Coincidencias || Bughead.

Capítulo siete

"No te rindas ahora.
Lo más probable es que tu mejor beso, tu mayor carcajada y tu gran día, aún estén por llegar."

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Era el primer día de universidad y Betty se encontraba extrañamente relajada.

Había terminado su primera clase, estaba juntando sus apuntes. Cuando alguien pasó por su lado y tropezó, dejando caer todos sus libros. La rubia se volteó.

—¿Estás bien?— preguntó, agachándose para poder ayudarlo.

—Si, solo me tropecé— ambos levantaron su mirada.

—Creo que te he visto antes— dijo mientras le entregaba un par de cuadernos.

—Eres la chica que me golpeó con su maleta— asintió divertido.

—Si te consuela, eso no me ha dejado dormir tranquila en estos días— bromeó y ambos soltaron una risa.

—Kevin Keller— estiró su mano.

—Betty Cooper— estrechó su mano con la del castaño.

—Así que también estudias periodismo— asintió mientras salían del salón ya vacío.

—Si, es toda una casualidad que nos encontremos estudiando lo mismo— soltó.

—Que loco— admitió divertido, ambos entraron en la cafetería— ¿Almuerzas con alguien?

La rubia miró una mesa a lo lejos donde estaban Verónica y sus amigos, almorzando entre lo que parecían bromas.

—¿Tú almorzarás solo?— dirigió su mirada hacia él.

—No si tú aceptas almorzar conmigo— se encogió de hombros.

—Bien, busquemos una mesa entonces— sonrió amablemente.

Después de que ambos tuvieran sus bandejas y encontraran una mesa, se dispusieron a conocerse.

—He vivido toda mi vida en Houston, solo con mi padre, mi madre trabaja en otro estado y soy hijo único— contó, mientras se llevaba una papa a la boca.

—Yo vengo de Riverdale, es un pueblo que está bastante lejos de aquí— le restó importancia— tengo padres y una hermana, pero no tengo relación con ellos desde hace bastante tiempo.

—¿Y cómo nació tu amor por el periodismo?

—En la preparatoria dirigía el periódico escolar, no lo sé, creo que inconscientemente siempre supe que quería dedicarme a esto.

—Yo lo descubrí por el lindo periodista que pasaban en la televisión— Betty casi escupió su jugo para reír— no te rías— dijo divertido.

—Es una razón válida— aceptó luego de calmar su ataque de risa.

Ambos siguieron almorzando y cuando tuvieron que separarse para tener clases distintas, intercambiaron números y cada uno se fue por su lado.

Ya por la tarde, a la rubia le tocaba su primer día de trabajo. Había recibido todo tipo de indicaciones y explicaciones por parte de su compañera Catherine y parecía saber tomarlas al pie de la letra.

Se acercó a una mesa, sin prestar mucha atención y mirando su libreta.

—¿Qué desea ordenar?

El chico frunció el ceño— ¿Rubia?— Betty alzó la vista y sonrió.

—Jughead— saludó— dime que quieres.

—Solo café negro— pidió y la rubia asintió para alejarse.