Capítulo 39

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- ¡No! ¡No! ¡¡Pero la re concha de la lora!! ¡Yo me tengo que matar!.- vociferaba Vera mientras tocaba un montón de teclas formando palabras sin sentido, para evitar que Nicolás vea la foto de la pantalla con su propia conversación.- ¡¡Soy una idiota!! ¡No puede ser!.- y entre más insultos y bajezas dedicados a ella misma e incluso a su celular, escuchó que acababa de sonar. Él había respondido, pero no quería leer. No se animaba a ver lo que había del otro lado. ¡Estaba todo tan bien, iba todo tan encaminado! Era obvio que algo tenía que arruinar ese momento, pero nunca creyó que sería por culpa de ella misma y su descuido que acababa de llevar a que Nicolás, del otro lado, se mate de risa...¡O peor! ¡Que piense que era una desesperada! Lo que menos quería lograr Vera era que él se avive de sus sentimientos. No le agradaba en absoluto que él pueda llegar a pensar que era una rapidita o fácil.

Nicolás estaba feliz de haber visto del otro lado lo que le mandó Vera. Era una clara señal de que ella estaba hasta las manos con él. Además, le encantaba la idea de que se corrar el rumor de que la estaba chamuyando, así Rocío se enteraría y ahí abriría los ojos para darse cuenta de cuánto necesitaba estar con él. "Parezco una minita", pensaba Nicolás para sí, luego de contestarle a Vera.
Nicolás: Jajaja, me parece que te equivocaste, querida.
Vera: Sí, me anda mal el celu, ¡copia cualquier cosa!.
Nico, desde su casa, se reía demasiado de toda la situación, mientras Vera sudaba y se ponía cada vez más nerviosa.
Nicolás: Me imagino...Te dejo que me voy a bañar y a entrenar, después hablamos.
Y Vera decidió terminar la conversación ahí, sin responder nada. Estaba en un ataque de pánico por lo que había pasado, encima él le había respondido súper cortado. "Seguro se enojó y piensa que soy una tarada", pensaba, "no me va a hablar más".

Lauti decidió quedarse a dormir en lo de Ale, por más que al otro día se tenga que levantar a las seis de la mañana para ir a la facultad, con tal de que su amigo esté mejor y además le pueda contar todo lo sucedido con Malena. El gordo estaba bastante deprimido y desilusionado por todo, así que Lautaro prefirió dejar de lado por una noche todos sus sentimientos y cosas para contar así podía escuchar a su amigo y aconsejarlo para que no se deprima más de lo que ya estaba.
- Dale, gordo, ya fue. Sabías que había chance de que eso pasara.
- Sí, no sé qué me sorprende.- dijo el gordo de manera triste y apesadumbrada.
Alrededor de las dos de la mañana, Lauti se encontraba sentado en el sillón del living mientras los ojos se le cerraban, y a su lado, Ale comía unos pochoclos mirando "Diario de una pasión" y lagrimeaba en algunas partes. Cada vez que lo escuchaba lloriquear, Lautaro se despertaba sorpresivamente, lo escuchaba, lo apoyaba, se reía un poco para sus adentros por la situación, y se volvía a recostar.
- Ya fue, boludo, ¿qué me pasa? Estoy re gay.- dijo Ale mientras se secaba algunas lágrimas.- ¡Esto me pasa por juntarme mucho con vos que sos re minita!.- exclamó mientras le tiraba en la cara un par de pochoclos y Lautaro se los quitaba de encima.
Poniéndose de pie, Ale miró el reloj y comprobó que se acercaban las tres.
- Che, ¿no querés dormir? Te tenés que levantar re temprano.- le preguntó a Lautaro.
- Sí, tengo un sueño que me muero, gordo, pero si vas a llorar a cada rato no me puedo dormir.- contestó, pero Ale no lo estaba escuchando, sino que observaba boquiabierto su celular, mientras una sonrisa como la del Guasón aparecía en su cara.
De golpe, Alejandro se puso a saltar, a revolear más pochoclos al techo, y dándole besos en la cabeza a Lauti, quien lo sacaba con asco y rechazo.
- ¡Salí, puto!.- gritaba, mientras Ale lo seguía acosando.- ¿Qué pasó, Ale?.
Y una vez que el gordo se calmó, le mostró su celular.

Acostada en su cama sin poder dormir, Malena dio vueltas por toda su habitación en busca de algo para entretenerse. Primero se asomó a su ventana para disfrutar la noche y la luna llena que estaba increíble, después miró un video del torneo de volley 2013. Luego de eso, se dirigió al baño para maquillarse, arreglarse y se sacó fotos para subir a Instagram. Una vez que terminó de hacer todo eso, vio la hora y eran casi las tres de la mañana. Por suerte, al otro día no tenía colegio por paro de docentes, ¡así que zafó! No tenía que madrugar ni preocuparse por el horario en que se acostaba.
Se puso a ver sus contactos y encontró a Ale, e inmediatamente se acordó su gesto tierno al llevarle la cadenita y decidió hablarle. 
- ¡Hola! ¿Todo bien?.- le escribio, y cerró rápido la conversación.
No sabía por qué le había hablado, la verdad es que Malena estaba triste porque había tenido una discusión con Martín y este la había dejado...¡Otra cosa en su vida que fracasaba! Entonces pensó que hablar con Ale la distraería un poco. 
Alrededor de las cuatro de la mañana, y sin saber cómo, Ale y Malena estaban en la puerta de la casa de él. Ella estaba tan mal por lo que había pasado con Martín que le dijo a él si podían verse ya que no quería fastidiar más a sus amigas con sus mambos. Obvio que al ver la propuesta, el gordo inmediatamente aceptó.
- ¡Hola, Aleji!.- le dijo ella cuando lo vio. En sus ojos rojos se notaba que había estado llorando.
- Hola, Male. ¿Cómo estás? ¿Pasó algo que me citaste tan urgente?.- cuestionó Ale mientras la saludaba con un beso en el cachete, pero se moría de ganas de dárselo en la boca.
- Sí, pasó.- respondió ella.- Pero primero caminemos un poco y te cuento.
Así pasaron casi dos horas, caminando por el barrio. Ella le confesó muchísimas cosas suyas y él la escuchaba y trataba de consolarla. Malena le conto que Martín la había dejado por otra chica y Ale no lo podía creer. "¿Cómo puede ser que nadie valore a esa terrible mina? Si fuera yo, no la dejaría ir nunca", pensaba Alejandro mientras abrazaba a Male...

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