SeokJin había conseguido el trabajo en la empresa de sus sueños, y conseguiría tanto dinero como el que necesitaba para ayudar a su hermano menor.
Sin embargo, un error al parecer pequeño se convierte en una avalancha, el codiciado e inalcanzable Ki...
Advertencia⚠️ capítulo mucho más largo de lo normal (y puede que alguito de cringe, aunque eso ya lo saben)
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El día en el que conocí a Kim HanJoon, fue también el día en el que vi por primera vez a Kim NamJoon quedarse sin palabras. Y vaya que fue suficiente para hacer sumirme en un espiral de desesperación siendo tan solo las siete de la mañana.
El hombre simplemente estaba ahí, sentado con las piernas cruzadas detrás del escritorio de mi jefe, una expresión seria en su rostro aunque creyera que esa simplemente era su cara de descanso. No me miraba, mas no esperaba que lo hiciera a medida que me escondía cada vez más detrás de la estatua que se había convertido NamJoon.
Empecé a entrar en pánico pensando que le había dado un ataque de lo tieso que se puso unos segundos luego de que su padre nos hubiera lanzado la bomba.
—¿Y bien?— remarcó este, enarcando una ceja exactamente como NamJoon solía hacer. Su rostro no era tan nítido desde donde estaba, pero estaba claro que los genes dominantes le pertenecían. Era como ver a NamJoon con muchos años encima, falta de colágeno y melanina en el cabello.
Lentamente lo oí volver a la vida luego del tono firme de HanJoon, como una computadora sobrecargada.
Movió los pies lentamente hacia adelante, dejándome atrás, descubierto.
—Uh, ¿por qué no me avisaste que... ya llegaste?
—Te llamé esta mañana, pero no contestaste. Creo que estabas en otra llamada— se encogió de hombros.—De todas formas me hubiera comunicado con tu asistente, pero como aún no me la has querido presentar... decidí tomar las riendas en el asunto.
Sonrió sin mostrar sus dientes, apoyando sus manos en el escritorio y usándolas para levantarse de su lugar. Pasé mi mirada de la espalda de NamJoon a él.
—Te comenté que... nuestro contrato ahora es definitivo— explicó NamJoon, y HanJoon ladeó la cabeza mientras se acercaba a su hijo.
En tanto, mi corazón hacía volteretas en mi pecho aunque fuera imposible. Los nervios y la presión por ver a este hombre del que NamJoon tanto confiaba que sería capaz de ver a través de mí disfraz me habían hecho enterrarme las uñas en mi muñeca izquierda.
Llegó al lado de NamJoon y tan solo era unos centímetros más bajo que él.
—Por supuesto, NamJoon-ah. Sé que tomaste las medidas necesarias para elegir la mejor candidata— tosió en el dorso de una mano.—Sin embargo, SungHo me ha comentado que ya la conoció. Así que debía echarle un vistazo yo también.
NamJoon giró su cabeza hacia mí mientras yo hacía respiraciones de parto para no hiperventilar. En su rostro no podía leer más que una dolorosa apatía. Estiró su mano hacia mí con la palma hacia arriba e inconscientemente, la acepté.
