➳Capítulo 30: ¿Me conquistarías así, NamJoon?

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El movimiento vibratorio de algo en el bolsillo de mis pantalones me despertó de mi letargo reparador. Gruñí exasperado, sin ni siquiera orientarme en tiempo y espacio, para palmear mi trasero en busca de mi celular para contestar la llamada de quien haya sido tan desafortunado para ser la primera persona que hablara conmigo al despertarme.

A tientas apreté el ícono en verde y arrastré la pantalla hasta mi oreja.

Ni siquiera saludé. Lo único que me salió fue un resoplido para nada cortés.

—¿Hyung? Oh, gracias al cielo, te he estado llamando desde las nueve. Ya iba a ir a la policía, ¿Por qué no están en el apartamento?¿Pasó algo? ¿Los secuestraron? ¿Realmente eres...—

—TaeHyung, respira— coaccioné, frotándome los ojos con una mano y luego con la misteriosa almohada azul que no era mía.—¿Por qué me llamas y no entras directam...? Espera, ¿qué dijiste?

Tan solo allí asimilé la situación que estaba narrando, y el por qué nunca antes había visto esta almohada azul con olor a frutos del bosque en vez del limón barato de mi suavizante usual. 

Mierda.

—¿En donde...—

Me cubrí parte del rostro con una mano mientras me daba la vuelta sobre mi espalda y contenía un chillido.

—Oh, Dios— solté como si el mundo estuviera colapsado encima de mí. Sacudí la cabeza frenético aunque TaeHyung no pudiera verme.—No, no puedo creerlo, Tae, lo hice.

—¿Qué, hyung? ¿Hiciste...—

—Fue un error, lo juro. Solo me dejé llevar y...— traté de explicar, pensando en como me había derretido casi literalmente en frente de NamJoon. Le había dicho todos mis demonios de un solo tirón, y lo había dejado consolarme hasta dormirme.—Me prometió tantas cosas y yo simplemente...—

TaeHyung lanzó el chillido que yo estaba conteniendo.

—¿¡Hyung!? ¿¡Te acostaste con Kim NamJoon!?

—Sí, Tae, lo...— como estaba recién despertando, me di cuenta de lo que estaba diciendo tiempo después de que las palabras hubieran escapado de mis labios.—¿¡Qué!? ¡No, no eso!

El rubor llegó a mis mejillas tan rápido y tan abruptamente que mi cuerpo entero se sintió aéreo.

—Pero pensé que...—

—¡No pienses!— arremetí, aunque sabía que era más culpa mía que de él.—Uh, es una larga historia. Pero no pasó eso, ¿Okay? Quédate tranquilo, estamos bien. Regresaremos en unas horas.

Oí a mi vecino pasar saliva por a través de la línea. Podía oír sus pensamientos hasta en donde estaba acostado, corriendo como uno de esos hámsteres en sus ruedas. 

Resoplé, viendo que no iba a contestar sin estar satisfecho.

—Te lo contaré luego.

Ding.

—... Hecho. ¿Puedo quedarme aquí ya que estoy? Es que no quiero ir hasta mi apartamento de nuevo.

—Hazlo, y si tienes ganas puedes limpiar la cocina...—

La línea se cortó y sonó unos pitidos indicándome que TaeHyung se había fugado. Miré el teléfono y sacudí la cabeza, divertido por su reacción. Luego, dejé caer mi mano a un costado para deslizar el móvil a mi lado y pensar en las decisiones de mi vida que me habían llevado a ese mismo momento: estar acostado en la cama de NamJoon, tan descansado como si me hubieran inducido a un coma, oliendo a él por completo.

Miss Kim〖NamJin〗Donde viven las historias. Descúbrelo ahora