CAPÍTULO VII

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Cuando finalmente llegamos al hospital privado de la ciudad luego de varios minutos tensos de camino, y de quejas de dolor por parte suya; estaciono el auto en la entrada de emergencia y salgo del mismo en rumbo a la recepción para pedir ayuda, y que puedan atender a Leo. Al entrar al lugar observo a una enfermera y rápidamente me acerco a ella.

— Señorita, necesito ayuda —digo al llegar a su escritorio.

— ¿Cuál es su emergencia? —cuestiona de inmediato.

— Mi jefe ha sufrido un accidente y está en el auto —le hago saber.

— De acuerdo, mandaremos una camilla enseguida —manifiesta y en ese instante escucho como hace una llamada al personal del hospital. —Ahora bríndeme los datos del paciente, por favor —me pide, por lo que le doy todos los datos de Lionel, y luego de lo que parecen pocos, al ver hacia la puerta aparece él en una camilla con varios enfermeros rodeándolo.

Trato de acercarme un poco, pero por la rapidez en que lo llevan no puedo observarlo muy bien, aunque si puedo divisar que al parecer se ha desmayado, y eso me empieza a preocupar y ponerme demasiado nerviosa. Trato de seguirlos, pero una vez cruzan las puertas de la sala de cirugía un doctor se interfiere en mi camino y me impide continuar.

— Señorita, debe de quedarse aquí —suelta. — Nosotros llevaremos al paciente a la sala de revisión en este instante, él ha quedado inconsciente debido a todo el alcohol en su sistema, por lo debemos hacerle un lavado, para limpiar todo el alcohol en su organismo y cerrar la herida de su extremidad inferior.

— Entiendo —digo algo aturdida tratando de procesar la información. — ¿Me podrían mantener informada de todo lo que ocurra por favor? — le pido con evidente preocupación en mí tono de voz.

— Sí, señorita...

— Coleman, Gianna Coleman— termino por él y este asiente.

— Le estaremos informando el estado del joven en el transcurso de las horas, con permiso —se despide, y dicho eso desaparece detrás de las puertas.

Mierda, ahora sí que estoy muy preocupada. No sé qué hacer estoy sola en este hospital, y no tengo idea de a quien avisarle sobre lo que ocurrió. Camino de un lado otro por el pasillo, hasta que la enfermera de la recepción me pide que me siente en la sala de espera. Me acomodo en uno de los sillones que están ahí, y en mi mente no dejo de debatirme entre sí avisarle o no a la familia de Leo, que está en el hospital. Pero que idiota soy, no podría hacerlo porque ni siquiera tengo sus números de teléfono. Y aunque los tuviera, él no tiene la mejor comunicación con ellos, así que por lógica se molestaría si yo llegara a decirles algo, y eso es una situación que no deseo. Pienso a quien más podría decirle, hasta que el nombre de Karen se me viene a la mente, es su manager, pero creo que debería saberlo, así que busco su contacto en mi teléfono y al encontrarlo no dudo en marcarle. Luego de varios tonos, ella por fin me contesta y al instante yo le hago saber todo lo que paso, y que nos encontramos en el hospital. Ella me avisa que estará aquí en pocos minutos, y luego me cuelga.

Veo la hora en mi celular y me doy cuenta de que falta poco para que sean las doce de la noche, por lo general yo siempre me duermo temprano, así que en este momento estoy que muero del sueño, sin embargo, no puedo dormirme porque tengo que estar pendiente de cualquier novedad. Trato de distraerme jugando un juego de Harry Potter que tengo en el móvil, y en el transcurso de un rato, Karen hace su aparición en la sala de espera, encaminándose hacia mí con los brazos extendidos para abrazarme.

— Gia ¿Cómo estás cariño? —dice al rodearme gentilmente con sus brazos en un acto reconfortante.

— Agotada —replico al separarnos. —Ha sido una noche de locos.

LA ASISTENTE DE LEO ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora