SeokJin había conseguido el trabajo en la empresa de sus sueños, y conseguiría tanto dinero como el que necesitaba para ayudar a su hermano menor.
Sin embargo, un error al parecer pequeño se convierte en una avalancha, el codiciado e inalcanzable Ki...
⚠️ Advertencias: este capítulo es extremadamente más largo en comparación con los otros. Quise separarlo en dos, pero no creí que funcionaría, así que aquí tienen. También aviso que esto contiene cursilerías, diabetes y una escena que podría causar asquito 🤠 Por favor, disfruten la lectura 💜
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—Estúpido armario, estúpidos youtubers de moda, estúpida pobreza— me quejé con ahínco, sujetándome la cabeza entre ambas manos y golpeando mi frente contra el borde de la cama viscoelástica que me había comprado mi jefe.—¡Estúpido NamJoon! ¡Ugh, JungKook!
Grité eso más alto, sin detener mi auto-flagelación por ningún segundo. Si no lo hacía, tenía miedo de empezar a lanzar más cosas que solo ropa por los aires.
Lo había hecho tan descuidadamente que no me sorprendería si el señor Youngwoon me llamara a decir que algún vecino de abajo fue atacado por unos pantalones voladores. Solo esperaba que si alguien encontrar mi ropa la dejara en la caja de «perdidos y encontrados» que había en la entrada.
—Estúpido yo— murmuré, cuando escuché a JungKook acercarse con el barullo de las ruedas de su silla.
—Te tardaste. Ya me preguntaba cuando ibas a requerir mis servicios— habló y yo alcé la cabeza del colchón para verlo con las manos juntas delante de su pecho, como si fuera el jefe de una mafia.
—Ya deja de jugar, esto es serio— miré mi ropa tirada y desperdigada por toda la habitación. Si no supiera que lo hice yo, pensaría que algún tornado había pasado a dejar estragos.—¡No tengo qué ponerme!
Él rodó los ojos.
—No seas dramático, Hyung...—
—¿¡Dramático!?— chillé, gateando hasta las prendas más cercanas para sacudirlas en el aire.—¡Mira! ¡Una camiseta de las Olimpiadas 2004! ¡Unos pantaloncillos que parecen más ensalada de polillas que ropa! ¡Unos jeans manchados con la grasa del taller mecánico en el que trabajé hace dos años!— las dejé y luego me seguí acercando a él, histérico.—¡Y eso no es todo! Aquí, oh, aquí— saqué mi teléfono del bolsillo para mostrarle la pantalla, más específicamente el video que estaba viendo.—LaVidaMásFácil te dice «DIY de estilos de pasarela», ¡y lo es todo menos pasarela y DIY, JungKook! ¡Vine a saber combinar cosas baratas, no a sentirme más pobre!
Me lancé a lamentarme con la cabeza apoyada en el costado de una de sus rodillas, sin tener tiempo de sentirme patético por estar ahogándome en un vaso de agua.
Y me preguntarán ¿como pasó esto, SeokJin?; pues, no había mejor manera de explicarlo acotando que ya era sábado, eran las cinco de la tarde y yo no podía hacer un outfit decente dentro de lo que cabía. NamJoon no había dicho nada más que el lugar de la cita era una sorpresa, y que simplemente me vistiera casual, como si no hubiera visto que mi «casual» era lo que él usaba para dormir probablemente.
Sentí una de las manos de JungKook colocarse en mi cabeza.
—Hyungie— habló considerablemente serio.—Si sabes que estás a punto de salir con hyungnim, ¿no?
