¡Por fin jueves! Mi día favorito de la semana, no me pregunten porque pero amo los jueves. Hace rato me levanté, Leo y yo ya desayunamos, él ya se bañó; El nuevo chófer vino a presentarse muy temprano en la mañana y fue a hacer las compras del súper, el refrigerador estaba a nada de quedar vacío.
Yo he estado preparando el almuerzo que ahora se está cocinando, lo dejo a fuego lento para que no se queme y salgo de la cocina.— Leo iré a ducharme —Le aviso, él levanta la vista de su celular y asiente.
Entro al cuarto de baño y enciendo la ducha. Minutos después termino de bañarme y voy al armario para buscar que ponerme. Hoy el día está un poco caluroso así que decido usar un vestido floreado de color amarillo que me llega un poco más arriba de las rodillas. Me pongo mi ropa interior, además de un short ajustado por bajo, no me gustaría que el vestido se levantara y dejara ver mis calzones de niña de kínder; Termino de colocarme el vestido, luego me aplico un poco de rímel y brillo labial, para verme mas o menos decente. Estos días que he estado aquí he llevado fachas de muerto viviente.
Cuando estoy lista, salgo para ir a ver la comida, espero que no se haya quemado, porque por parte de Lionel se achicharra. Voy por el pasillo que da al salón cuando escucho a dos voces masculinas saludarse, reconozco una que es la de Leo, la otra me es desconocida, que raro el no me avisó que vendría alguien. Con la confusión en mi rostro me acerco cautelosamente y al llegar, mis ojos casi salen de sus órbitas.
¿Que mierda? ¿Pero cómo? No puede ser, no puede ser. Él aún no me a visto, está con la cabeza gacha dándole un abrazo en modo de saludo a Leo. Voy a dar media vuelta para girarme e irme de ahí cuando la voz de Lionel me detiene en seco.
— Gianna ¿puedes venir?
En el momento que él escucha mencionar mi nombre, sus ojos enfocan en los míos. Y apenas puede disimular la sorpresa que también siente al verme aquí. Me encamino a paso lento hasta donde están ellos están ubicados. No lo veo, trato de enfocarme solamente en Lionel.
— Gianna, te presento a mi amigo, Jace Taylor, jugador del equipo de fútbol americano de Los Ángeles —Y entonces obligatoriamente dirijo mi vista hacia los hermosos ojos verdes del chico con el que choqué aquel día al salir del elevador.
—Mucho gusto Gianna —Me saluda dándome un apretón de manos, y siento como mi cuerpo experimenta una pequeña corriente eléctrica al sentir su toque.
Nuestras miradas quedan fijas la una con la otra, no puedo dejar de verlo, parece que fuéramos las dos únicas personas este lugar, hasta que reacciono ¿Pero qué estoy haciendo? Inmediatamente suelto su mano, vuelco mi vista hacia Leo y él nos está observando con el entrecejo fruncido.
— ¿Acaso se conocen?
— ¡No!
— Sí —Dice él al mismo tiempo que yo. —Es la chica que chocó conmigo aquel día que vine a tu apartamento —Le explica a él.
— ¿La chica "hermosa" que chocó contigo al salir del elevador? —Cuestiona él y Jace asiente. —Pero que pequeño es el mundo —Suelta con evidente tono de sarcasmo.
— Iré a apagar la estufa, seguramente la comida ya se quemó —Quiero salir de esta situación incómoda.
— Yo ya lo hice por ti
— Oh, bien. Entonces iré a servirla, con permiso
Cuando llego a la cocina suelto un gran suspiro. No puedo creer lo pequeño que es el mundo, el guapísimo rubio del ascensor es amigo de mi jefe. Comienzo a servir la comida en los platos, y sirvo otro plato para el muy inesperado invitado que provoca sensaciones extrañas en mi cuerpo.
— Aquí traigo su almuerzo —Les aviso cuando entro al salón con la comida. —Señor Taylor también le serví a usted, si no quiere está bien
—Claro que quiero, muchísimas gracias Gianna. —Dice dedicándome una linda sonrisa que hace sonrojarme. — Y dime Jace, que no soy un anciano
— Claro que no, "señor" está bien, ni siquiera te conoce —Interviene Leo.
— Yo decido cómo quiero que me llamen Lionel —Le espeta dedicándole una mirada. —Así que para ti soy Jace —La situación se ha vuelto muy incómoda en cuestión de segundos y yo no sé ni qué decir.
— Iré a traer las bebidas —Intervengo cambiando de tema y regreso a la cocina. Vuelvo rápidamente con las bebidas y se las entrego.
— ¿Tu no comerás con nosotros? —Me pregunta el futbolista.
— No, yo... lo haré en la cocina, así que con su permiso me retiro —Antes de marcharme les digo. —Buen provecho Leo y buen provecho... Jace
Leo al escucharme me ve como si quisiera ahorcarme en ese mismo lugar. No entiendo porque actúa de esa manera solo porque llamo a su amigo por su nombre, está loco enserio. Ya terminé de comer pero no he salido de la cocina, no quiero tener otra situación embarazosa con esos dos.
Se me antojan unas uvas, así que abro el refrigerador para sacar algunas, lo cierro y cuando me doy la vuelta, me sobresalto, mierda un día de estos terminaré muriendo de un infarto.
— ¿De verdad soy tan feo? —Bromea él
— Dios... —Exclamo poniéndome la mano en el pecho. —No, disculpa es solo que no te sentí venir —El muestra esa sonrisa ladeada que lo hace ver increíblemente guapo y tierno a la vez.
—Solo venía a despedirme y agradecerte por la comida, estuvo deliciosa
— Muchas gracias, no tenías porque hacerlo
— Por supuesto que tenia que hacerlo, dime ¿no has pensado algún día trabajar como chef? —cuestiona. —Yo te contrataría tenlo por seguro —manifiesta y no puedo evitar sonreír ante lo que dice.
—No, nunca lo he pensado, solo cocino para subsistir así que... lo siento, tendrás que buscar a otra cocinera
—Es una lástima, enserio una verdadera lástima Gianna —expresa y puedo notar como su mirada que está fija en mis ojos se intensifica. —Bien, lastimosamente me tengo que ir, pero fue un gusto conocerte, chica del elevador.
—Digo lo mismo, Jace —replico, obteniendo una ultima sonrisa de su parte, antes de que parta. Luego de unos minutos estando ahí, me encamino hacia la sala donde me encuentro a Leo fumando un cigarrillo. — Pensé que ya lo habías dejado —le comento, pero él me ignora. — Oye, te estoy hablando —digo sentándome a su lado.
— No es tu problema Gianna —responde cortante. Y lo imaginé, sabía que se iba a molestar.
— Lo es, tú salud es mi problema.
— No me digas ¿ahora te preocupas por mí?
— Claro que sí, si te mueres por un cáncer de pulmón ¿dónde voy a conseguir otro empleo?
— Puedes pedírselo a Jace, al parecer te llevas muy bien con él
— No empieces, solo fui educada con él.
— ¿Segura? ¿Sólo eso? A ver dime ¿De qué tanto hablaron en la cocina?
— Solo se despedía. No entiendo porque actúas como un novio celoso
— Ja, por favor —Dice expulsando el humo de su cigarrillo en mi cara. Y yo toso por el desagradable olor que este emana.
— No hagas eso, aparte de matarte a ti, también me matarás a mí
— Joder que molesta eres. —manifiesta quitando por fin el cigarrillo de su boca y para luego apagarlo en el cenicero que se encuentra en la mesa.
— No podrías vivir sin mí.
— No te creas tan importante —Manifiesta con desdén.
— No me creo, lo soy —Afirmo y él rueda los ojos.
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LA ASISTENTE DE LEO ✔️
Teen FictionGianna Coleman, una recién graduada universitaria logra conseguir un empleo como asistente personal de su cantante favorito y además amor platónico, Leo Hertzman. Ella piensa que este será el trabajo de sus sueños, hasta que conoce al verdadero homb...