mencionó la muerte de la abuela Haydée y Felipe dejó notar una mirada triste.
- Qué bajón...Pobre pibe. Le pasó de todo.
Celeste asintió, apesadumbrada y decaída.
- Sí, por eso tengo que estar con él más que nunca.
Nuevamente, el silencio se apoderó de la situación y fue Celeste quien decidió romperlo otra vez.
- ¿Qué onda que estas semanas no apareciste? No pensé que...
- ¿Que te iba a dejar de joder tan fácil?.- sonrió Felipe.- Ni ahí. Es que fui a ver a mis tíos a Córdoba.
Celeste se rió debido a que estaba recordando miles de momentos en esa casa de Villa Carlos Paz.
- ¡Qué lindo! ¿Cómo anda tu tío Andy, Norma y los demás?.
A Felipe le agradó mucho la pregunta de Celeste, señal que no se había olvidado de todas las vacaciones que habían pasado allí, donde fueron tan felices...
- Muy bien. Me preguntaron por vos y...No supe qué decirles, claro.
- ¿Cómo que no?.
- Esperaban que fuera con vos.
¡Otra vez los malditos silencios! Cada vez Celeste comenzaba a detestarlos más. Felipe se puso de pie y se acercó al borde del balcón, apoyándose en la baranda.
- Yo no me alejé de vos porque quise, Celes. Yo te propuse venir conmigo y no quisiste...
- Y no, Felipe.- dijo ella, interrumpiéndolo.- ¿Cómo me voy a ir, tan sólo con diecisiete años? Encima no tenía laburo, no había ni terminado el colegio...¡Era ilógico lo que me pedías!.
- Pero yo no tenía opción y lo sabías.
- Sí que la tenías. Podías quedarte acá y estudiar como hacen todos, pero preferiste irte y me dejaste. Me dejaste sola como un perro.- Celeste no hablaba triste, sino que se mostraba fuerte. Ya no le dolía hablar del tema, ya no lloraba.
- No te quise dejar, vos lo sabés muy bien. Sabés los mandatos de mi familia, las obligaciones, lo que me exigieron toda la vida. Conociendo eso, lo tendrías que haber respetado.- retrucó Felipe. La muchacha se levantó de su asiento y se paró al lado de él, mirándolo fijo.
ESTÁS LEYENDO
ENTRELAZADOS
RomanceLos hechos y personajes de la siguiente texto-novela no son reales, pertenecen a una historia de ficción. Cualquier semejanza con la realidad es pura coincidencia. Rocío tensa por lo que está por presenciar y no saber cómo reaccionar. Lautaro ansios...