➳Capítulo 40: Me convierto en Idol pt.2

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Aunque sabía que a veces imploraba que mi vida dejara de ser tan caótica, otra veces lo tenía más que claro que sí no lo era, no sería yo. Me sentiría como si tuviera un picor constante, una expectativa de que en cualquier momento algo pasara sin saber específicamente qué.

Exactamente eso era lo que sentí luego de esa tarde en Moonbear, cuando regresamos a KimCo, cuando NamJoon se despidió de mí y de mi RJ— la alpaca que aunque le insistí que solo necesitaba que me ayudara a pagar, terminó pagándola entera y con un sobre de regalo y todo.— y cuando regresé a casa sintiéndome diferente.

Creí que aquel sentimiento detonaría algo al día siguiente, no sé, quizás una nueva oleada de situaciones inesperadas. Sin embargo, el miércoles pasó como una brisa. YoonGi y JiMin seguían sin aparecer y NamJoon seguía tan pomposo como siempre.

Nos hicieron la entrevista para el artículo sin mayores percances. Todo el papeleo del día lo completamos sin problemas y regresé al apartamento a las ocho.

JungKook y TaeHyung se habían hecho más melosos, por lo que tampoco pude hablar con ninguno por mucho tiempo. Olvidé cenar, y para las once de la noche estaba yaciendo en mi nueva cama de caoba con colchón viscoelástico, abrazado a RJ en la oscuridad porque simplemente mi mente no podía sacudir la idea de que esta calma era la que venía antes de la tormenta.

Era demasiado extraño. Tanto que soñé varias cosas que realmente no tenían sentido ni para mí.

Incluso por un momento llegué a pensar que había ido a algún universo paralelo o que me había vuelto invisible aunque todos parecieran verme.

No obstante, había estado en lo correcto: el miércoles tan solo había sido la calma antes de la tormenta. El respiro antes de que volviera a sumergirme en el gigantesco pantanal que era la vida de Kim SeokJin.

No por nada me pegué un susto a las cinco de la mañana ese jueves, estando apenas despierto, por cruzarme con TaeHyung en el pasillo del baño y que este me susurrara un «Buenas» que en el momento me pareció salido del infierno. 

Grité tan fuerte que los vecinos de abajo nos lanzaron zapatos al piso. 

—Hyung, hyung— repitió desesperado cuando terminé de ser la representación viva del Grito.—Solo soy yo. 

Me tomó de los hombros y yo sacudí sus manos.

—¡Exactamente! ¿¡Qué haces aquí tan temprano!? 

—Kookie me invitó a dormir. 

Entorné los ojos. 

—A dormir. 

—Sí. Usé la cama vieja. Es horrible. 

Ahogué un bostezo, sintiendo que mi enojo inicial se disipaba hasta una profunda indiferencia. No iba a estresarme por esto, no, señor.

—Agradécele a NamJoon que tu amado ya no tenga que dormir en ella. 

Hice un ademán con la mano antes de colocarla en el borde de la puerta del baño para entrar, pero TaeHyung me detuvo del hombro.

—Espera, Hyung, necesito preguntártelo... ¿Es cierto que NamJoon y tú son pareja en secreto porque su familia está en contra y planean ir a la Guyana Francesa para escapar del inminente atentado contra tu vida? 

—¿De donde sacaste eso?

—JungKook.

—Dile que deje de ver tantas novelas o leer esas... historias raras. Es ofensivo— clavé el dedo índice en su pecho.—NamJoon no me llevaría a- ¿Sabes qué? Se me hace tarde. 

Miss Kim〖NamJin〗Donde viven las historias. Descúbrelo ahora