GIANNA.
El dolor de una traición, el impacto de una mentira, la angustia y sufrimiento que he vivido este último mes. Cada día se me hace una tortura salir de la cama, apenas me pongo de pie para bañarme y llevar a mi boca una mísera cantidad de comida. Me observo al espejo y no me reconozco. He bajado mucho de peso, mis clavículas se ven más marcadas de lo normal, mis mejillas se ven consumidas y mis costillas se empiezan a marcar en mi piel. No me reconozco, no soy ni la cuarta parte que era. La depresión en la que me he hundido, no me permite sanar, mucho menos olvidar. Por las noches tampoco puedo dormir, las oscuras ojeras bajo mis ojos lo delatan. Si intento conciliar el sueño, ese fatídico día se repite en mi mente una y otra, y otra vez, impidiéndomelo.
Un mes ha pasado en el que el dolor y el odio me ha consumido. En el que ni siquiera he podido salir a la calle porque los reporteros y fotógrafos me acosan, justo como sucedió la última vez que intenté salir, resultando invadida por una ola de periodistas y paparazis, que me atacaron con cientos de fotos y preguntas sobre mi relación con él, que no hacían más que lastimarme y abrumarme. Tuve que cerrar todas mis redes sociales, porque estas fueron descubiertas por sus fanáticas y empecé a recibir miles de mensajes de odio, en los que me denigraban y se jactaban burlándose de mi porque él me había dejado y ahora estaba con otra. Además de otros cientos de mensajes que me restregaban en la cara la noticia de su futuro hijo.
Un mes también, en el que tuve que decirles a los guardias de mi edificio que le prohibieran la entrada, para que no volviera a tocar a mi puerta rogándome salir y que hable con él. He recibido llamadas suyas cada día, y a toda hora. Ninguna de ellas ha sido contestada, pero tampoco he tenido la valentía de bloquearlo. Tristemente me aferro a cada una de esas llamadas que me hacen daño. Y quiero creer que realmente sintió algo por mí, aun después de saber que, a pocos días de nuestra ruptura, esa mujer se mudó a su apartamento, para vivir juntos como una familia feliz.
Los odio, a él y a ella. Y aunque sepa que los niños no tienen culpa por las acciones de sus padres, también odio a ese bebé que viene en camino. Es que sólo de recordarlo se me forma un nudo en el estómago, y el dolor en mi pecho se agudiza. Porque se suponía que esa tenía que ser yo, y ahora otra está ocupando mi lugar. Otra formará un vínculo eterno con él, y lo convertirá en padre. Y lo que más duele, es que es obvio que no se rehusó a la idea, porque el vientre cada vez más notorio de esa mujer y su foto junto a ella como la pareja perfecta y contenta, por el hijo que están esperando, me lo dejó muy en claro. Al final, si quería ser papá, sólo que no deseaba serlo conmigo.
Y es que me arrepentiré por el resto de mi vida haberlo conocido, peor aún haberme enamorado de él, y seguido de eso haber aceptado ese maldito empleo. Fui muy ingenua. Creer que había un espacio para mí en su mundo y en su vida fue un error y ahora estoy pagando las consecuencias. Si pudiera retroceder el tiempo y jamás haber conocido al demonio hecho cantante, lo haría sin pensarlo. Si pudiera borrar de mi mente los últimos meses de mi vida, también lo haría. Lo único que necesito ahora, es desligarme de todo lo que me relacione y me recuerde a ese hombre, de todo lo que me hace daño y se encuentra acabando conmigo poco a poco. Y es por eso que me iré, hoy es mi día final en esta ciudad. Hoy digo adiós para siempre a Leo Hertzman y a sus mentiras. Mi equipaje ya está hecho, y mi departamento ya lo vendí. Tengo un solo boleto de ida en mano, y madre ya espera por mi llegada. Hoy regresaré a Boston, de donde nunca tuve que irme.
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LA ASISTENTE DE LEO ✔️
Roman pour AdolescentsGianna Coleman, una recién graduada universitaria logra conseguir un empleo como asistente personal de su cantante favorito y además amor platónico, Leo Hertzman. Ella piensa que este será el trabajo de sus sueños, hasta que conoce al verdadero homb...