Capítulo diecinueve

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"De la vida obtienes lo que te atreves a pedirle."
Oprah Winfrey.

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La mañana del sábado, no había uno al que no le doliera la cabeza y no estuviera de mal humor. En especial Betty y Jughead, que se habían tomado hasta el agua de los charcos.

Esa mañana, la rubia se encargó de comprarles café a todos. Aunque Verónica era la mamá del grupo, Betty era la mamá de otro grupo y ya saben, entre mamás se entienden y ayudan.

Para cuando volvió de la tienda, ya todos estaban en la habitación como habían acordado minutos antes. Les dió una pastilla para la resaca y el dolor de cabeza y un vaso con un café cargado.

Luego se tiró en su cama junto a Toni, Jughead y Kevin. Los cuatro con sus espaldas apoyadas en la pared y sus pies colgando de la cama.

—¿Cómo se sienten?— preguntó la rubia, dándole un trago a su café.

—Como si tres camiones me hubiesen pasado por arriba— murmuró Jughead a su lado, esta soltó una risita burlesca.

—Yo te dije que no debías seguir tomando— se encogió de hombros.

—Yo me siento como si me hubiera tomado 5 pastillas para dormir— habló el pelirrojo, que estaba recostado sobre su novia.

—Yo estoy bien— hablaron Toni y Kevin al mismo tiempo.

—Yo… solo quiero que se callen porque me duele la cabeza— soltó Verónica de mala gana.

—Bien, flancitos recién hechos, yo iré a darme una ducha— la menor se levantó y se encerró en el baño.

En ese instante, la pelirosa ocupó el lugar de su amiga y se sentó junto a Jughead. Apoyó su rostro en el hombro de su amigo y le sonrió con maldad y diversión, como un niño a punto de hacer una travesura.

—¿Te acuerdas algo de lo que pasó anoche?— le hincó las costillas y este dió un saltito por las cosquillas.

—No hagas eso— gruñó— recuerdo todo.

—¿Qué parte de todo? ¿Alguna en especial?— indagó, sin borrar esa sonrisa.

—¿A dónde quieres llegar específicamente?— frunció el ceño.

—A ningún lado— fingió despreocupación.

—Bien, entonces cállate porque me duele la cabeza.

Esta solo rodó los ojos y volvió a acercarse al castaño para conversar con él, ya se habían hecho bastante amigos.

Un celular comenzó a sonar, era el de Betty, últimamente estaba recibiendo muchas llamadas y siempre se iba a un lugar para que nadie la oyera hablar. Nadie tuvo que atender por ella esta vez, porque la rubia salió del baño en ese instante.

Observó la pantalla de su teléfono y lo tomó.

—En seguida regreso— soltó y salió de la habitación, para apoyarse contra la puerta y aceptar la llamada.

—¿Qué pasó ahora?— atendió de mala gana— ya teníamos todo arreglado.

—Hubo un problema con el auto— habló el chico del otro lado.

—Arréglalo entonces, Mantle— exigió.

—Alguien le cortó los frenos y pinchó las ruedas traseras, la dirección tampoco funciona correctamente, cortaron la correa— informó.

Coincidencias || Bughead.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora