Capítulo veinte

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"No sabían a quién le correspondía la carga positiva, ni a quién le correspondía la carga negativa. Solo tenían claro que, quisieran o no, una fuerza invisible siempre terminaba juntándolos."

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—Quieres besarme justo ahora— asintió ella, burlona, viendo como este miraba sus labios.

—Quieres que te bese justo ahora— afirmó él, subiendo la mirada a sus ojos.

—Si… no va a pasar— negó divertida y se alejó, para volver a lo que estaba haciendo anteriormente.

El silencio volvió a inundar la habitación, Jughead se recostó en su cama, dispuesto a verla estudiar. Le gustaba simplemente mirarla hacer cosas, sonaba extraño, pero de alguna forma, Betty le daba paz.

La rubia abrió sus libros y su laptop también, dejando todo listo para comenzar con sus apuntes. Se colocó sus lentes de pasta y simplemente empezó con su trabajo.

Una hora más tarde, Betty daba vueltas por la habitación, con una hoja en la mano, diciendo la lección en voz alta. El pelinegro, la recorría con la mirada.

—¿Por qué me miras tanto?— preguntó, sin dejar de ver el papel.

—Siempre lo hice ¿Recién hoy lo notas?— preguntó con sorna.

Lo cierto, es que ahora la tensión era más palpable. Antes, solo se trataba de fingir y ser amigos, pero la noche anterior había cambiado algo, como si de repente todo hubiera comenzado a florecer.

—Lo sé, solo que no sé, me pones nerviosa— dijo con una mueca.

—Lamento ponerte nerviosa ¿Quieres que me vaya de mi propia habitación para que estés tranquila?— se burló. La rubia entornó los ojos.

—Me caes mal.

—Te caigo mejor de lo que quisieras que te caiga.

Betty suspiró y se tiró en la silla— ¿Por qué estamos más estúpidos de lo normal?

—Estamos bien, ya se nos va a pasar_ le restó importancia divertido— es solo curiosidad.

—¿Curiosidad por qué?— alzó una ceja, apoyando sus codos en sus rodillas.

—Por eso que hicimos anoche— se encogió de hombros.

—¿Hablas de terminar lo que empezamos?

—Podría ser.

Ambos sonreían con diversión, en sus ojos había lujuria, estaban enfrascados en su propio juego.

Jughead se sentó en la cama, apoyando su espalda en el respaldar. La rubia se levantó y caminó hasta él.

—¿Esto no arruinará nada, no?— preguntó, una vez que estaba de pie junto a la cama.

—Es solo para matar la curiosidad.

—Está bien— asintió en un suspiro.

¿Ahora? El alcohol ya no estaba presente y aunque las ganas no faltaban, los nervios tampoco. Solo era para matar la curiosidad ¿Verdad? Después de todo, una vez que lo hicieran, ya no sería incómodo y la tensión ya se habría esfumado ¿Cierto?

Betty se sentó a horcadas sobre Jughead, él la tomó de la parte de atrás de su cuello y comenzó a besarla, lento, suave pero deseoso. La rubia abrió su boca, dándole paso a la lengua del pelinegro.

Poco a poco, él fue bajando las manos, recorriendo lentamente hasta llegar a su cintura y hacer un poco de presión ahí, era realmente bueno en lo que hacía.

Esta arqueó un poco su espalda, haciendo que sus partes íntimas se rozaran, bajó sus manos del cuello de Jughead hasta sus hombros.

Jughead subió la tela de la blusa que Betty llevaba puesta e introdujo sus manos para acariciar sus espalda, al mismo tiempo fue bajando sus besos por el cuello de la rubia, quizá dejando algunas marcas.

Hacían todos sus movimientos lentos y suaves, aumentando la pasión y las ganas, conectaban muy bien, esa era la verdad.

Betty comenzó a moverse hacia adelante y hacia atrás, lenta y tortuosamente, Jughead le quitó su blusa y siguió bajando sus besos, por su clavícula y finalmente hasta sus pechos, los masajeaba y dejaba besos húmedos por el escote de ese brasier blanco.

—Dios, Jughead— soltó en un jadeo, él sonrió con malicia y llevó sus manos al broche, dispuesto a desprenderlo y dejarla completamente desnuda de la parte de arriba, solo para él.

Primero subió su rostro para encontrarse con Betty, bastante roja por el calor y la excitación, volvió a unir sus labios con los de ella y en ese momento, todo dió un giro.

La puerta se abrió y las tres personas quedaron heladas. A Betty le costó un minuto reaccionar y colocarse su blusa otra vez, para salir de encima del chico, Jughead solo miró a Archie, el cual ya había reaccionando y sonreía burlesco.

—Yo… me voy— habló rápido la rubia, tomando sus cosas y pasó por el lado del pelirrojo para irse.

—Adiós, rubia— dijo este divertido, sin dejar de mirar a su amigo— si hubiera sabido que ibas a enterrar el chimuelo, no interrumpía en la ceremonia— se burló, cerrando la puerta.

—Serás imbécil— rodó los ojos y colocó un almohadón en su regazo, para tapar su "emoción".

—Oye, yo sabía que se traían ganas, pero pensé que no lo concretarían aún— contó, mientras se tiraba en su propia cama.

—¿Vas a seguir molestando, Archie?— lo miró cansado.

—Podría, pero tengo sueño— se tapó con las sábanas y se acurrucó.

—¿Y por qué no te quedaste a dormir con Verónica?

—Excelente pregunta, señor Jones— lo señaló y luego le dió la espalda— hasta mañana— soltó y cerró sus ojos.

Por otro lado, Betty entró a su habitación y se encontró con su amiga, recostada en su cama.

—Buenas— sonrió la morocha.

—Hola, otra vez— saludó y se guió hasta su propia cama.

—¿Tan rápido has vuelto?

—Es que llegó Archie— explicó mientras se hacía un moño en la cabeza.

Verónica ahogó un grito de sorpresa y se sentó con una sonrisa— B— pronunció, aún sin creerlo.

—¿Qué?— volteó hacia ella, sin entender que es lo que realmente sucedía.

—¿Tuviste sexo con Jughead?— murmuró pícara.

—¿Qué? ¡No!— negó con una mueca. En ese momento lo recordó— esa marca me la hizo anoche, estábamos borrachos.

—Ojalá fuera una sola— se burló.

La rubia fue hasta un espejo, el muy imbécil la había marcado dos veces más.

—Tienes que estarme jodiendo— murmuró.

—Se ven recientes— continuó— ¿Te ibas a acostar con él?

Betty la miró, algo avergonzada— si, pero Archie nos interrumpió. Por favor, no me juzgues.

—¿Juzgarte? ¿Por qué haría eso? Mi shipp favorito está floreciendo— festejó.

—Si, eso no va a pasar, solo fue una estupidez del momento— negó— ahora voy a dormir— se recostó— hasta mañana.

—Son las 17, B— le recordó.

—Entonces hasta más tarde— se corrigió y se tapó.

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Bueno, ¿Quién tiene hambre?

Coincidencias || Bughead.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora