SeokJin había conseguido el trabajo en la empresa de sus sueños, y conseguiría tanto dinero como el que necesitaba para ayudar a su hermano menor.
Sin embargo, un error al parecer pequeño se convierte en una avalancha, el codiciado e inalcanzable Ki...
Solo unas cosas antes de proseguir: 📌Esta es la parte 1 del capítulo final (todavía nos quedan la parte 2 y el epílogo) 📌La foto de la multimedia (si aparece con lo kk que es Wattpad) es algo explicado dentro del capítulo Eso es todo, ¡disfruten!
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La supuesta charla durante la cena se volvió una promesa más que un hecho, y ninguno de los dos se encontró realmente dispuesto a contar todo aquello que nos había llevado a estar en ese mismo lugar. Por lo tanto, la aplazamos para el día siguiente, acordando en pretender por esta noche que no había un elefante en la habitación.
Aunque al principio creí que sería difícil, en cuanto me arrebujé a su lado en la cama, comportándonos como recién casados, olvidé cualquier cosa que estuviera fuera de nuestro mundo limitado por las sábanas y nuestros cuerpos.
Igual, vagamente me pasaron recuerdos de las últimas dos semanas por mi mente. De todas las noches que por mucho que intentaba, no podía conciliar el sueño por pensar en que en algún punto del país, NamJoon también estaba pensando en que las cosas podrían haber sido diferentes. Que en algún universo paralelo, yo no me hubiera dado la vuelta ese día y Tae no me hubiera encontrado llorando desconsolado en el parque a cuadras del complejo de apartamentos que una vez fue mi hogar. Que realmente no me había dolido toneladas ver todas las llamadas en mi teléfono, fantaseando con contestarle y decirle que habíamos sido unos imbéciles.
Escalofríos subieron por mi vientre al seguir recordándolo, y me removí en nuestro fuerte para disimularlos.
—Oye, estás leyendo el mismo párrafo como tres veces. Solo vete a dormir, Joon; es tarde.
Mi jefe pareció despertar de su letargo con los ojos abiertos a través de mi voz, y bajó el libro hasta su estómago.
—Aún...— ahogó un bostezo largo, y solté una risita—... quiero seguir despierto contigo.
Fue tan tierno la forma en la que lo dijo que mi corazón se aceleró. Levanté la barbilla y le dejé un beso en la mejilla.
—¿Y quien dice que voy a estar despierto yo? Creo que no duermo hace cinco días.
—Estamos igual— sus ojos estaban entrecerrados; una sonrisa bailaba en sus labios—. Eres tan lindo, Jinnie.
Le di un golpecito en el pecho, halagado.
—¿Y a qué viene eso?
—A que Kim SeokJin es la cosa más hermosa que he visto alguna vez.
—Solo no has visto el mundo entero todavía.
—Seguirías siéndolo incluso en ese caso.
Refunfuñé, todavía avergonzado por tanto elogio. Sin embargo, apoyé mi cabeza en su clavícula derecha, suspirando mientras veía la lámpara de noche iluminar una sección de la habitación.
