Capítulo 14

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Malena seguía anonadada. Sentía que a pesar de que su cuerpo estuviera en la tierra, su alma se encontraba en las nubes. Hacía dos horas que Nicolás se había despedido, pero ella no paraba de dar saltitos y giros que interrumpían su caminar, como si estuviera representando un número de ballet en su propia casa.

Sus papás la miraban de reojo cada vez que pasaba para la cocina, no podían creer que esa sonrisa esté en la cara de su hija, quien la mayoría del tiempo hasta ahora se encontraba de un humor terrible.

Cuando encaminó hacia su habitación se dio cuenta que la estaban mirando, pero fingió no darse cuenta, no tenía tiempo para explicarles todo lo que había pasado ni por qué a partir de ahora Nicolás asistiría con mucha más frecuencia a su casa. Por el momento, las ganas de contarles la gran noticia a sus amigas se le rebalsaban del cuerpo. Sabía que no podía hacer esto, no podía traicionar la confianza de su novio desde los comienzos de su relación, por más ganas que tuviese de escribirlo en una bandera y hacerla flamear por toda la ciudad.

Cuando Nicolás se fue, Malena decidió tomarse una siesta que fue interrumpida luego de tres largas horas por su novio.

"Hola, linda. ¿Cómo dormiste?", mensaje de Nicolás que aceleró su ritmo cardíaco. En la habitación sonaba "Yo no tengo un instante, hueco de vos" y Malena sintió que no podía ser más justo y oportuno.

"Bien, ¡porque soñé con vos! ¿Y vos, gordo?"

"Perfecto, me cambio para ir a jugar pensando en mi novia...jaja contame, ¿qué soñaste?"

"Soñé que estábamos en el Rosedal de Palermo, caminando de la mano, y que de repente se largaba a llover entonces íbamos refugiándonos en los techitos de los negocios pero nos mojábamos igual y terminábamos a los besos abajo de la lluvia".

En realidad, Male no había soñado nada, pero le pareció divertido inventar una historia tierna que engomara aún más la conversación. Generalmente, los primeros días de noviazgo son excesivamente tiernos, y esta no sería la excepción. Además, Male era bastante fabulera.

Macarena, aún totalmente sorprendida por lo que sucedió con Pache, no podía creer cómo tan rápido sucedían las cosas. Tenía que ponerse a investigar cómo carajo se enteró de todo, pero no debía ser obvia. Llamó a Celeste reiteradas veces pero su celular estaba apagado. Llamó a Rocío, quien la atendió y le dijo "ahora no puedo" y le cortó. Pache estaba todo transpirado cuando fue a su casa ya que volvía de jugar a la pelota supuestamente, y decidió putearla de arriba abajo para luego irse como si nada. La dejó a Maca en una mezcla de dolor, odio y bronca. Dolor porque todavía Pache la quería ocultar de sus amigos. Odio porque era evidente que Celeste había abierto la boca en menos de un día. Y bronca porque Pache no la podía tratar así, no era justo. Le había dicho las peores bajezas, la trató de zorra, de atorranta, le dijo que era una hueca, una mala persona, que no confiaba más en ella. Ahora Macarena, nuevamente, quedaba completamente sola. Comenzó a pensar y replantearse qué había sucedido y cómo se había enterado, llegando por fin a la conclusión correcta.

Cuando se acercaban las siete de la tarde y Bautista seguía en su casa con Celes, todavía no se había percatado de que tenía que estar en veinte minutos en Avenida Boedo donde se encontraría con sus amigos para jugar un partido. Sólo era un amistoso (los partidos de campeonato se jugaban los sábados) y quizás por eso Bauti no le estaba dando importancia, hasta que su celular comenzó a sonar insistentemente. Era Nicolás.

- Hola, boludo, escuchame, ¿ya estás viniendo? Necesito que me hagas un favor enorme.

- Em, estaba en eso...Decime, ¿qué necesitas?

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