Estornudé por enésima vez en mi brazo, ignorando los escalofríos que seguían bajando por mi cuerpo aunque la calefacción del auto estuviera encendida hace unos minutos.
Para no empeorar nuestra situación, tanto NamJoon como yo habíamos acordado quitarnos las chaquetas y colgarlas en la parte de atrás de los asientos para que se secaran más rápido al estar extendidas.
No obstante, aunque había parecido una buena elección en su momento, empezaba a arrepentirme, pues seguía estornudando y sintiendo las gotitas de agua caer de mi pelo hasta mi nuca, enfriándome la espalda. La sensación me recordó a la situación de hace unos días, y no pude evitar buscar a NamJoon con la mirada, quien estaba ocupado hablando por teléfono con YoonGi, pues este se había quedado a revisar el yate mientras JiMin nos conducía a mi casa.
Aún así capté visión de sus antebrazos descubiertos, definidos y tonificados, los cuales nunca había visto sin el traje de oficina. Sentí que estaba viendo algo que no debía, pero no pude desviar mi mirada hasta que me pareció que la presión se me bajaba y tuve que recostar la nuca contra el asiento.
Ahí, mirando el techo del auto, escuchando la voz de mi jefe, recién empecé a asimilar lo que estaba pasando: aquellos besos incansables debajo de la lluvia, la sensación de que no quería alejarme de él nunca. Luego, la euforia de estar juntos después de tanta incertidumbre.
Había estado tan feliz. No. Seguía estando tan feliz que podía salir y correr hasta mi apartamento aunque faltaran unos seis kilómetros.
Sin embargo, aquel miedo que me había surgido desde el principio empezaba a devorarse mi corazón. ¿Qué éramos ahora? ¿Qué seríamos de ahora en adelante? ¿Seguiríamos pretendiendo que dentro de la oficina no éramos más que jefe y empleado? ¿Podría siquiera yo salir con mi jefe sin que se viera vidrioso?
Eran demasiadas preguntas, y yo tan sólo tenía una respuesta en la que mi corazón y mi cerebro se habían puesto de acuerdo por primera vez.
Volví a estornudar, agregándole un suspiro al final inconscientemente.
—Tendrás que volver por YoonGi, JiMin— habló NamJoon de pronto, y yo lo miré por el rabillo del ojo.
—Ay.
—Sí, «ay». Me deben un yate, ¿sabes?
JiMin soltó una risa nerviosa.
—¿Te sirve una canoa?
—No— lo dijo tan firme que giré la cabeza.—Era de papá. Ya sabes cómo es con sus yates.
—Claro— JiMin suspiró.—¿Crees que me acepte la canoa como disculpa igual?
NamJoon soltó una risa queda, pero no vi a JiMin hacerlo, por lo que supuse que estaba preguntándolo enserio. No obstante, mi jefe no continuó con la conversación, obtando por concentrarse en mí en vez.
Mi corazón se aceleró de inmediato, especialmente cuando alcanzó mis dedos y estrujó mi mano en la suya. No dijo nada, y su silencio invitó a que mi boca hablara sin pensar demasiado.
—¿Cómo haces para que tus manos estén tan calientes?
Él miró nuestras manos entrelazadas.
—Genética, supongo— se encogió de hombros.—Pero mis manos no son lo único que se mantiene caliente-
—¡Ey, ey!— exclamó el pelirosa desde adelante.—¿No pueden esperar a llegar a un cuarto para eso?
—Ojos en el camino, copiloto.
—Igual tengo oídos. Esperen— se inclinó ligeramente hacia el costado y estiró una especie de panel que separaba la cabina de los asientos de atrás.
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Miss Kim〖NamJin〗
FanfictionSeokJin había conseguido el trabajo en la empresa de sus sueños, y conseguiría tanto dinero como el que necesitaba para ayudar a su hermano menor. Sin embargo, un error al parecer pequeño se convierte en una avalancha, el codiciado e inalcanzable Ki...