CAPÍTULO LX

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Debo admitir que nunca me había sentido tan ansiosa y nerviosa por llegar a casa como ahora. No me siento nada bien en este momento, mi interior duele, me siento muy mal por lo que sucedió, aunque haya sido lo mejor para los dos. Y eso sumado a las pruebas de embarazo que tengo que hacerme, no mejoran en nada la situación. Y aunque me sienta preparada para cualquier circunstancia, tengo mucho miedo por el resultado que estas arrojen. Si resulta ser positivo, tendré que irme de aquí y criar a mi bebe yo sola. No siento necesario decirle, porque él ya me dejo en claro que no está en sus planes ser padre, y yo no quiero ser la que los arruine. Si estoy embarazada, seré como mi madre, me esforzaré por ser la mejor mamá y sacar adelante a mi hijo.

Dios, esto es más difícil de lo que parece. Hace como media hora que estoy con las pruebas en el baño, y aun no me he atrevido a hacérmelas. Pero es que ya no puedo esperar, entre más pronto afronte a la realidad, lo asimilaré mejor. Así que, de acuerdo, lo haré ahora. Con mis manos algo temblorosas por fin me atrevo quitar las tapas que cubren la punta absorbente de los test de embarazo; se supone que tengo que orinar en ellas y eso es algo que me resulta incómodo, pero no tengo de otra. Realizo el procedimiento requerido, y cuando termino lavo mis manos y vuelvo a leer las indicaciones que me dicen que tengo que esperar cinco minutos para obtener los resultados. Joder, estos cinco minutos se me harán como una hora. Decido dejar las pruebas en el baño para no estresarme con la espera, y salgo de ahí adentrándome a mi habitación en busca de mi teléfono. Le había prometido a Adam que cuando me hiciera la prueba el sería el primero en saber los resultados, así que lo que hago es buscar su contacto para tenerlo listo y hablarle cuando lo sepa.

Llevando la cuenta del tiempo con el cronómetro de mi celular, no ceso de caminar por toda la habitación de un lado a otro, apenas van dos minutos y ya no aguanto la ansiedad que esto me está provocando. Necesito salir de aquí me digo a mí misma, por lo que me encamino hacia la cocina, y abro el refrigerador; al hacerlo me percato de que este se encuentra prácticamente vacío, a excepción de algunas frutas y dulces que se encuentran regadas por ahí, mierda tengo que ir al supermercado con urgencia. Tomo la única barra de chocolate que hay, y rápidamente le quito la envoltura para comenzar a devorarla, un pequeño gemido sale de mi boca por lo delicioso que sabe el chocolate. Junto con la pizza prometo que ambos son mi perdición. Me deleito tanto con el dulce, que hasta pierdo la cuenta del tiempo y logro olvidar momentáneamente mi preocupación, hasta que el sonido de mi teléfono avisándome que oficialmente se han cumplido los cinco minutos, vuelve a causar que mi pulso se acelere considerablemente y que los nervios surjan con mayor intensidad.

Me levanto del taburete con lentitud, y casi contando lo pasos que doy me dirijo nuevamente a mi habituación, para luego ingresar al cuarto de baño en donde descansan las pruebas sobre el tocador. Muy bien, tengo que relajarme, todo estará bien, y yo puedo con esto. Demonios, es que tengo miedo de mirar, pienso mientras me acerco al tocador muy despacio. Le agradezco a Dios que no padezco de una enfermedad al corazón, porque ya habría sufrido un infarto en este instante. Tengo que ser valiente, necesito serlo, me digo a mí misma. Ok, a la cuenta de tres, tomaré las pruebas y observaré el resultado. Comenzamos, digo soltando un suspiro, uno..., uno y medio..., bien no es cierto. Retomemos la cuenta, uno, dos..., formulo tomando los test ¡Tres! finalizo abriendo mis ojos, pudiendo así leer el resultado, que hace que mi mundo se detenga automáticamente.

Juro que no puedo creer lo que estoy leyendo, es tanto así que me he quedado envuelta en una especie de shock, y a mi cuerpo le cuesta reaccionar. Parpadeo múltiples veces, para confirmar que lo que estoy viendo no es un sueño, o una mala jugada de mi cabeza, porque es que no lo entiendo. Me siento fuera de lugar, y demasiado confundida. Es una mezcla de sentimientos que ni siquiera puedo explicar, no tengo palabras. Todo este tiempo creyendo que era muy posible que estuviera cargando con una creación de los dos, y ahora resulta que eso no fue cierto, nunca sucedió. No estoy embarazada, no lo estoy.

LA ASISTENTE DE LEO ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora