➳Capítulo 45: Exes cínicos y nuestra luna de miel

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La razón por la que recordaba tanto a Jiho era porque de entre todas mis anteriores parejas, él me había sacado de mis casillas tantas veces que hasta ahora no logro entender por qué duramos meses. Tal vez por el hecho de que íbamos a la misma universidad, a la misma clase, y por lo tanto aunque borrara su número o lo bloqueara en las redes, tenía que seguir viendo su cara y esa sonrisa triunfante comemierdas que ponía cuando creía que le daba la razón.

Así que de alguna u otra forma siempre terminábamos reconciliándonos, solo para volver a caer en lo mismo días después.

Había sido el ciclo más tóxico de mi vida después del de intentar dormir temprano y terminar despierto hasta las cuatro. 

La cosa era que luego de la pelea que nos llevó a cortar definitivamente, creí que jamás volvería a tener que soportarlo— pero vaya que a la vida le encantaba morderme el trasero. 

Las probabilidades de encontrarlo en un callejón perdido de Seomyeon, a la misma hora en la que estábamos afuera, y que le hubiera echado un ojo a mi alter ego eran de uno a cero. Casi imposible.

Para mí, al parecer, «casi» significaba «absolutamente».

Me balanceé peligrosamente al olvidar que tenía un tacón roto por estar pensando en que me había metido a la boca del lobo. Traté de sacar mis dotes actorales al máximo para que no notara mi expresión de espanto y mi inútil intento por volver a esconder mi rostro detrás de la mata de pelo castaño.

—Lo siento por eso— se aclaró la garganta, pegando el suelo con un talón con sus falsos Gucci. Sí, JiMin me había enseñado a reconocerlos—. Me pareciste muy bonita, pero vi que estabas con alguien.

Tosí ligeramente en una mano, doblando las rodillas para aparentar más bajo. 

—Oh, ¿él?—A lo lejos, vi a NamJoon levantarse de nuestra mesa, así que lo señalé con la cabeza.—Estoy sin compromisos. 

—¿Enserio?— levanté ligeramente la mirada hacia él para verlo sonreír, mostrando ese diente torcido que conocía de más.—Parecían muy cercanos. Especialmente por la forma en la que te miraba. 

NamJoon, no vas a escucharme, pero luego casémonos. No importa si es una ceremonia barata en medio de la calle.

—Así son los hombres—condescendiente chasqueé la lengua, aunque me haya dolido decir una frase tan estúpida. 

Él dejó de golpear el suelo, justo cuando NamJoon pasó junto a nosotros, intimidante como era. No nos prestó atención y simplemente desapareció entre la muralla de ladrillos crudos aunque hubiera esperado a que asesinara a Jiho con la mirada. 

Él soltó un pequeño «wow» y estuve a punto de quitarme la peluca a lo Hannah Montana. 

—¿Es rico? Tiene aura de uno. Hasta me atrevería a decir que es bastante parecido a Kim NamJoon, el hijo del CEO de Kim Company, ¿lo conoces?

Me enterré las uñas en la palma, temblando por solamente sentir su aliento cerca de mi rostro. 

—En absoluto, no lo conozco. Pero es algo rico, ya sabes— escudriñé su chaqueta Versace, y su postura cada vez más presuntuosa. Me miré las uñas, distraído.—, me encantan los hombres que saben cómo agasajar a una dama. 

Jiho se alejó de la pared por un segundo y creí que lo había asustado o que se había dado cuenta.

—Una mujer como tú no merece menos— replicó, ya empezando a usar ese tonito que tenía cuando quería flirtear. Bingo.—¿Cómo te llamas, hermosa?

Ayuda

—Puedes llamarme como quieras.

—Me gustan las personas misteriosas. Tú puedes llamarme Jiho— me tomó de una mano para besar el dorso y casi pude sentir a NamJoon atravesar la pared como Hulk.

Miss Kim〖NamJin〗Donde viven las historias. Descúbrelo ahora