Coincidencias || Bughead.

Capítulo veintiuno

"Algunos días somos cementerios, otros días somos museos."
Ron Israel.

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Los días fueron pasando, la situación estaba algo tensa, pero hacían lo posible para sobrellevarlo, nunca habían hablado de lo que casi sucedió y preferían no tocar el tema.

Mientras tanto, los amigos de ambos estaban muy interesados en que pasaría. Era como si estuvieran viendo un partido de fútbol, la pelota iba y venía por la cancha, pero nadie metía un gol.

Para Betty, la incomodidad con Jughead ya había pasado a segundo plano, en menos de una semana estaría tomando un vuelo a Riverdale, más que dispuesta a hundir a Sweet Pea y a ganar esa carrera.

La rubia se encontraba terminando los últimos trabajos que debía entregar, en su habitación, vió a pasar a Verónica pero no le prestó atención, sino hasta que oyó su llanto.

—¡V!— fue hasta la morocha y la abrazó— ¿Qué sucedió?

Verónica era una persona que estaba alegre el 90% del tiempo, entonces, si esta estaba llorando, había que preocuparse.

—Tuve una discusión con mis padres— murmuró en los brazos de la rubia. Esta hizo una mueca.

—¿Quieres contarme qué sucedió?— preguntó suavemente, mientras acariciaba el cabello de su amiga.

—Discutimos por algo que no es tan importante para mí, pero si para ellos y me pidieron que no fuera a casa para las fiestas porque no querían verme ni en pintura— sollozó— además de que no estoy bien con Archie así que no podré pasarlas con él y su familia.

Parecía una estupidez a simple vista, pero para la chica, que siempre había sido muy unida a su familia y además de que era muy frágil, si le afectaba en grandes proporciones.

Betty hizo lo que pudo, ella nunca había sido unida a su familia y siempre que la recordaba, solo recordaba dolor, y ¿Relaciones amorosas? Mejor ni hablar de eso, pero haría lo posible para ayudar a su amiga a sentirse mejor.

—Oye— la tomó del rostro para que pudieran mirarse— a veces las cosas pueden irse un poco a la mierda, pero son tus padres, se les pasará.

—No, Betty— negó, aún con lágrimas— a mi hermana le pasó lo mismo, no la saludaron ni por su cumpleaños, se les pasará pero no en cinco días.

—Okey, entonces ¿Piensas pasar las fiestas aquí, sola?

—Ni me lo recuerdes— volvió a acurrucarse en ella.

—Te tengo una propuesta, que lleva mucha historia detrás y que lo pensarás solo después de que te cuente todo— aclaró— si quieres, puedes ir a Riverdale conmigo y pasar las fiestas allí, no tengo padres, pero si una familia— propuso.

—Eres lo mejor que la vida me puso en frente— murmuró abrazándola más, la rubia soltó una risita, las únicas personas que le habían dicho eso anteriormente, habían sido Fangs y Cheryl.

—Bien, primero vamos a calmarte— la dejó unos segundos para buscar su botella de agua y se la dió— toma agua y respira— pidió, tendiendole la botella.

La morocha hizo caso y unos minutos más tarde, ya se encontraba mejor.

—¿Significa que me contarás más de ti?— preguntó ansiosa.

—En un principio no lo hice por miedo a que me juzgaran, pero tú no eres esa clase de persona— negó.

—Tengo mucha curiosidad— asintió.

Betty tomó aire y lo soltó— a los 15 años oficialmente me fui de casa— comenzó— ahí conocí a Fangs, mi mejor amigo.

—¿El chico con el que hablabas por videollamada la otra noche?

—Ese es— asintió— él me llevó con mi verdadera familia, una pandilla— Verónica no pareció asustada en lo absoluto, más bien, estaba sorprendida— se llaman las serpientes sureñas, no somos malos, solo nos cuidamos entre nosotros y nos defendemos de quienes nos atacan— contó— soy la reina de la pandilla.

Se levantó y subió un poco su blusa, dejando ver el tatuaje de una serpiente en forma de S con dos cabezas y una pequeña corona.

—Oh, es hermoso— murmuró viendo el dibujo que la rubia tenía grabado en su piel.

—En cuanto llegue, voy a arruinar a una persona que me arruinó a mi— dijo con una mueca— ¿Recuerdas los golpes un mes después de que llegué? Mi ex envió a unos hombres a golpearme para que rechazara una oferta de correr una carrera contra otra pandilla enemiga.

—Estoy molesta, ahora— dijo apretando sus puños— ese tipo es un idiota— escupió.

—Lo es, V— le dió la razón— en fin, cuando llegue, hundiré a alguien, bailaré en un caño y correré una carrera de autos ilegal— finalizó— esa es mi vida, ya puedes asustarte, dejar de hablarme e incluso echarme de la habitación, pero por favor, no se lo cuentes a nadie.

La morocha se mantuvo unos segundos en silencio, que para Betty fueron eternos. Finalmente soltó unas palabras— ¿Asustarme? ¿Echarte? ¿Dejarte de hablar?— preguntó confundida— ¡Lo que me acabas de contar es impresionante!— chilló y la abrazó— con gusto iré, me encantará verte hacer todo eso— dió unos saltitos, emocionada. La rubia pudo sentir como volvía a respirar.

—Genial— sonrió— solo hay una pequeña cosita— hizo una mueca— vivo en un trailer.

—Siempre quise ver como era eso— asintió.

Y aunque no se dieron cuenta, Betty cumplió su cometido de hacer sentir mejor a Verónica y de paso, se sacó un peso de encima. No le contó toda su historia, pero era todo lo que la morocha necesitaba saber.

Por otro lado, un pelirrojo entró molesto en su habitación. Molesto con sí mismo por lo idiota que había sido.
Cerró la puerta de un golpe y se tiró en su cama, como si fuera un niño.

—¿Qué pasó?— preguntó Jughead, confundido por la actitud de su amigo.

—Vivo cometiendo errores, Jughead, eso es lo que sucede— soltó.

—¿Qué hiciste?— preguntó más confundido que antes.

—¿Qué hice?— preguntó irónico— discutí con Ronnie, ella estaba mal y yo terminé de joderla, me dijo que no quería verme más y eso desencadenó otro error más— habló furioso.

—Todo se puede solucionar, sabes como es Verónica, ya se le pasará— intentó tranquilizarlo.

—El problema es que no la merezco— negó.

El pelinegro no dijo nada, solo lo observó, no podía negar lo que el pelirrojo había dicho, él ya había lastimado a la morocha varias veces y ella lo seguía perdonando.

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Ayer pensé que había publicado, veo que no, perdón.

En fin, ¿Prefieren Veggie o Varchie?