Capítulo 36

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La situación no fue para nada cómoda. Tanto Rocío como Lautaro se pusieron de pie y miraron a Nicolás, quien clavaba una mirada fulminante en la rubia. Ninguno se atrevía a hablar, pero a la vez tenían muchas cosas para decir. Lautaro, que no comprendía, decidió romper el silencio.
- Me imagino que no te vas a enojar, Nico, vos sabías que esto podía pasar.
Rocío quería que la tierra la trague. No sabía qué hacer para zafar de esta, y comprendía que si Nicolás abría la boca y le contaba a Lautaro todo lo que había pasado la noche anterior, ella debía predisponerse a olvidarse de ambos. 
Nicolás decidió no abrir la boca ni mirar a Lauti, sólo esperaba a que Rocío reaccione y diga algo. Cuando lo hizo, no fue lo mejor que pudo decir.
- ¿No era que tenías un almuerzo familiar?.
Nico puso sus manos atrás de su espalda, y comenzó a caminar alrededor de Lauti y Rocío.
- Desde que empezó todo supe que en vos no podía confiar, Rocío...Y no, no tuve ningún almuerzo familiar. Fue todo chamuyo para seguirte a vos y ver qué hacías. Pensé que me iba a encontrar con vos y Pedro, pero resulta que me encuentro que estás con Lautaro dándole el mismo discurso que me diste a mí ayer a la noche.
Acto seguido, Lautaro miró mal a Rocío.
- ¿De qué está hablando?.- le pregunto, en busca de una respuesta solucionadora que ella no podía darle.
- ¿Sabés lo que pasa, amigo?.- mencionó Nico mientras tomaba a Lauti del hombro.- Esta mina ayer me dijo que quería tener algo conmigo pero en secreto para no lastimar a nadie...
- Pará.- interrumpió Lauti.- A mí me estaba diciendo lo mismo.
Las lágrimas en los ojos de Rocío comenzaron a brotar, y cuando amagó a salir corriendo, apareció Vera en un costado, impidiéndole pasar.
- ¿Y a mí qué tenés para decirme? ¿Que no diga nada que anoche te vi chapando con Nicolás en el techo de lo de Bautista?.
La situación se estaba yendo completamente por la borda y Rocío no sabía cómo manejar esta cuestión. Había tres personas frente a ella, atacándola y culpándola por algo que evidentemente estaba mal. Ella no lo había hecho con maldad, simplemente cuando te enamorás de dos personas a la vez, las cosas se te escapan de las manos.

Nunca pensó que su vida se iba a transformar en este calvario en el cual Felipe sería el enemigo, y su única solución para descargarse era escucharse a ella misma mientras se duchaba o antes de dormir.
Antes de cenar, Celeste se pasó cremas por sus piernas como hacía cada noche luego de bañarse. En ese momento, entró Felipe a la habitación sin pedir permiso. La joven lo ignoró por completo y continuó haciendo lo suyo. Él se sentó a su lado y se limitó a observarla continuar con las cremas.
- ¿Podemos hablar bien?.- preguntó con temor mientras Celeste levantaba la vista para mirarlo.
- Me parece al pedo. No vamos a poder no pelear.- dijo ella.
- Dale, Celes, yo estoy viniendo dispuesto a hablar bien, sin peleas.- Felipe no se iba a rendir hasta aclarar las cosas. Luego, miró a un costado de la habitación y vio las valijas abiertas.- ¿Te vas a ir?.
Ella lo miró y notó aquellos ojos empañados, con profundo dolor y tristeza. Optó por no contestarle nada, simplemente se puso a jugar con su celular para tener algo que hacer y no verse obligada a responder su pregunta.
- ¿Querés que nos volvamos a Buenos Aires?.- propuso Felipe.
- No.
La respuesta lo había alegrado bastante, por más que haya sido corta y distante.
- No "volvemos" a Buenos Aires.- dijo Celeste haciendo el gesto de comillas.- Yo me vuelvo sola.

Santino, Bauti y Ale fueron los primeros en enterarse de lo que le pasó a Maca, porque cuando Pache avisó en el grupo, lo leyeron sólo ellos tres, ya que Nico y Lauti estaban en ese encuentro con Rocío, quien tampoco vio las llamadas de Sonia, la mamá de Macarena.
Los tres muchachos se juntaron en el hall del edificio a abrazar a Pache y alentarlo. No lloraba, pero se lo notaba muy triste y acongojado. Les contó lo que dijo el médico y lo que había pasado ese mediodía en la casa de su novia.
- Fue horrible, chabones. Nunca tuve tanto miedo, les juro.
Mientras Pachetti contaba todo, Santino recordaba cómo le había salvado la vida aquella tarde. Sintió que era una gran anécdota, así que esperaría a que Pache se alejara para contarsela a los otros dos y reírse un rato de cómo había terminado todo. Santino era el típico pibe que descomprimía situaciones tristes o incómodas contando alguna anécdota graciosa, generando un clima menos tenso.
Cuando Pachetti se alejó junto con Sonia para ir a comprar algo para comer ya que no tenían nada en el estómago, Santino contó lo que había pasado con Malena esa tarde luego de la comisaría. Bauti y él se reían, pero Ale estaba bastante serio. No sabía que Malena tuviera problemas de ataques de pánico. "Pobre...Me muero por ayudarla", pensaba en su interior.
- Che.- dijo Bauti interrupiendo sus pensamientos.- ¿Qué onda con Lauti y Nico que no responden?.- ya los habían llamado tres veces a cada uno y ninguno respondió.
- Re giles, deberían estar acá acompañando a Pache.- cuestionó Santi.- Debe ser más importante estar atrás del culo de Rocío.
Bauti se moría de ganas por contar lo que había pasado entre Nico y Rocío la noche anterior, pero optó por callarse, más que nada porque se lo había prometido a Vera.
Los tres muchachos se quedaron allí, esperando algún médico que informe algo, mientras Pache comía con su suegra.
En un momento, el celular de Bauti comenzó a sonar. Llamada privada de nuevo. El corazón se le paralizó, pero a la vez le latía más fuerte que de costumbre, así que ni siquiera entendía lo que pasaba en su interior. Salió afuera del hospital y atendió.
- Hola.
Otra vez el silencio del otro lado del teléfono.
- ¿Celeste? ¿Hola? ¿Sos vos?.- pero nadie respondía...

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