Miss Kim〖NamJin〗

➳Capítulo 20: El día en el que deseé ser abducido por aliens

Taemin era tan eficiente que para cuando bajamos, ya estaba entrando por la puerta principal del estacionamiento. Venía conduciendo un Bugatti de color rojo, precioso, tan brillante que parpadeé un par de veces para enfocar mi vista en él. El motor ronroneaba incluso más bajo que el Mercedes de NamJoon y yo levanté ambas cejas cuando JiMin me miró con una sonrisa orgullosa. 

Era el tipo de auto que esperaba que tuviera alguien como JiMin, sinceramente. 

El auto se estacionó en frente de nosotros y tan solo pude ver que Taemin lucía como un modelo más que un chofer. YoonGi también se veía así. ¿Acaso uno de los requisitos para ser chofer de estos hombres era ser apuesto o mínimo verte bien en todos los ángulos? 

—Bueno, hyung, podemos...— sus ojos rasgados se achicaron más cuando de pronto vio algo detrás de mi. Una ligera arruga apareció entre sus cejas y sus labios parecieron adquirir una mueca. 

Fruncí el ceño y miré sobre mi hombro, solo para ver a YoonGi con un café en una mano y los lentes oscuros sobre la nariz. Tenía una mano extendida hacia el Mercedes aparcado junto al Bugatti. 

—¿Yoon...— empecé, pero no alcancé a completarlo. 

—Min— soltó JiMin, con un tono raro. Yo miré entre YoonGi y JiMin, asfixiado por la tensión que apreciablemente había entre los dos.

No lo entendía, ¿qué JiMin no estaba interesado en él? 

YoonGi extendió los labios, como si intentara hacer una línea perfecta pero solo alcanzara a lograr una especie de paréntesis recto. 

—¿De paseo, Park?— se bajó los lentes con un dedo y me miró.—¿A dónde llevas a la señorita Kim? 

JiMin soltó un bufido, y cruzándose de brazos, avanzó unos pasos por delante de mí. 

Tanto Taemin como yo seguíamos espectando. 

—La llevaré a donde yo quiera. ¿O acaso necesitamos tu permiso, señor jefe de las carreteras? 

—Soy su chofer. 

—¿Y? Yo también tengo un chofer. 

YoonGi enarcó una ceja. Bebió un sorbo de su café y pude físicamente sentir la rabia emanando de JiMin. 

—Con apenas un año de licencia; pasó el examen con siete punto cinco y solamente puede conducir automáticos. 

JiMin abrió la boca, indignado. 

—¡No hables así de Taemin! Tú no sabes nada, estúpido pitufo albino. 

—Es la verdad, domador de hormigas. 

—¿¡Qué me has dicho!?— JiMin apretó los puños adorablemente, haciendo una especie de puchero en su intento de hacer un rostro rabiado.—¿¡Te atreves a hablarle así a tu ex-jefe, intento de Casper, leñador de bonsáis!? 

—Tú empezaste— impasible, YoonGi volvió a beberse un poco de café, antes de desechar el vaso en un basurero cercano. 

JiMin seguía echando humo por lo oídos. 

—Vámonos, hyung— me agarró del borde de mi blazer, pero antes de que pudiera llevarme, YoonGi alzó una mano hacia nosotros. 

—Esperen— con la misma voz monótona habló.—Esto no quieres hacerlo, JiMin. 

—¿O qué? ¿Me arrollarás? 

YoonGi sonrió de lado. 

—No. Peor. 

JiMin y yo nos miramos entre sí confundidos y aterrados, antes de que YoonGi se abalanzara hacia nosotros gritando como si estuviera en una cruzada medieval.