➳Capítulo 18: Giros en la trama (y como no lidiar con ellos)

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Acordamos con NamJoon que haríamos el trabajo que pudiéramos desde su casa, solo para no perder todo el día y que alguien de la compañía se extrañara por mi ausencia (aunque no estaba seguro de que muchas personas supieran de ella, después de todo) y para que el padre de NamJoon no terminara regañándolo. 

Hyun nos mandó el borrador de la carta que enviaría a la Unión con respecto al tema de la KFW y estuvimos trabajando en ella hasta la tarde, para cuando a ambos ya nos dolían los dedos de escribir en la computadora y la cabeza de tanto pensar en las palabras correctas hasta el punto en el que empecé a creer que había olvidado cómo hablar en coreano. 

De nuevo, en medio del trabajo, me tomé la libertad de hacernos manggaetteoks y té helado; y de nuevo NamJoon pareció enamorarse de lo que cocinaba. No lo sé. Yo creía que a nadie le gustaba los manggaetteoks quemados (sin querer, error de cálculos) con una tonelada de más de azúcar, pero ¿quién era yo para juzgar? 

Entre la comida y pequeños intercambios de palabras para opinar sobre lo que estábamos haciendo, la noche llegó sin que nos diéramos cuenta. 

NamJoon era bastante interesante sin aquella coraza que usaba en la oficina, y bastante agradable, también. Me quitó una que otra risa genuina mientras trabajábamos, cosa que me sorprendió en demasía. 

No recordaba haberme sentido tan a gusto con alguien que no fuera JungKook o TaeHyung desde hace mucho. YoonGi también era agradable, pero siempre nos encontrábamos en un ambiente laboral aún; esta situación con NamJoon, en su casa, ambos sentados codo con codo en su sillón, tan cerca que podría apoyar fácilmente mi cabeza en su hombro si quisiera, se sentía totalmente diferente. Pero diferente... del bueno. 

Como si fuéramos amigos cercanos o de toda la vida. Como si por primera vez no sintiera que todo el mundo estaba sobre mis hombros porque tenía a alguien para ayudarme con ello. Y honestamente no quería que se acabara. 

—Ya se lo envié de vuelta a Hyun. Esperemos que él también lo envíe rápido. 

NamJoon se tronó lo dedos y luego la nuca, dejando a un lado la computadora que estaba sobre sus piernas. 

Yo también apagué la tablet y la posé sobre mis muslos, bostezando. 

—¿Hay algo más para hacer? 

—No lo creo. Mañana volveremos a la oficina de todas formas. 

—Bien...— me levanté del sillón y me acerqué a nuestros trastes sucios acumulados en la mesa ratona.—Limpiaré esto. 

—Ey, Jin, no—me sujetó de la muñeca y yo enarqué una ceja.—No hace falta. Dawon se encargará de ellos mañana. 

—No tenemos otra cosa que hacer, se-NamJoon— era la segunda vez en toda la tarde en la que lo llamaba así, y me sentí... cosquilludo.—Me sentiré mal si los dejo aquí.

—Es que... necesito hablarte sobre algo. 

Resoplé, entre exasperado y nervioso. Asentí y volví a mi lugar a su lado. 

Quité una pelusa que se había pegado a mis medias, esperando a que hablara. 

—Gracias de nuevo... por todo. Ninguno de mis asistentes antes se había preocupado de esta forma— no sé si fui yo, pero juré que se tensó al decir «asistentes». Extraño.

—Está bien, solo hice lo que cualquiera haría. Pensé que necesitarías ayuda. 

Él asintió, y alzó una mano para rascarse la nuca. 

—Quiero invitarte a cenar. 

Me quedé con la ligera sonrisa en los labios, inmóvil como si hubiera visto a la misma Medusa, incapaz de responder enseguida. 

Miss Kim〖NamJin〗Donde viven las historias. Descúbrelo ahora