Me dormí con una sonrisa en el rostro y desperté con una sonrisa en el mismo lugar. Por primera vez me volvía a sentir orgulloso de mí mismo de verdad luego de cuatro oscuros años.
No podía dejar de repetírmelo.
«Soy el asistente definitivo de Kim NamJoon» era mi nueva mantra, y lo repetí tanto que hasta soñé con mi jefe en shorts gritándome desde su cancha de golf que moviera sus bonsáis treinta grados al norte. Por supuesto que en el sueño lo odié, pero cuando desperté la frase se sentía tan satisfactoria que casi moqueé mientras me lavaba el pelo.
JungKook no falló en notar mi buen humor y cuando se lo conté se emocionó tanto que me chocó con su silla al intentar abrazarme. Me dolió la espinilla y probablemente me rompí una uña, pero eso no hizo que dejara de estar contento, incluso más sabiendo que JungKook también se sentía orgulloso.
Como Tae aún no venía, le mandé un mensaje coméntandole el hecho y guardé el teléfono para ponerme los zapatos y salir emocionado rumbo a mi oficina y la de NamJoon.
Sin embargo, antes de lograr el Nirvana, mi teléfono sonó con una llamada entrante. Como ya estaba en el ascensor, presioné los botones antes de contestar.
—¿Hola?
—SeokJin, buenos días.
Fruncí el ceño y alejé mi teléfono para leer el nombre, sin entenderlo.
—Buenos días ¿YoonGi?
—Soy yo. Siento llamarte recién, pero surgió un contratiempo con el padre de NamJoon y no podré llevarte hoy. NamJoon me pidió que te lo avisara.
Mi leve sonrisa de felicidad se volvió rígida. Pero no decaí; no iba a dejar que el hecho de tomar el autobus o un taxi me hiciera perder la motivación.
—Oh, claro, lo entiendo. No te preocupes, tomaré un taxi.
Escuché a YoonGi dudar aún si no dijo nada.
—Bueno, ten un viaje seguro. Lo siento mucho.
—No, YoonGi, está bien. ¿Nos vemos luego?
—Por supuesto. He leído algo sobre la conspiración de Rusia contra el comunismo, ¿puedes creerlo?
Solté una pequeña risa mientras salía del ascensor.
—Vaya, suena interesante. Esperaré escuchar sobre eso.
YoonGi se despidió luego y yo hice lo mismo. Me quedé inmóvil en frente del complejo de apartamentos, mirando a la lejanía como si fuera a teletransportarme al estacionamiento de KimCo.
Algunos inquilinos pasaron a mi lado mirándome como si fuera una estatua o algo y yo continué pensando en la manera más rápida de llegar sin sufrir por el tráfico de las arterias del centro. En mi primer día solo tuve demasiada suerte y mi autobus fue directo.
Ahora no podía confiarme demasiado.
Tragué saliva y avancé por la acera hacia la esquina del complejo; decidí que lo mejor sería tomar el autobús que me dejaría a unas calles del edificio, y de ahí simplemente caminar. Técnicamente podría tomar un taxi... si hubiera alguno disponible antes de que llegara el bus.
Aproveché mis estatura para caminar a trompicones, intentando no empujar a quien quiera que pasara a mis costados. Como mantuve mi cabeza alzada para buscar los vehículos, no me fue fácil esquivar a uno que otro transeúnte.
Minutos de caminata y llegué a la parada, cerca del cual se hallaban pequeños puestos de venta de revistas y periódicos del día.
Me coloqué cerca de uno para no sentir el sol de lleno en mi cara, y me troné el cuello.
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Miss Kim〖NamJin〗
FanfictionSeokJin había conseguido el trabajo en la empresa de sus sueños, y conseguiría tanto dinero como el que necesitaba para ayudar a su hermano menor. Sin embargo, un error al parecer pequeño se convierte en una avalancha, el codiciado e inalcanzable Ki...