CAPITULO XVIII

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Nuestro día final en el paraíso ha llegado. Francisco está subiendo el equipaje al auto, mientras yo sigo en el balcón tomando una última fotografía de mi lugar favorito en el planeta, solo estuvimos aquí poco más de dos días, y a pesar de los "contratiempos" disfruté de levantarme viendo este maravilloso paisaje cada mañana. Capturo una última foto y salgo en dirección al salón en donde me encuentro a Lena. Ella me dedica una sonrisa al verme, y yo siento que mis ojos se llenan de lágrimas, hoy me desperté demasiado sensible. Me acerco a ella y le doy un fuerte abrazo.

—Muchas gracias por ayudarnos con todo y prepáranos comida deliciosa estos dos días Lena.

— Ay señorita, fue un placer poder servirles, aunque fue por poco tiempo, espero que vuelvan pronto.

— Volveremos, bueno yo personalmente volveré y te prometo que te contrataré como mi chef personal —le digo dedicándole una gran sonrisa a lo que ella me corresponde de la misma manera.

— ¡Gianna apúrate! —me grita Leo, desde afuera, como siempre arruinando los momentos especiales.

— Cuídate mucho Lena, fue un placer conocerte.

— Igual señorita, cuídense mucho. —Nos damos un último abrazo y yo salgo del lugar.

Camino hasta llegar al auto y doy un vistazo a la casa antes de entrar, sin duda alguna me encantaría vivir aquí algún día. Entro al auto y Leo ya se encuentra ahí. Después del momento que vivimos ayer en la playa, no hemos hablado mucho el uno con el otro.

— ¿Te despediste de Lena? —Le pregunto tratando de aminorar el ambiente.

— Sí — Oh, vaya, pensé que me iba a decir que no.

—Bien —es lo único que digo antes de que Francisco arranque el auto y salgamos del lugar.

En poco tiempo llegamos al aeropuerto y puedo observar el avión privado que contrató Leo, ya esperándonos en la pista. Bajamos del auto y Fran baja las maletas. Leo recoge la suya y avanza hasta el avión, yo espero a que me dé la mía, pero antes me despido de él.

—Gracias por todo Francisco, espero que nos volvamos a ver algún día.

— Gracias a usted señorita —le doy una sonrisa de agradecimiento, tomo la maleta y camino hasta el avión.

Después de seis largas hora de vuelo hemos llegado al LAX, aeropuerto de Los Ángeles, y gracias a Dios que John ya se encuentra aquí esperándonos, estoy muerta.

—Bienvenidos de vuelta —nos dice él, mientras toma nuestros equipajes para subirlos a la camioneta.

Abro la puerta para entrar yo primero y Leo sube seguidamente de mí, solo quiero dormir, no pude dormir nada en el vuelo y mis ojos están que se cierran solos, poco tiempo después llegamos al edificio y notamos que la entrada está llena de fotógrafos. Me cago, yo con esta cara de muerto y saliendo en primera plana.

—Bajaremos por dentro del estacionamiento —le avisa Lionel a John, y yo le agradezco en mis pensamientos. Seguramente fue Karen la que le aviso a los paparazis que el estaría aquí.

Llegamos al estacionamiento y salimos de la camioneta, tomamos nuestros respectivos equipajes y subimos al elevador, cuando se abren las puertas dejando ver el pent-house, solo quiero tirarme en el sofá y dormir una larga siesta.

—Leo iré a dormir, estoy agotada. —asiente y me encamino a la habitación.

Dejo la maleta a un lado del closet y me recuesto en la cama, por fin en casa, bueno no en mi casa, pero si en mi ciudad, ustedes me entienden. Acomodo bien la almohada y en cuestión de nada me quedo profundamente dormida.

LA ASISTENTE DE LEO ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora