➳Capítulo 19: el Arte de la Seducción

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Pretender que TaeHyung no estaba a punto de saltar a mi yugular y que no cargaba con una pena y culpa más grandes que el monte Everest fue una de las peores cosas que pude haber atinado a hacer alguna vez. 

Sorprendimos a JungKook una vez fueron las doce, para seguir la tradición de nuestra familia (que probablemente él mismo se lo hubiera contado a Tae) para desearle feliz cumpleaños y embarrarle las mejillas de pastel. 

Como el festejo en sí lo haríamos a la tarde de ese día, no pasó mucho para que TaeHyung se despidiera de nosotros y prometiera venir puntualmente a las siete como JungKook había establecido. Como era de esperarse, las palabras dirigidas a JungKook fueron cálidas. Las que iban para mí, conjuntamente con los gestos, fueron cortantes y fulminantes. 

Con suerte, mi hermano no lo había notado.

Ya habiéndolo ayudado a regresar a su cama y a arroparlo (por más de que dijera que ya estaba grande para eso) deseé poder quitarme la carga de encima. Poder enmendar los errores que cometía mientras intentaba mejorar las cosas. 

Era como una maldición, y ya me estaba cansando. 

—¿Hyung?— me llamó una vez estuvo recostado para dormir y yo dejé el veneno para mosquitos de nuevo sobre la mesita. 

—¿Sí, Kook? 

—No me gusta que pelees con TaeHyung. Le diré mañana que no importa que lo hayas olvidado. 

Por supuesto. JungKook era demasiado intuitivo y listo como para no darse cuenta de lo que pasaba. 

Mis manos comenzaron a temblar, así que me sujeté el borde de la camiseta. 

—Perdón, Kookie. 

—No hace falta, hyung. Lo entiendo. No importa, de verdad. Entiendo que estabas ocupado con todo.

—Aún así... Tae tiene razón en c-cierta forma—Me encogí de hombros.—Trato de darnos lo mejor que pueda, sin embargo te estoy lastimando a medida que lo hago. Vaya hermano mayor que soy, ¿no? 

—No, hyung...— 

—Está bien, Kook. Siento haberte hecho sentir mal en el pasado y ahora. Lo menos que quisiera es hacerte daño— suspiré.—Así que quiero redimirme con algo que espero que aceptes.

Solamente me miró con los ojos chocolate redondos y atentos. Volví a ocultar el temblor en mis manos. 

—Querías conocer a NamJoon, ¿no? Pues nos ha invitado a cenar con él el sábado en su mansión. 

Su mandíbula quedó desencajada justo como yo cuando el mismo NamJoon me invitó. 

—Estás bromeando. 

—¿Lo crees? 

Entornó los ojos hacia mí, y luego se cubrió los labios con ambas manos. 

—¡No estás bromeando! 

—Ni un poco. 

—¡Es increíble! ¿¡Nos invitó a cenar!? 

—Así es. Cortesía del fabuloso trabajo de su servidor— fingí una reverencia y el ahogó un grito de emoción. 

—¡No puedo creerlo! ¡Vamos a cenar con Kim NamJoon! 

—Así es. Creí que no estarías tan de acuerdo. 

—¡Estás loco! 

Me incorporé aun sujetando mis prendas y decidí que era suficiente sobrecarga de adrenalina. 

—Claro que lo estoy— coincidí murmurando más para mí mismo al pensar en que tan solo estaba enhebrando la punta del hilo que estaba pronto a desatarse.—Ahora duérmete. Ah y por cierto...— asomé la cabeza por la puerta.—El viernes tenemos cita con el médico. 

Miss Kim〖NamJin〗Donde viven las historias. Descúbrelo ahora