Celeste no pudo contener esas ganas locas de querer gritarle a los cuatro vientos a Bautista lo mucho que le molestaba su relación con Vera. A su vez, comprendió que era de egoísta hacerle cualquier tipo de planteo ya que confiaba plenamente en su novio, y además Vera no parecía ser una mala persona como para meterse en una relación ajena. Finalmente, Celeste decidió omitir este problema y escuchar a Bautista cuando le contaba la conversación con Vera. Como era de esperarse, él le pidió disculpas por interrumpir el lindo momento que estaban teniendo, y la morocha sólo se limitó a sonreír, asegurándole a Bauti que realmente no había ningún problema.
Continuaron toda la tarde juntos, y luego acordaron ir a cenar con Pache y Maca. La noticia de la creciente relación de Alejandro y Malena ya había llegado a oído de todos, pero como nadie aceptó juntarse esa noche a comer entre los amigos o a tomar algo en el club, Pachetti y Bauti decidieron hacer cena de parejas. Celeste y Macarena, por supuesto, estaban encantadas con la idea.
Conversaron de todo lo que podía pasárseles por la cabeza. Comenzaron chusmeando sobre las siguientes fechas en el club mientras las dos jóvenes arreglaban juntas para ir a verlo en algún partido. Después conversaron de Ale y Malena. Ninguno podía creer realmente que se hayan dado así las cosas. La realidad era que a Bauti un poco lo ofendía que Alejandro no le cuente nada, pero
por otro lado lo entendía. Todos tenían miedo de que el gordo salga lastimado, porque si había una persona que no se lo merecía, era él.
Casi terminando la noche y cuando el restaurante estaba por cerrar, las parejas se despidieron hasta el próximo encuentro. Pache acompañó a Maca a su casa, hicieron el amor y después siguió su rumbo ya que al otro día debía trabajar y ella ir a la facultad. La salud de esta última estaba mejorando notoriamente. Si bien aún seguía flaca y con las inseguridades de siempre, se encontraba un poco mejor y Pache la reconfortaba a cada segundo con palabras hermosas, y no le importaba en lo más mínimo que estén sus amigos adelante.
- ¿No tengo la novia más hermosa del mundo?.- solía decirle a todos mientras Maca lo miraba con un brillo en sus ojos imposible de disimular.
Por su parte, Celeste y Bauti no tenían nada de sueño, y si bien tenían que madrugar, optaron por caminar por el parque. Hace un par de días que no lo hacía, pero a él le agarraron terribles ganas de fumar. A Celeste esto no le agradaba en absoluto, pero por una vez decidió ceder ya que la situación se prestaba para fumar un cigarrillo mirando las estrellas. Caminaron por todo el parque en busca de algún árbol que sea cómodo para recostarse. En medio de su búsqueda, encontraron a un grupo de jóvenes riéndose muy fuerte, y en un costado un poco más alejada, una rubia que gritaba con dolor y angustia, agarrándose la cabeza, mientras otro chico la abrazaba fuerte e intentaba consolarla.
Después de estar varias horas hablando con Macarena, con otras amigas y también con Bauti, Vera llegó a la conclusión que no debía llorar más. Se bañó nuevamente por más que ya lo haya hecho ese día, se puso su pijama más lindo y bien cómoda se recostó en su cama. No quería llorar más y se daba cuenta que Nicolás no valía la pena. "Yo no soy juguete de nadie", pensaba Vera, pero muy en el fondo sabía que seguía sintiendo lo mismo por Nico, pero no era más que un amor idealizado, como si fuera un platónico. Le dolía mucho el pecho de tanto llorar, y en un momento se dio cuenta que ni siquiera era por Nicolás, sino porque le dolía haber sido rechazada así. La realidad era que Vera era realmente hermosa, y no había chico que la rechace, nunca le había sucedido...Y tampoco le había gustado mucho alguien. Pero con Nicolás sintió un flechazo instantáneo. No quería que Santino le tire onda como había querido hacer, o que cualquier otro la mire con ojos que no sean de amistad, simplemente Nicolás...Y justo él era el que no le daba bola. Lo sentía como un fracaso, como una derrota.
En medio de un estado de ensueño donde se encontraba casi dormida pero a la vez alerta a cualquier ruido que pueda ocurrir a su alrededor, Vera sintió la vibración de su celular sobre la mesita de luz. Encendió un velador y agarró su teléfono. Allí vio un mensaje de Nicolás larguísimo que decía:
- Perdoname por lo de hoy. Quise hacerme el vivo y creer que podía usarte para olvidarme de la otra, pero la realidad es que no te quiero lastimar. No quiero estar con nadie del entorno, no es que sos vos el problema. Sos hermosa y espero no haberte lastimado porque no fue mi intención. ¿Me perdonás?.
A Vera le comenzó a latir el corazón muy fuerte. Se encontraba nerviosa y temblaba. No sabía qué contestarle. Llamó emocionadísima a Macarena por teléfono contándole lo que pasó, y ella la aconsejó de la manera más común posible.
- No le contestes, boluda, es un gil. No te merece.
Pero Vera sabía que tenía que contestarle algo. Quizá ahora lo mejor era irse a dormir para dejarle la intriga a él, y recién al otro día pensar bien qué ponerle.
Obviamente que esto no lo pudo cumplir porque moría de ganas de que él lea lo que ella le iba a escribir, así que en menos de un minuto le respondió lo siguiente:
- Todo bien.
Del otro lado, Nicolás se mordía los labios casi haciéndolos sangrar por haberse arrancado las cascaritas. Pensó que Vera le pondría algo más interesante, le sacaría más charla, pero no lo hizo. No podía aguantar las ganas que tenía de sacarle más conversación y ver si realmente lo había disculpado por la situación incómoda que generó hoy, y por hacerla venir desde Pilar simplemente para desilusionarla por completo. Pensó largos minutos, mientras Vera sufría porque le había clavado el famoso "visto".
- ¡No lo puedo creer, Pedro! ¡Sos un forro de mierda!.- gritaba Bautista sin parar. Repetía una y otra vez lo mismo, pero no podía sacarse de su cabeza la imagen de ver a él aspirando cocaína mientras Rocío estaba casi tendida en el pasto con los ojos dilatados sin entender nada.
Como Santino tenía auto, Celeste lo llamó urgentemente para que los vaya a buscar al parque y así poder trasladar a Pedro y Rocío que estaban, sobre todo ella, casi inconscientes, perdidos en una nube.
Cuando llegaron a la casa de los Mayer, Bautista se puso como loco y no frenaba su catarata de insultos hacia Pedro. Estaba completamente desilusionado y triste. No entendía cómo su hermano podía mentir así y fallarles a todo.
- ¿Sabés lo que sos? ¡Un drogadicto del orto! ¡Y eso no lo vas a cambiar nunca! ¡¡¿Encima metés a una amiga en todo esto?!!.- gritaba más y más.
Pedro lo observaba y sonreía de costado. Ya harto de su irrespetuosidad y por fastidiarlo todo el tiempo sin hacer caso a todo lo que Bautista decía, éste lo tomó del pelo y lo tiró para atrás, sacado completamente de quicio.
- Escuchame una cosita, Pedro. Yo no te voy a bancar más con nada. No quiero que vivas más acá si vas a ser un drogadicto de mierda, ¿me escuchaste? No me merezco eso, y me mentiste un montón.
Entrando en razón, Pedro lo escuchaba un poco más atento pero también furioso porque le estaba jalando muy fuerte del pelo. Cuando por fin Bautista notó que su hermano lo escuchaba con atención, recién ahí lo soltó y pudieron hablar de igual a igual.
Rocío se sentía aturdida y la cabeza le daba vueltas, así que se levantó de la silla como pudo y, acompañada por Celeste y Santino, fue al comedor. Automáticamente se puso a llorar. Celeste se puso de cuclillas a su lado y le acariciaba el pelo mientras Santino usaba el celular mientras escuchaban lo que la muchacha tenía para contar.
Confuso pero a la vez excedido por un impulso fugaz, Nicolás llamó por teléfono a Vera. Notó del otro lado que tardaba en responder, seguramente haciéndolo a propósito para no parecer desesperada.
- ¿Nicolás?.- preguntó ella al atender.
Él sonrió, y del otro lado del celular se notó esa simpatía.
- Sí, hola...- dijo, y no se atrevió a acotar más. Vera del otro lado también quedó en silencio sin saber cómo seguir, hasta que Nico se atrevió a romper esa incomodidad.- Me sentí mal todo el día por lo que pasó. La verdad es que...
- Ya fue, Nicolás, te dije que estaba todo bien.- dijo ella marcando cierta distancia. Quería demostrar ser fuerte y que él no le interesaba, pero le costaba muchísimo y por dentro moría de amor.
- Es que...Me di cuenta de muchas cosas.- retrucó él.
- ¿De qué?.- preguntó Vera con curiosidad.
Se sintió del otro lado cómo Nicolás respiraba hondo y pensaba mucho en lo que iba a decir. Eligió sus palabras con sumo cuidado, pero al momento de decirlo y explayar sus sentimientos, esto cambió por completo.
- Quiero estar bien. No quiero sufrir más por amor...O al menos lo que yo creo amor.- dijo él.
- Yo tampoco quiero sufrir, pero todos los pibes con los que me engancho resulta que ya tienen historias pasadas que no pueden soltar, y eso no me hace bien. Ya sé cómo va a terminar esto, y no quiero que pase lo mismo porque yo sufro mucho.- comentó Vera sin dudarlo.
Nicolás la escuchó atentamente, y cuando terminó, optó por lo que consideraba lo mejor para él.
- Mirá, Vera, me voy a tirar a la pileta de cabeza y no me importa si me choco contra el piso.
- ¿De qué hablás?.- dijo ella.
- Si salís a tu balcón te vas a dar cuenta de lo que hablo.
Vera no comprendía nada. Ya le estaba pareciendo que todo esto era una broma maligna de Nicolás, y que la estaba delirando desde el otro lado del teléfono. La joven de todas formas quiso sacarse sus dudas, abrió las puertas que dirigían al balcón de su habitación y allí lo vio a Nicolás, parado delante de ella, con una caja de chocolates Ferrero Rocher que tenían un sobre pegado. Vera quedó boquiabierta, muda por completo, sin poder creer lo que estaba viendo. Cortó el celular, y lo tiró hacia la cama, sin quitar un segundo la mirada de los ojos de Nicolás.
- ¿Qué hacés acá?.
Realmente no lo podía creer. Se había recorrido en colectivo unos cincuenta kilómetros para ir hasta la casa de ella, sorprenderla con una caja de chocolates, y encima trepar a su balcón para darle una sorpresa...¡Esto era realmente increíble!.
Sin decir una palabra, Nico se acercó a ella y le dio la caja de chocolates. Ella abrió el sobre y adentro decía, con una letra de hombre horrenda y difícil de entender: "¿Me das una oportunidad?". Los ojos de Vera se empañaron. Sentía que estaba en un sueño del que jamás quería despertar. Pero no. Ésta era la realidad, y Nicolás se había dado cuenta de la chica que se estaba perdiendo por otra que no lo valoraba en absoluto.
El joven se acercó a ella, le dedicó una de esas sonrisas llenas de cariño y promesas amorosas que pocas veces son reales, pero ésta parecía pura y sincera en absoluto. Nico puso sus manos en la cintura de Vera, mientras le corría un mechón de pelo de la cara y la miraba.
- ¿Podemos intentarlo yendo despacio y de a poquito?.- le preguntó.
Ella sonrió como hace mucho tiempo no le sucedía, y sellaron ese hermoso momento en un cálido beso que terminó en una tarde donde miraron películas, merendaron juntos, hablaron de todo, subieron fotos juntos a las redes sociales sorprendiendo a todos y, por supuesto, comieron los Ferrero Rocher.
Malena, Alejandro y Lautaro se encontraban tomando una gaseosa en el buffet del club, como solían hacer. La jovencita y el gordo se la pasaban acaramelados, a los besos limpios sin importarles que Lautaro esté en medio de una anécdota. La verdad era que resultaban ser bastante molestos y pesados, pero a Ale nadie se atrevía a decirle nada por todo lo que le costó estar bien con Malena.
- Y no sé, ¿vieron? Yo quiero hablar con ella, verla. Me muero de ganas de hacerlo, pero quedo como un tarado y todos me van a tratar de cornudo de nuevo.- decía Lauti en referencia a Rocío.
- Pero si ella no te cagó nunca, amigo.- acotó Ale.
- Sí, ya sé, pero todo lo que pasó...¿Quién me asegura que no se va a enganchar con otro de nuevo?.- dudaba continuamente.
- Mirá, Lautaro.- dijo Malena.- Las mujeres somos de por sí histéricas, y Rocío y yo somos más que el resto me parece.- agregó entre risas mirando a Ale y acariciándole la mano.- Pero lo que pasa acá es que llega un momento que te das cuenta que estás perdiendo a una gran persona, a la que creés el amor de tu vida, y todo lo malo que hiciste en un pasado ya queda de lado, ¿entendés?.
Las palabras de Malena sonaron sinceras y eran totalmente ciertas. Rocío misma el otro día había notado las famosas mariposas en la panza que le hizo sentir haberse cruzado con Lautaro, y fue por el único que sintió eso, porque ver a Nicolás no le generó nada, y Santino mucho menos ya que era un amigo. Por supuesto, Lautaro todo esto ni se lo imaginaba, pero igual había cedido a juntarse con ella para hablar. Malena y Alejandro lo impulsaban a que lo haga, sin dudarlo.
En medio de la conversación, sonó el celular de Lauti, y cuando lo respondió, la pareja vio cómo se levantaba del asiento y la cara se le transformaba. Se había puesto completamente pálido. Les comentó rápidamente a los dos lo que pasó, y se fueron los tres corriendo a la casa de Bautista.
No lo dudó un segundo más. Bautista llamó al centro de rehabilitación de Pedro, mientras éste se bañaba, pensando que ya había finalizado todo. No era así: estaba comunicándose para que se lo lleven de nuevo, y prometieron ir a buscarlo en menos de veinte minutos para que no se escape ni nada.
Celeste abrazó a su novio que todavía estaba muy tenso y nervioso. Luego le dio un beso reparador y le hizo una caricia en el brazo.
- Todo va a estar bien, amor.
- Siento que le estoy fallando. Me va a odiar cuando vea que llamé a la clínica.- decía Bauti apesadumbradamente.
- Es lo mejor que pudiste hacer. Sos un hombre con todas las letras.- le decía Celeste para reconfortarlo.- Estoy orgullosa de vos, y esto es lo mejor para tu hermano, para salvarle su propia vida y que no siga empeorándose, y mucho menos a los demás.- acotó mientras ambos miraban a Rocío que seguía balanceándose y agarrándose la cabeza con desesperación. Santino le había colocado paños fríos en la frente para que se vaya relajando, y de a poco la rubia lo estaba consiguiendo, pero todo se desmoronó cuando vio a Lautaro ingresar por la puerta.
El joven automáticamente saltó sobre ella, la arropó y la abrazó fuerte.
- ¡Mi amor! ¡Rocío! ¿Estás bien? ¡¿Qué mierda pasó?!.- gritaba Lauti sin parar.
De repente, la casa de Bautista se había convertido en un desastre de gente: él, Pedro, Celeste, el gordo Ale, Malena, Santino, Rocío y Lautaro. Con lo tensa que estaba la situación, que haya tantas personas en la casa no ayudaba demasiado.
Poco a poco, Rocío fue entrando en consciencia. Se dio cuenta del terrible error que había cometido, de lo mucho que había arruinado su vida en este último año, y todo eso lo notó cuando miró a Lautaro a los ojos y comprobó que no debía perderlo más, pero que a la vez algo en su interior le decía que debía continuar sola en busca del verdadero amor.
Malena no quería más conflictos con nadie, así que mientras todos consolaban a Rocío y la calmaban para que vuelva a entrar plenamente en sí, fue a la cocina y le preparó un café con leche. Cuando se lo trajo, extendió la mano para ofrecérselo. La rubia levantó la vista y la miró a los ojos fijamente.
Momento de tensión.
Rocío le dedicó una sonrisa un tanto forzada, porque si bien le creía que ahora estaba cambiando gracias a Alejandro y después de los duros golpes amorosos que recibió en su vida, aún la joven pensaba que podía haber llegado a ponerle veneno al café, o algún laxante. Sin embargo, prefirió confiar en ella y le dio un largo sorbo que la reconfortó.
- Gracias.- le dijo sinceramente, y Malena le devolvió el gesto con una sonrisa.
Luego de varias charlas serias donde todos exponían sus sentimientos con lo sucedido aquella tarde, las parejas comenzaron a separarse. Celeste y Bautista se dirigieron al patio para conversar en privado, y así también él se fumaba un cigarrillo mientras le daba a su novia largos besos llenos de nicotina. Por su parte, Alejandro y Malena fueron a la cocina a hablar entre ellos y chusmear, también el gordo tenía muchas ganas de merendar así que se preparó un sándwich de jamón y queso.
Luego, los cuatro se encontraron en la cocina cuando Celes y Bauti ingresaron, y como Malena estaba chusmeando el twitter, vio la foto que subió Vera con Nico seguido de la frase: "Si todo es una foto, yo quiero estar al lado tuyo ♥". Automáticamente Bautista sintió en su interior una punzada de angustia. No quería que Vera esté con Nicolás, sabía que él iba a dañarla y la realidad era que ella no merecía algo así. Era una persona muy buena y con muchos principios y valores que debían ser respetados, pero Nicolás no era más que un calentón que sólo quería usarla para olvidarse de Rocío. No iba a permitir eso en absoluto, pero sin embargo no demostró nada en su rostro, aunque Celeste percibía y ya sentía celos anticipados, sobre todo cuando vio que le estaba mandando un mensaje a Vera poniéndole: "¿Así que estás con Nicolás? Te felicito. Sean felices. Chau".
Y por último, Rocío abrazó fuerte a Lautaro, y le pidieron permiso al dueño de la casa para ir a hablar a la habitación de arriba. Una vez que subieron, ambos se abrazaron fuertemente una vez más, completamente en silencio, sólo escuchando sus respiraciones: ambos estaban agitados y tensos, pero ese simple abrazo había calmado muchas angustias.
Cuando se separaron, se agarraron de las manos y se sentaron juntos en la cama, mirándose. Rocío se puso en posición de indio y comenzó a llorar, mirando para abajo. Lautaro sacó de su bolsillo un pañuelito descartable y se lo ofreció. Ella le sonrió tiernamente.
- Siempre listo para todo, no me sorprende.- le dijo.
- ¿Estás mejor?.- preguntó Lautaro cambiando rotundamente de tema, casi haciendo caso omiso al comentario de Rocío.
Ella asintió y se secó las lágrimas con el pañuelo.
- Quizá hoy no sea el día. Mañana capaz tampoco...Pero espero que en algún momento podamos solucionarnos.- le dijo Lauti con suma ternura.
Rocío, a decir verdad, no sabía qué responderle. Moría de ganas de volver el tiempo atrás y haber evitado conocer a Nicolás, su exceso de alcohol una noche en el Álamo que generó que termine acostándose con Santino, y también haber conocido a Pedro que la llevó por un mal camino del cual a veces se cree que no hay retorno. Pero simplemente todo había pasado, y no hay relojes que indiquen el tiempo y den la vuelta hacia atrás. El presente era hoy, y con todo lo que sabía Lautaro de ella, ya era bastante admirable que aún le siga hablando. Si lo hacía, era evidente que era porque aún la apreciaba mucho. Y eso era correcto. Y Rocío lo sabía. Y Lautaro sabía que ella lo sabía.
- Yo...- comenzó a decir ella de manera dubitativa. No tenía bien en claro sus palabras, así que optó por dejarse llevar por sus impulsos y decirle lo que sentía.- Me arrepiento un montón de todo lo que hice este tiempo.
- ¿Qué hiciste en este tiempo?.- cuestionó Lautaro haciéndose el desentendido.
Rocío revoleó los ojos.
- No me hagas decirlo, ya sabés a qué me refiero.
Lauti le sonrió de costado, y como ella amagó a mirar para abajo, él la tomó de la pera subiéndola a la altura de su rostro, y la miró fijo.
- A veces estos deslices en las relaciones pasan...No te odies por eso.
- ¿Cómo no me voy a odiar con todo lo que hice?.- retrucó Rocío.- Me porté como una tarada. Flasheé banda de amor con Nicolás, que nada que ver. Estuve con Santino que ni me acuerdo y encima no lo conocía en su momento, y para colmo ahora es mi amigo...Y encima...Encima ahora esto de Pedro...- la joven estaba realmente avergonzada, así que tomó su rostro con ambas manos y continuó sollozando.
Lautaro sentía estacas clavadas en su corazón cada vez que Rocío repetía los errores que había cometido. Nunca superaría el dolor que eso le causó, las noches enteras que miraba el techo en busca de conciliar el sueño pero sin alcanzarlo por pensar continuamente qué pasó con su relación que se disolvió tan fácil y tan rápido.
- Yo te perdono por todo.- le dijo Lauti muy seguro de sí.
- ¿Por qué me perdonás?.
- Por venir y haberte ido. Por enamorarme. Por hacerme sentir las cosas más lindas y feas que conocí. Porque lo que lloré este tiempo por vos, boluda, no lo voy a llorar por nadie más. Y si no es con vos, no es con nadie.- la miró fijamente a los ojos.- Sos el amor de mi vida, Rochi. Y siempre va a ser así, hagas lo que hagas, pase lo que pase y sea lo que sea.
- Sigo sin entender por qué me das una oportunidad. Me parece raro que vos no te comportes igual que los demás, o al menos igual que Nico.
- La diferencia es que yo te amo todo el día, no sólo de a ratos o porque sos una rubia linda. Te amo de verdad por lo que sos como mujer.
Rocío no pudo soportar sus ganas locas de abalanzarse sobre él, así que lo hizo. Lo abrazó muy fuerte y le dio un beso lleno de pasión, lujuria y extrañeza, que dejó constatado cuánto se necesitaban el uno al otro.
- Siempre fuiste vos el correcto. En el fondo lo supe. Siempre lo supe.- mencionó Rocío sonriéndole.- Cada vez que me pasó algo malo, estabas vos ahí para protegerme, aunque en ese momento me estabas odiando en tu interior. Siempre fuiste vos la respuesta.
- La respuesta es el amor.
Esa noche, luego de que se llevaran a Pedro por la fuerza, lo cual fue una escena bastante triste y desagradable, los demás decidieron juntarse todos a comer. Bautista se encontraba un poco preocupado, pero por otro lado, sus amigos se esforzaron notoriamente en lograr que esté un poco mejor.
Malena y Rocío se llevaron muy bien en la mesa: conversaban mucho sobre ropa, viajes, y cosas que les gustan a las mujeres. Celeste no se sentía tan parte de eso porque era un poco distinta al resto con sus gustos, pero al menos había llegado Maca junto con Pache que contaban anécdotas de su relación que eran muy graciosas, entonces mantenían distraída a toda la mesa.
Todos estaban pasando una noche realmente linda, excepto Bautista. Casi ni formaba parte de las charlas, contestaba de manera distante y seco. Celeste en varias oportunidades intentó darle un beso o preguntarle qué le sucedía, pero sólo recibía de parte de Bautista malas contestaciones e incluso comentarios como: "no me jodas ahora, boluda". Cansada de insistirle, la morocha optó por serle indiferente el resto de la noche para evitar una pelea.
En medio de la cena, a Bauti comenzó a sonarle el celular, y lo tomó en sus manos. Cuando vio quién era, se levantó corriendo de la mesa y subió a su habitación para contestar.
Cuando Nico se fue de su casa, Vera se tiró en la cama y el corazón seguía latiendo muy fuerte. No podía creer nada de lo que le había sucedido, incluso se había pellizcado creyendo que todo era un maldito sueño. Pero no. Era la realidad, y ahora lo que pasaba era que estaba conociéndose un poco más con Nicolás.
El mensaje de Bauti la había tomado por sorpresa, y le resultó bastante mala onda, así que cuando lo leyó después de dos horas, lo llamó.
- ¿Qué?.- respondió su mejor amigo apenas atendió.
- Ay, boludo, ¿qué te pasa?.
- A mí nada, ¿a vos te pasa algo?.- le preguntó él con mala gana.
- Dios, Bauti, qué ortiva. Estoy re contenta por todo lo que pasó, ves la foto de Twitter y me contestás así re mala onda, mandándome encima un mensaje horrible.- dijo Vera.- ¿No te alegrás por mí? ¿De que por fin puedo estar con el pibe que me gusta?.
- No.- dijo Bautista muy enojado.
- ¿Por qué, a ver? ¿Qué problema tenés?.
- Porque te quiero sólo para mí.- respondió Bautista...
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ENTRELAZADOS
RomanceLos hechos y personajes de la siguiente texto-novela no son reales, pertenecen a una historia de ficción. Cualquier semejanza con la realidad es pura coincidencia. Rocío tensa por lo que está por presenciar y no saber cómo reaccionar. Lautaro ansios...