➳Capítulo 41: Mis piernas, armas de persuación masiva

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Mi exnovio solía decir que un noviazgo sin beso era como un tallarín sin queso.

La frase me parecía estúpida, claro, y más aún considerando que el idiota no sabía besar para nada. Incluso que yo no esperaba nada de él después de que me hubiera olvidado en una gasolinera en nuestra primera cita después de formalizarnos. Realmente no sé por qué no lo dejé después de eso; había tenido pegada una bandera roja en la frente y en toda su cara de mono—sin ofender a los monitos. 

No hacía falta entrar en detalles: solo mencionar que nuestro primer beso me dejó con un labio partido y la frente roja. La gente creyó que me había metido en una pelea, y decir eso era menos vergonzoso que la razón real, honestamente.

¿Cual era mi punto? Ah, claro. Que Kim NamJoon me había dejado con ganas de más y las hormonas revoloteadas con aquel beso in flagranti.

Enserio, ¿cómo podía alguien hacerme sentir tan amado con un roce que apenas se le podía llamar beso? ¿Cómo podía él haber hecho en un mes lo que unos años de relación nunca pudieron? 

¿Cómo podía... haberme dejado a sus pies tan rápido hasta el punto en el que creía que me pondría de rodillas con solo escucharlo chasquear los dedos? 

Era maravilloso. No podía describirlo con otra palabra.

Pues NamJoon era todo lo que siempre quise, aunque me costara admitirlo. Porque algún día debía asumirlo si no quería que se cansara y se fuera como todos habían hecho en mi vida.  

Impulsado por esas razones, no quise alejarme de él luego de terminar con la sesión de fotos. Me había convertido en un imán, una especie de estrella orbitando la galaxia que era mi jefe. 

La cosa era que él no se dio cuenta, al parecer, porque mantenía su cuerpo alejado de mí tanto que dolía.

Mila nos llamó para elegir las fotos junto al monitor, mientras JiMin parloteaba en el teléfono con alguien que supuse que era YoonGi, porque oí algunos apodos cursis dichos de forma enojada. Codeé a NamJoon para que lo mirara, pero no me prestó atención. Solo escudriñó las fotos en la pantalla y señaló algunas con el rostro completamente serio. 

Como estaba de acuerdo con las que estaba eligiendo no dije nada; me dediqué más bien a mirar su perfil en busca de que se diera cuenta que lo estaba viendo.

Incluso estuve tentado a tomarle de la mano, pero antes de que lo hiciera avisó que iría al baño unos momentos.

Mila se quedó sola conmigo, mientras yo lo observaba impotente alejarse con cierta tristeza. 

No lo comprendía. Creía que después del beso las cosas serían un poco diferentes... y lo eran, pero ¿por qué se sentía como si me estuviera evitando? 

—¿Qué te parecen las fotos, Mademoiselle Kim

Di un saltito al escucharla, saliendo de mi estupor por estar mirando el espacio vacío que NamJoon había dejado.

Observé mi rostro virtual, viéndose tan perfecto que parecía hecho de la misma manera. Era una de las fotos individuales. 

—Están increíbles, de verdad. 

Ella se colocó un mechón de pelo rojo detrás de la oreja, pasando a la siguiente foto.

—Gracias, pero uno solo puede hacer un buen trabajo cuando tiene materia prima de calidad— me sonrió, haciendo un gesto con la cabeza hacia mí.—NamJoon y tú hacen una buena combinación. 

—Ya nos lo han dicho.

Mila asintió. 

—Entonces espero que lo crean; son como dos piezas del mismo rompecabezas— se encogió de hombros y se apoyó en su silla, mirándome. Yo no respondí, realmente no sabía cómo, pero ella parecía ver más allá.—¿No lo haces? 

Miss Kim〖NamJin〗Donde viven las historias. Descúbrelo ahora