➳Capítulo 32: Lo único bueno fueron las donas, creo

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Mi despertador sonó una hora luego de que yo ya me estuviera preparando para ir a la oficina, coronándome como ganador de la inútil competencia que tenía todos los días con el aparato. Aún así, eso no fue suficiente para que dejara de sentirme satisfecho conmigo mismo por haber dormido exactamente seis horas, me hubiera levantado fresco cual lechuga, hubiera preparado el desayuno gracias a NamJoon y Dawon y hubiera tenido tiempo de despertar a JungKook para comer con él antes de dejarlo solo una vez más. 

Estaba en una buena racha todavía, y lo iba a extender al máximo posible antes de que todo se fuera al infierno como siempre pasaba. Mas ahora con mi contrato definitivo, sentía una sensación flamante en mi pecho al pensar en todo lo que tenía que hacer para enfrentar el día, como si tener el título que NamJoon me confirió me había subido los humos tremendamente.

Tenía varias cosas que hacer, y las iba a cumplir cada una tuviera así que mantenerme despierto todo el día. Porque hoy mandaría los documentos que Haneul me había exigido a las oficinas, completos, en forma y hasta con un moñito si es que así lo quería. Dejaría de pensar que soy un bueno para nada cuando viera mi contrato y lo responsable que fui y se inclinaría a disculparse por siquiera pretender quitarme a JungKook. 

No me era difícil soñar. Después de todo, cosas inesperadas seguían pasándome y ya no iba a combatirlas para entender el porqué de ellas.

Todo iba a salir bien. Confiaba en ello. Solamente debía apegarme a mi plan de juego cuidadosamente pensado: oficina, documentos, reunión. 

Como se había establecido para hoy la reunión con los dirigentes de la KFW también, me puse a revisar la tablet mientras subía al Mercedes puntualmente estacionado en el pórtico, levantando la vista solo para cruzar miradas con los lentes oscuros de YoonGi en el retrovisor. Él tenía sus labios fruncidos ligeramente, como analizando mi estado anímico antes de siquiera dirigirle la palabra. En ese mismo momento me di cuenta de que tenía pegada la mano a la oreja, justo encima del Bluetooth colgando de ella.

Me senté y cerré la puerta con una mano, todavía concentrado en el aparato y los horarios en color verde. Al parecer estaba hablando con alguien por teléfono o algo así.

Presioné el botón de la ventanilla para abrirla y dejar que entrara un poco de viento, esperando que el ronroneo del motor se hiciera más intenso y nos moviéramos. 

Intenté no prestar mucha atención a su conversación, pero las palabras simplemente deslizaban por mi cerebro de un lado a otro como mis anotaciones.

—Eso no iba. Lo sé, pero no es momento para...— se quejó, y lo oí rasguñar el volante un poco.—¡Ya entendí! Escucha, la única razón por la que estoy haciendo esto a esta hora es porque NamJoon es muy permisivo, ¿está bien? En otro caso, tendrías que esperarme hasta que termine mi horario y...— la otra persona pareció interrumpirlo otra vez, porque mi chofer soltó un gruñido por lo bajo. 

Enarqué la ceja sin levantar la cabeza, pero mirando lo suficiente para captarlo mover la palanca con rabia y encender el motor.

¿Qué podía haberlo sacado tanto de sus casillas?

—Bien, ¿sabes qué? Ponme en altavoz. Necesito hablarle— lo dijo tan cabreado que me subió un escalofrío por la nuca, y pasé de página en la tablet inconscientemente.

Pasaron unos segundos y YoonGi tomó una bocanada de aire profunda.

Me preparé para escucharlo gritar, injuriar o algo. No obstante, su voz se hizo unos tres tonos diferente al que esperaba. 

—JiMin-ah— casi me atraganté con mi saliva. Su tono era exageradamente dulce.—Todo saldrá bien, te juré que lo haría. Esto no es nada. NamJoon probablemente ya lo sabe también, sabes cómo son...— volvió a suspirar, y a lo lejos oí el murmullo de la voz suave de JiMin.—Tú solo concéntrate en lo que tienes que hacer, distraéte... ¿quieres esa chaqueta de cuero de la que me hablaste ayer? Usa mi tarjeta, no hay problema, bebé. Solamente... cálmate. Lo arreglaré. 

Miss Kim〖NamJin〗Donde viven las historias. Descúbrelo ahora