- Por favor, Bauti, vení.
Bautista caminaba velozmente por la calle rumbo a su casa, mientras Celeste lo corría para alcanzarlo. El muchacho no se volteó para verla ni una sola vez.
- Escuchame un segundo, mi amor, por f...
Bauti comenzó a reír irónicamente, hasta que frenó su caminata, se volteó y miró a Celeste fulminantemente.
- ¡¿Mi amor?! ¡Mi amor! ¡Mi amor me dice!.- sigue riéndose.- ¡No podés más, eh!.- continuó corriendo.
Celeste se acercó más a él, agitada por la corrida.
- Dejame que te explique, por favor.
- No hacía falta que hagas toda esa pelotudes en la calle. No hacía falta que te escondas de mí. No hacía falta que me mientas.
Celeste comienza a hacer puchero.
- ¡No hagas puchero!.- si había algo que a Bauti lo derretía, era la carita de su novia cuando estaba a punto de llorar.- Dejame, Celeste, todo bien. Dejame solo.
- ¡Necesito que me escuches una vez!
- ¿Para qué? ¿Para que me digas que ya está? Ya sé que fracasé, no necesito que tampoco me lo afirmes vos.
Celeste continuaba llorando y haciendo puchero inintencionalmente.
- Yo fracasé.- dijo la morocha entre sollozos, sentándose en el cordón de la calle.
Bautista se quedó parado, inmóvil, mirando fijo a Celeste que se tapaba la cara mientras lloraba. Ninguno de los dos se animaba a hablar, tampoco había mucho que decir. En un momento, Celeste levantó la cabeza y miró a Bauti.
- No me lo comí.
Bauti miró para abajo y se quedó callado, ignorando lo que había dicho Celeste.
- ¡No me lo comí, dije!
Bautista respiró hondo una vez más, y se sentó al lado de Celeste. No quería llorar, no debía hacerlo, pero...las lágrimas brotaron sin permiso de su rostro.
- ¿Lo amás a él todavía?
Celeste miró al cielo. Lo que más temía era que Bautista le haga esa pregunta. Tan sólo optó por el silencio, y dicen que el que calla otorga...
Bautista sonrió con desgano de manera irónica, se levantó y miró a Celeste.
- Perfecto. Justo entendí todo cuando no había más nada que entender. Chau, Celeste.- el joven puso las manos en los bolsillos y se fue caminando a su casa, dejando a Celeste detrás, lloriqueando, sola.
El abrazo entre Nicolás y Rocío fue muy largo. Decidieron encontrarse en el parque alrededor de las tres de la tarde, una vez que Nico ya estuvo bastante tiempo en su casa y lo dejaran salir. Ambos se sonrieron todo el tiempo, se estrecharon los brazos mutuamente y de manera fuerte. Nicolás no tenía palabras para agradecerle a la rubia lo mucho que se la jugó y se arriesgó para lograr que él salga de la cárcel.
- ¿Cómo te imaginaste que yo no había sido?
- No lo imaginé...- silencio.- Simplemente lo sabía.
Los dos jóvenes se abrazaron de nuevo y caminaron por el parque un largo rato contándose las experiencias vividas estos días que no se habían visto. Rocío le contó a Nico de la fiesta, de la presencia de Felipe, de la relación de Maca y Pache y de lo que le había dicho a Lautaro para que no la joda ahora a la tarde.
- Le dije que tenía que preparar cosas para el primer día de facultad mañana.- sonrió.- La verdad no me gusta mentirle, pero no me quedaba otra.

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ENTRELAZADOS
RomanceLos hechos y personajes de la siguiente texto-novela no son reales, pertenecen a una historia de ficción. Cualquier semejanza con la realidad es pura coincidencia. Rocío tensa por lo que está por presenciar y no saber cómo reaccionar. Lautaro ansios...