➳Capítulo 22: Mi jefe es el mejor (y no, no me pagan más por decirlo)

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NamJoon llegó a las doce y media aproximadamente, cuando ya iba por la quinta vez en la que ordenaba sus mismas carpetas, completamente distraído e ido. No podía concentrarme en otra cosa que no fueran las palabras de aquel hombre y lo insignificante que me había hecho sentir. 

Tal vez no debía prestarle mucha atención. Después de todo, NamJoon me había dicho que no lo hiciera; y sin embargo, no me quitaba de la mente el pensamiento de que si sus palabras me habían herido, era porque tenía razón. 

¿Por qué había llegado a pensar que alguien como yo podía ser... esto? ¿La mano derecha del CEO de la corporación más grande del país, el jefe de todos los empleados que estaban por debajo en la jerarquía y alguien... simplemente que lo tenía todo bajo control? 

Mi vida era una mentira. Mi empleo estaba construido sobre una mentira. Soy un maldito mentiroso y sé que mientras más camino más me voy hundiendo. 

Tanto pensar me dejó con la cabeza doliendo y el nudo en la garganta. Por fortuna, NamJoon no pareció notar nada cuando cerró la puerta tras de él y se acercó a mí arreglándose las mangas de su traje. 

Se veía espléndido, como siempre. Ni siquiera mi batalla interna fue suficiente como para distraerme de aquel hecho. 

Porque mi corazón... ese también estaba lleno de mentiras. 

—Hola, Jin, ¿almorzaste ya?— me preguntó sin rodeos, parándose al otro lado del escritorio. Yo apenas levanté la vista de lo que estaba haciendo para saludarlo. 

—Hola, señor— me tensé al decirlo y me apresuré a corregirme—NamJoon. 

NamJoon sonrió y sacudió un poco la cabeza. 

—Por suerte lo recordaste. De todos modos, ¿lo hiciste? 

—¿Almorzar? Uh...— mi lengua se volvió torpe y tosí para rellenar el espacio—No, aún no. 

Mi jefe resopló y me hizo un gesto con la mano. 

—Bueno, yo tampoco. Vayamos al comedor. 

Fruncí el ceño, extrañado por la invitación. Normalmente cuando llegaba las doce, NamJoon desaparecía unos veinte minutos y luego regresaba mientras yo me comía barritas energéticas con jugo de manzana.

Aclaro que eso no era lo que almorzaba siempre, ¿okay? Normalmente sí. Pero no siempre

Ni siquiera sabía que había un comedor dentro del edificio, por más obvio que fuera que debía haber uno. 

Solté las carpetas, atolondrado.

—¿Ahora...?

—¿Sí? Jin, ahora es la hora del almuerzo. 

—Lo sé, es que...— mi lengua volvió a enredarse y no supe que diablos me pasaba. ¿Tenía miedo de hablarle a NamJoon ahora?—Nunca he ido. 

—Es tu día de suerte. Ven, vamos. 

Él comenzó a caminar unos pasos, sin que yo lo siguiera. Mis piernas se habían muerto, aparentemente, antes de que comenzara a temblar de nuevo. 

¡¿Ahora sí me estaba muriendo?! 

Era demasiado. Todo. En un segundo me vino lo del evento, el cumpleaños, ser descubierto por Tae, los padres de JiMin, el encuentro con SungHo y la voz tan suave y gentil de NamJoon que se hallaba esperando por mí. 

Me sujeté del escritorio y respiré agitado. La cabeza me daba vueltas como si estuviera en un carrusel exageradamente rápido y ruidoso. 

—¿Jin? ¿Estás bien?— me preguntó, acercándose de nuevo, el rostro preocupado por encima de esa máscara que llevaba normalmente.

Miss Kim〖NamJin〗Donde viven las historias. Descúbrelo ahora