Capítulo 27

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Malena...Había escuchado hace poco ese nombre, le sonaba familiar. No tenía ninguna conocida que se llame así, y tampoco alguna pariente. Finalmente, la cabeza de Santino hizo un click y recordó la charla con Nicolás aquella noche en la comisaría, donde ambos se contaron el motivo de su estadía en aquella celda triste, gris y oscura. Recordó también lo loca que estaba esa chica, y el mal que le había hecho a ese pobre pibe de ojos claros con cara de bueno. Santino se quedó inmóvil, mirando el suelo de la ambulancia. Malena se acercó un poco a él y lo miró.

- ¿Estás bien?

Santino asintió y se puso de pie fuera de la camioneta blanca y verde.

- Me tengo que ir.

- ¡Pará! ¿Te voy a volver a ver?

Santino se encogió de hombros, le echó una sonrisa leve, puso sus manos en los bolsillos y se alejó de la ambulancia, rumbo al auto de su tía. 

Malena lo observó alejarse, dudosa...Le había llamado la atención toda la forma de ser de aquel misterioso joven.

Pache se duchó (hace como tres días que no lo hacía), se cambió deportivamente para ir a la casa de Bautista e incitarlo a correr un rato por el parque. Era el último día libre para entrenar antes de empezar la facultad. Comenzó a caminar en dirección a la casa de su amigo, hasta que notó que le faltaba el celular. Se insultó a sí mismo por ser tan torpe de olvidarlo en lo de Maca, así que decidío caminar unas cuadras más e ir a lo de su novia a buscar su teléfono.

Confiaba muchísimo en su novio y no dudaba de él en absoluto, pero tener el celular de Pache enfrente de sí, generaba mucha intriga en Macarena, más que nada para querer chusmear lo que hablaba con los amigos. El patrón de contraseña era una "M", gesto que le pareció muy tierno a Maca y no sabía cómo lo había adivinado, pero ya está: finalmente tenía el celular de Pachetti en sus manos, y quería ver todo. Comenzó por las fotos: salidas con los chicos, imágenes tiernas con Macarena, mil fotos de su perra y un montón más de partidos de fútbol. Finalmente, ocurrió lo que tanto temía Pache: le habló su amante justo cuando su novia tenía el celular encima. La tenía agendada como "Tía Nelly" y Maca conocía perfectamente a la familia de Pache, y nunca le nombró a ninguna "Tía Nelly". Cuando la muchacha abre el WhatsApp, la tal "Tía Nelly" le había puesto: "Hola, bombón. Supongo que ya estarás en tu casa...Te paso a dar unos besos antes de que vuelvas con la gorda?". Macarena rápidamente abrió la foto de la joven y recordaba haberla visto en algún lugar...Aquella colorada estaba en la fiesta del club la noche anterior, esa muchacha que bailaba descontrolada como si no hubiera un mañana y llamaba la atención no sólo por su cabellera, sino también por su espíritu de bailarina y su cuerpo maravilloso.

De repente, en un segundo, Macarena se encontraba en su baño cortándose las venas. Cada vez sentía más dolor, pero ni siquiera cortarse la estaba haciendo sentir bien. Nuevamente se sintió debilitada, perdiendo mucha sangre. Tomó unas gazas del botiquín y se las colocó en el brazo, ajustadamente para que no brote más sangre y el dolor cese. Una vez que su brazo quedó sujeto y fuera de peligro, se sentó en el suelo y recuperó un poco la respiración y la consciencia: le había bajado la presión. 

La palabra "gorda" le seguía dando vueltas por su cabeza constantemente, y más aún esta inesperada situación. ¿Pache la estaba engañando? ¿Su Pache? ¿Aquel joven que le decía las cosas más lindas del mundo y mentía para quedarse a dormir con ella, abrazados los dos? ¡No podía ser posible! ¡No podía tener tanta mala suerte!.

Y después entendió todo. Era evidente...¿Cómo alguien de la popularidad de Pache iba a darle bola a una gorda depresiva como era ella? ¿Cómo pudo haberse creído eso? Era sabido que Pachetti no sentía nada por Macarena, y que solamente se puso de novio con ella por lástima y por culpa de que casi murió por él...¡Fue tan ilusa! Una vez más, le habían fallado. La única persona en la que confiaba le rompió el corazón, y esta vez ya no había vuelta atrás.

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