➳Capítulo 36: El amarre funcio- Digo, ¿¡mi jefe está enamorado!?

2.6K 356 210
                                    


Cuando era más joven, yo no tenía una relación muy estrecha con mi padre. Hablaba más con mi madre, ya que entre los dos, ella siempre había sido más sentimentalista y juiciosa sobre las cosas que conllevaban ser un adolescente. Por lo tanto, las charlas con mi padre solían ser más que nada un poco formales.

Sin embargo, recuerdo una particular noche. La recuerdo tan vívida que a veces me preguntaba si no la habría imaginado para decir que recordaba alguna enseñanza que mi padre me había dado, porque su comportamiento en ella tampoco era muy... él.

Recuerdo que era verano y el inicio de la canícula. Hacía el tipo de calor sofocante que te obliga a andar mostrando cueros, a bañarte cada tres minutos, y a dejar que los mosquitos te devoraran para cuidar tu salud mental.

Yo había salido al frente con JungKook, y papá se había sentado con nosotros en el pórtico a mirar las luces lejanas de— lo que en ese entonces teníamos— la vista de la torre NamSan.

En Seúl las estrellas no eran visibles, pero al menos las luces artificiales nos hacían creer que no nos perdíamos de mucho. Mamá quería verlo así, pero papá era otro caso.

De todas formas, en algún punto, él se giró hacia nosotros de la nada luego de hablar sobre cómo se había conocido con mamá bajo, justamente, una noche estrellada, y nos dijo algo que permanecería conmigo hasta que muriera, probablemente.

«—SeokJin—» había llamado, y creí que iba a regañarme por hacer figuras en las picaduras de mosquitos con mis uñas.«—Quieren venderte la idea de que el amor es ciego y que alguien que te ama no verá tus defectos por ello. Es mentira. Solo alguien que te ame de verdad verá todas aquellas partes feas que quieras esconder y lo seguirá haciendo a pesar de ello».

Lo había dicho tan abruptamente que yo no lo capté y simplemente me reí. Luego pensé en ello, y me había dado cuenta de lo que había detrás.

Desafortunadamente, él ya estaba muerto para cuando agradecí que me lo hubiera mencionado en primer lugar, porque ahora lo comprendía incluso mejor.

NamJoon me estaba mirando, y aunque quisiera pensar que aquella suavidad que cargaba no era para mí, que estaba mirando a la idealización que de alguna forma había creado en su mente sobre mí, sabía que no era así.

Él estaba viendo a SeokJin. No a nadie más.

O al menos lo era si lo que sentía era cierto.  Si ya le había mostrado todas mis partes feas y aún así me estaba extendiendo su corazón en una mano.

Bajo la noche oscura de la ciudad, creí que pasaron eternidades entre los dos entre el sonido de las bocinas y la de una ciudad bien despierta. Sin embargo él continuó como si no hubiera sido así.

—Me gustas mucho, SeokJin— confesó otra vez, suspirando, y mi corazón se aceleró más como si no estuviera latiendo agitado ya desde la primera frase. Mis ojos estaban tan borroneados por algo que no podía ver correctamente sus expresiones.

No podía creerlo. No podía creer que estaba escuchándolo del mismo Kim NamJoon.

De él, mi jefe, tan inalcanzable como era, tan... perfecto.

¿Cómo había siquiera se había fijado en mí? ¿Qué tenía yo para ofrecerle que no pudiera tener ya?

Mis labios se quedaron sellados, y mis manos comenzaron a sudar. Un ligero frío nos envolvía, pero yo me sentía treinta grados más cálido que el ambiente.

Él caminó hacia mí despacio, vacilante casi.

—Sé que no está bien. Tampoco necesito que me correspondas; pero quería que lo supieras, porque no puedo seguir mezclando esto con nuestro trabajo diario— en mis oídos retumbaban los autos circundantes.—Espero que no cambie nuestra relación. Es un honor... poder ser tu amigo más que tu jefe.

Miss Kim〖NamJin〗Donde viven las historias. Descúbrelo ahora