Capítulo 38

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A Pachetti se le caían las lágrimas en la cara, pero ya no eran de tristeza. 
Sonia ya no estaba enojada con Celeste, sino que agradecida.
Nadie entendía lo que había pasado, fue todo tan raro...Pero lo importante era que Macarena había despertado, y que encontrarse con la imagen de su mejor amiga que volvió de Estados Unidos para verla, fue una de las escenas más increíbles que ambas tuvieron en su amistad.
Ahora Maca ya no estaba en terapia intensiva, sino que al otro día la pasarían a sala común, donde podría recuperarse con la visita de sus amigos y sería todo mucho más fácil. Ya estaba haciendo caso a los médicos y además la comida que ingresaba en su cuerpo mediante los catéteres era totalmente aceptada por su organismo sin complicaciones.
Todos estaban felices con la vuelta de Celeste, y más aún ahora con lo que había logrado con Macarena. Nadie sabía cómo, incluso ellas dos no lo entendían, pero una tarde, mientras estaban charlando en el hall, Celeste dijo que lo que había hecho despertar a Macarena, era la fuerza del amor.

Vera estaba feliz. Nunca pensó que Nico le iba a hablar, mucho menos tirarle onda. Y además, a toda esta alegría interminable, se sumaba que Macarena había despertado. Bautista la había llamado por teléfono para contarle, pero no le explicó cómo había pasado, así que Vera ni siquiera se imaginaba lo que sucedió.
Cuando llegó al hospital con su auto, miró para adentro y no vio a nadie conocido, así que optó por llamar a Bautista y preguntarle dónde estaba. Él le contestó que estaba en el trabajo y en media hora salía e iría directamente al hospital, así que quedaron en encontrarse ahí. Vera accedió, pero primero iría a visitar a su amiga a la habitación. Cuando ingresó, allí estaban Pache y Rocío. Situación más incómoda no existía para Vera. Ella entró, tímida, y Pache la recibió de la mejor manera. Macarena también sonrió con las pocas fuerzas que tenía y Vera corrió a abrazarla.
- Me asusté mucho, amiga. Estoy feliz de que te hayas despertado.- le dijo a Maca.
- Gracias.- contestó.- Me contó Mariano que viniste siempre. Sos de oro.
Dedicándole una sonrisa, Vera miró a Rocío y la saludó con un gesto con la cabeza, pero la rubia no respondió y se puso de pie, yendo hacia afuera.
Vera decidió omitir esa actitud ya que lo único que le importaba era ver a Maca bien, y de paso contarle todo lo que le estaba pasando y las notas que había en la facultad. Pero, antes que eso, Pache le pidió si por favor podía ir a buscar a Lautaro a la puerta, que siempre se perdía. Vera sonrió y le dijo que no habría problema.
Una vez que salió de la habitación, vio llegar de la mano a Bautista junto a Celeste y, en medio de la caminata, se dieron un beso apasionante.

Rocío ya se había puesto de mal humor con la sola presencia de Vera en el hospital, así que decidió entrar cuando ella salió para saludar a Maca y Pache.
- Perdón, amiga, pero me voy. No tengo ganas de ver ciertas caras.- le dijo a Macarena.
- ¿No podés dejar de pensar en vos ni un segundo y quedarte con tu amiga que está bien después de estar a punto de morirse?.- dijo Pache estando fuera de sí.
Rocío le dedicó una mirada fulminante.
- Vos cerrá el orto.- le contestó.
- ¿Qué te pasa, gila? ¿Te vino?.- ¡Dios! ¡Cómo odiamos las mujeres esa pregunta! Nos pone el doble de mal humor, así que imaginen cómo estaba Rocío.
La rubia sentía que le salía fuego de las orejas, y estaba por responderle un diccionario de malas palabras, hasta que Maca interrumpió.
- Che, basta.
Sólo esas dos palabras bastaron para que la discusión se disipe y Rocío pueda irse en paz.

Aquella tarde como cualquier otra, Malena y sus amigas se habían juntado para jugar al voley ya que no había práctica ese día. 
Yamila, una de sus amigas, notó que Malena tenía el dije colgando de su cuello junto a su inicial, por lo que le preguntó qué había pasado con aquella cita.
A decir verdad, Malena no quería mentirles a sus amigas, de hecho nunca lo hacía. Le mentía a todo el mundo menos a ellas, así que esta vez no sería diferente.
Comenzó a relatarles lo que había sucedido, y todo el grupo comenzó a estallarse de risa, burlándose de lo que había hecho Ale. A Malena le caía muy bien el gordo, y valoró demasiado la actitud de la carta y de entregarle su cadenita, otro pibe ni la hubiera levantado del suelo. La realidad era que sí, que esperaba que sea otro pibe, pero no le había fastidiado que sea Alejandro.
Cuando todas sus amigas se burlaban de él, Malena no sabe cómo, sacó de adentro suyo un sentimiento raro que nunca había percibido. Notó que lo estaba defendiendo.
- No se rían tanto que el chabón se re portó, un dulce total. Ya quisieran ustedes que les hagan lo mismo.- y colocándose su mochila, se retiró del club.

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