CAPÍTULO XLIV

25.3K 1.9K 529
                                    

—Gianna —formula con una gran sonrisa en su rostro. —Sabía que eras tú.

Yo ni siquiera puedo hablar, solo estoy aquí parada observándolo como si fuera una criatura de otro planeta. Que es justo lo que parece porque es demasiado guapo para ser completamente humano.

— Pensé que no me escucharías —manifiesta. — Preciosa ¿estás bien? —pregunta con un reflejo de preocupación en su rostro que es lo que me hace reaccionar.

— Sí... —es lo que puedo pronunciar. —Es solo que, no puedo creer que estés aquí frente a mi —expreso y el deja salir esa sonrisa de millón de dólares. Se ve hermoso, sus ojos verdes parecieran grises igual que el tono de su camiseta, y la clásica gorra negra que usa lo hacen ver fenomenal.

— Yo me encontraba igual al verte salir de esa tienda, creí que estaba teniendo una alucinación —confiesa. —Es increíble poder verte de nuevo, Gia.

— Pienso lo mismo Jace —le digo, y noto como se acerca más a mi como si quisiera hacer algo, pero parece dudarlo.

— ¿Puedo abrazarte? —pregunta.

— Claro —suelto, entonces el envuelve sus brazos alrededor de mi torso, y yo hago lo mismo con él. Noto como se presiona fuerte junto a mí, y cuando hunde su rostro en mi cuello, trato de apartarme, pero él me sostiene tan fuerte que no puedo separarme.

— Por Dios, eres tan hermosa —susurra mientras deja un beso en mi mejilla en el que se tarda más de lo usual, por lo que yo remuevo mi rostro sintiéndome muy incómoda y él lo nota. — Discúlpame.

— No, no pasa nada no te preocupes.

— Disculpa que te pregunte esto, pero en mi cabeza no dejo de pensar como es que tu estas aquí.

— Estoy visitando a mi madre —contesto.

— ¿Tu mamá es de Boston? —cuestiona intrigado.

— Sí, y yo también lo soy.

— Eso es genial —expresa sonriente. —Yo estoy acá por...

— El partido de fútbol —digo terminando su oración.

— ¿Lo sabes? —pregunta perplejo.

— ¿Quién no lo sabe en esta ciudad?

— ¿Entonces porque no me avisaste que estabas aquí? Yo...

— Apenas me enteré hasta ayer que era tu equipo el que iba a jugar.

— Entiendo —expresa. — ¿Pero habrías tenido la intención de hablarme después?

— Jace, yo no quería molestarte —me iré al infierno por mentirosa. —Estas aquí por un compromiso y no miraba apropiado que...

— Gianna, tú no me molestas —afirma. —Me hubieras hecho el hombre más feliz del planeta si me hubieras avisado que también estabas aquí.

— Jace —trato de disculparme, pero él continúa hablando.

— Sal conmigo —suelta.

— ¿Qué?

— Eso mismo, sal conmigo ahora —responde. —Estamos aquí, sin siquiera haber imaginado que nos encontraríamos el uno al otro, esto no puede ser una coincidencia.

— Es que —trato de pensar en una excusa y a mi mente se viene la perfecta. —Créeme que, aunque quiera; no puedo. Vine con mi amigo y no puedo dejarlo solo. —expreso señalándole a Adam, que se ha quedado más adelante tomándose su batido.

— Oh entiendo, no me percate en que venias con él —manifiesta, y puedo notar la mueca de desilusión en su rostro, quiero morirme soy una horrible persona. —Pero ¿Cuánto tiempo estarás acá?

LA ASISTENTE DE LEO ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora