➳Capítulo 10: Soy peor existiendo que jugando al Uno

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—¡UNO! ¡HYUNG, UNO!—Jungkook gritó con fuerza, segundos después de que yo haya divisado que en su mano tan solo quedaba una carta. Por supuesto, lo hizo tan rápido que ni siquiera pude refutarle.

Hice una cara exasperada.

—¡Es la cuarta vez, tramposo!— reclamé, aunque no estaba siendo serio. Aunque puede que sí.

JungKook me sacó la lengua.

—¡Tú eres el tramposo, hyung! ¿Crees que no veo que las barajas para que todos los más cuatro te queden a ti?

—¡Eso no es cierto, inútil!

—¡Tú eres el inútil, hyung! ¡Yo gano!

—¡No!

—¡Sí!

—¡No!

—¡SÍ!

—¡TE ODIO, JUNGBOBO!

—¡¿A quién llamas bobo, bobo!? ¡Aprende a perder!

—Oigan, si me permiten opinar...—

—¡AHORA NO, TAEHYUNG!— Repliqué, un poco demasiado acalorado. El Uno iba a destruirnos la vida, una vez más. Nuestra amistad no aguantaría tanto.—¡Arrepiéntete, JungKook!

—¡Jamás! ¡Si no me dejas en paz voy a pisarte el dedo meñique con mi silla!

Al instante atraje mis piernas hacia mi pecho, asustado. Esa era una verdadera amenaza.

—Atrévete, bebito.

—No me tientes, hyung.

—¿Podemos repetir la partida? Es que tengo como veinte cartas ya— TaeHyung volvió a interferir, con voz lastimera.

Achiqué los ojos hacia JungKook, y él hizo lo mismos, como si fuéramos personajes de una película americana de vaqueros.

Ambos éramos demasiado competitivos, había que admitirlo. Aunque la mayoría de nuestras disputas fueran bromeando, a ninguno le gustaba perder, en realidad.

—Una partida más. Sin trampas. Sin piedad. El que pierda admitirá que el otro es mejor.

Sentencié como si fuera un juez en plena condena, atrayendo las cartas hacia mí. TaeHyung me pasó sus cartas como si temiera que fuera a arrancarle el brazo y JungKook no dejó de mirarme desafiante.

—Acepto.

—Han firmado su sentencia— continué, y metí mis dedos entre las cartas con habilidad, pretendiendo que de verdad sabía como se barajaban.

Entonces, cuando iba a comenzar a repartirlas, mi teléfono desbaratado sonó en mi bolsillo.

—Esperen un momento. No toquen nada—advertí mientras levantaba un dedo acusatorio hacia los dos, quienes me miraban fijamente. Luego, atendí la llamada.

—¿Hola?

—Buenas tardes, ¿hablo con el señor Kim SeokJin?

—Soy yo.

—Es un gusto. Le hablo desde el Hospital Bundang, sobre la cita médica que solicitó.

Miré de soslayo a los dos chicos, y decidí levantarme a hablar en la cocina, por precaución.

—Sí, la escucho.

—Me temo que nuestra agenda para las consultas de pediatría está llena en las fechas que ha solicitado.

Empecé a sacudir la cabeza. No podía dejar que otra cosa saliera mal.

—¿H-Hasta cuándo?

Miss Kim〖NamJin〗Donde viven las historias. Descúbrelo ahora