CAPÍTULO XXI

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Llevo horas acostada en la cama mirando a la nada, mi mente no para de dar vueltas a lo que ha pasado y eso no he podido dormir. Todo me ha dejado tan aturdida, es que no lo entiendo ¿Qué es lo que realmente siente por mí? ¿Qué lo impulso a besarme? Veo la hora en mi teléfono, son las 3 de la madrugada. Necesito dejar de pensar, busco mis audífonos para escuchar algo de música, cuando los tengo puestos, selecciono One and Only de Adele, esta canción me encanta, pero a medida que se reproduce en lugar de distraerme, me recuerda a la situación en la que estoy viviendo en este momento, y a él, principalmente a él; cuando estás enamorada cada canción de amor te recuerda a esa persona, tristemente. Cierro mis ojos y me deleito con la hermosa voz de Adele, estoy sumergida en la melodía, hasta que un estruendo que llega hasta mis oídos aun con los auriculares puestos provoca que detenga la canción, me quito los cascos y escucho otro objeto ser lanzado desde lo que parece es el salón principal.

Salgo cautelosamente de la habitación y me encuentro a Leo actuando como un psicópata lanzando todo a su paso, dirijo mi vista al suelo y veo que ha quebrado un jarrón de cinco mil dólares, se ha vuelto loco.

— ¿¡Qué demonios crees que estás haciendo!? —Intervengo cuando veo que está a punto de lanzar el florero de la mesita de noche. Él dirige su mirada hacia mí, estamos a más de un metro de distancia, pero puedo notar en su rostro, que ha estado tomando.

— Vete a tu habitación Gianna.

— ¡No! Llegas en plena madrugada, tirando todo ¿Qué te sucede?

— ¡Tú eres lo que me sucede!

— ¿¡Yo!? —Lo que me faltaba, ahora es mi culpa que se haya emborrachado y actúe como un estúpido.

— Si, tú —Espeta acercándose a mí. El hedor a alcohol que emana llega hasta mis fosas nasales, no puedo creer que haya sido capaz de conducir así. — Te odio Gianna, te odio por los sentimientos de mierda que me haces sentir, te odio por los celos enfermizos que siento cuando te veo con otro.

Sus palabras son destiladas con ira pura, lo puedo notar lo dice enserio, y es justo lo que siento yo, así que el sentimiento es mutuo.

—¡No eres el único que siente eso! Yo también te odio Lionel Hertzman, te odio por la forma en la que controlas mis sentimientos, te odio porque, aunque me tratas como la mierda siempre estoy aquí para ti —Estoy furiosa, siento como mis ojos se llenan de lágrimas, pero no voy a derramar ni una, no vale la pena. —¿Y sabes por qué te odio más? ¡Porque a pesar de todo lo que me haces, me gustas maldito idiota! —Lo he dicho, se lo he confesado, siento como al decirlo me libero de una carga que había tenido que soportar hace tiempo.

— Gianna —Sus labios se entreabren por lo que creo es el impacto que mi confesión le ha generado, no entiendo de que se sorprende, era tan obvia que es casi imposible que no lo hubiera notado; él intenta tomarme el brazo, pero lo aparto.

En respuesta vuelve a intentar sujetarme, esta vez haciéndolo tan fuerte que no puedo desprenderme de su agarre. Y aun tratando de oponer resistencia, para alejarme de él, nos hace retroceder hasta chocar contra la pared.

— ¡No, déjame! ¡Te detesto! — espeto queriendo zafarme, pero me él aprisiona con su cuerpo dejándome sin espacio. Sus ojos no se apartan de los míos, me mira como si estuviera hipnotizado, nuestros rostros están a centímetros, sus pupilas están dilatadas, los latidos de nuestros corazones se sienten desenfrenados. Verlo así me hace rememorar lo que sucedió en la playa, y parece que el tiempo se detiene cuando finalmente me besa llevándome a lo que estuvimos a punto de hacer antes de ser interrumpidos, pero esta vez no hay ninguna interrupción. Su beso es fuerte como el anterior, pero se siente de otra forma, no es un beso salvaje, es un beso suave, pero apasionado. Un beso en el que me pierdo, hasta que consigo reaccionar y trato de separarme. — Déjame, esto no está bien — aprovecho a decir cuando se separa un poco de mí para tomar aire.

LA ASISTENTE DE LEO ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora