Coincidencias || Bughead.

Capítulo dos

"Hay que tomarse las cosas con calma.
Cuando la mente está tranquila todo, absolutamente todo sale mejor".
Rafael Cabaliere.

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La rubia pasó por la puerta de embarque, había llegado a Houston. Observó a muchas personas abrazarse, eran personas que se habían reunido luego de estar separadas por un tiempo. De alguna manera, ella también quería eso, pero no tenía a nadie para que hiciera eso por ella.

Caminó con seguridad hasta afuera y pidió un taxi, una vez que habían emprendido viaje hacia la universidad, tomó su celular y le envió un mensaje a Fangs.

"Ya llegué, estoy yendo hacia la universidad."

Rápidamente recibió una respuesta.

"Está bien, cuídate, Cheryl te envía saludos."

La rubia sonrió y tecleó en su teléfono un "uno también para ella" y lo dejó a un lado.

Luego de algunos minutos en carretera, por fin entraron en la ciudad, a unos pocos kilómetros, estaba el establecimiento. En cuanto el auto estacionó, Betty suspiró y bajó.

—Sus maletas, señorita— se las entregó el taxista.

—Muchas gracias— le sonrió y le entregó el dinero.

Caminó hasta la entrada y sin dudarlo ingresó, su maleta chocó con algo, obligándola a frenar.

—Mierda— murmuró y levantó la vista— lo siento— le dijo al chico.

Ninguno venía viendo el camino y ella lo había golpeado con su maleta.

—No hay problema— le sonrió levemente, mientras sentía un leve dolor en su pierna.

—¿Estás bien?— preguntó con una mueca.

—Si, no te preocupes.

—Bien, adiós— le sonrió y siguió su camino.

Llegó a la secretaria y esta le entregó la llave de su habitación. Viviría en el campus, como la mayoría de alumnos que estudiaba ahí.

Subió un par de pisos por el ascensor y caminó por el pasillo. El lugar era bonito, el suelo de madera y las paredes de un amarillo pálido.

Se paró frente a la puerta que la secretaria le había indicado e introdujo la llave en el cerrojo, le dió dos vueltas y esta se destrabó.

Betty, con los nervios fluyendo por todo su sistema, tomó el picaporte y abrió la puerta.

Se encontró con una chica de cabello oscuro, sentada en una de las camas, con su celular en mano. Inmediatamente levantó la vista y le sonrió, se levantó y caminó hasta ella, la rubia solo se había quedado en su lugar, observándola con una sonrisa nerviosa.

—Hola, tú debes ser mi nueva compañera de habitación— le sonrió y le extendió su mano— me llamo Verónica.

—Betty— la rubia estrechó su mano con la de la morocha.

—Es un placer, tu cama es la que está pegada a la pared y ese sería prácticamente tu lado del dormitorio— explicó, señalando el lugar.

—Bien, muchas gracias— tomó sus valijas y caminó hasta la cama, para dejarlas ahí.

—¿Viniste sola?— frunció el ceño, algo confundida.

—Si ¿Por qué?— la rubia miró a su nueva compañera.