Miss Kim〖NamJin〗

➳Capítulo 16: Misión imposible (feat. YoonGi)

No pude dejar de pensar en NamJoon luego de la llamada. Tal vez no tendría que haberlo tomado tan enserio, pero lo hice y fue lo único que rondó mi cabeza hasta que JungKook se despertó y yo caí en cuenta de que me estaba atrasando para llegar al trabajo. 

Me apresuré como nunca y estuve tan despistado que olvidé ayudar a JungKook a llegar a su silla, hasta que este me lanzó una almohada antes de que saliera y lo dejara abandonado. 

No me preguntó que me sucedía y lo agradecí. No sabía si podría explicarle lo que sucedía, ni si yo mismo lo podía hacer. 

NamJoon era humano también. Lo tenía bien claro, a pesar de que muchas veces se comportara más como una máquina que uno. Sin embargo, que se hubiera emborrachado no era lo que realmente me picaba: era la forma en la que me había hablado. 

Mi madre acostumbraba decir que las personas más fuertes exteriormente eran las más fáciles de romper—que por supuesto había sacado de la explicación de por qué el Titanic se había hundido tan fácilmente también— pero su punto era acertado. 

Quizás NamJoon era una de esas personas. No. Estaba seguro de que era ese tipo de persona y el pensamiento me dio un sentido del deber.

¿Por qué exactamente? Pues no tenía ni idea. 

Frustrado, dejé el apartamento después de despedir a JungKook en la puerta, y bajé hasta donde me esperaría YoonGi con la cabeza llena de pensamientos sobre NamJoon e historias exageradas con respecto de su llamada. 

No llegué a ninguna parte con ello en mi cabeza, pero al menos llegué físicamente al estacionamiento, y pronto ya estaba sentado en la parte de atrás del Mercedes. 

YoonGi me miró por el retrovisor. 

—Buenos días, SeokJin. 

Me crucé de brazos y le devolví la mirada. 

—Buenos días. 

—¿Te pasó algo? 

Su tono preocupado, aunque su rostro no denotara mucho, me hicieron soltar un suspiro. No quería que pensara que había hecho algo mal cuando estaba frustrado conmigo mismo. 

—No, no es nada. Lo siento— le di una sonrisa ligera y él no pareció muy convencido. 

—Pareces molesto por algo.

Encendió el motor del auto, para lo que dejó de mirarme. 

—Estaba pensando cosas...— me aclaré la garganta.—Nada de qué preocuparse. 

Nos movimos a lo largo de la transitada carretera, digna de la hora pico, con la música clásica de la radio encendida a unos pocos decibeles. 

—Si tú dices—replicó, y me fijé en sus manos sosteniendo el volante.—NamJoon me pidió que te dijera que no irá hoy.

Alcé el mentón de inmediato al escucharlo. 

—¿No... irá? 

YoonGi sacudió la cabeza. 

—Está indispuesto. Dijo que tampoco era necesario que te quedaras más de la cuenta en la oficina, ya que su padre se encargará de todo. Dijo que podías aprovechar a limpiar otra vez. 

Quedé con la mandíbula desencajada, tanto por la sorpresa como por la indignación. 

Luego, por la preocupación. 

¿Le había dado la resaca tan mal que no se sentía bien como para sentarse detrás de un escritorio durante seis horas? 

—¿Qué dices?