Capítulo 25

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~Bondad, flores y una visita~

Hoy es un nuevo día.

Desde el encuentro que tuve con Caleb ayer mamá no deja de preguntarme qué me sucede, a decir verdad fue muy difícil el día de ayer, fue demasiado para mí y hablar con mi madre sería revivir el recuerdo.

Quisiera decirle toda la verdad pero no podría, tendría que explicar demasiado.

Para colmo de males hoy debemos ir a atender al señor Marco, por lo que antes de ir hacia dónde la señora Sofía debo ir a su casa.

—Hija, debo ir a enseñar... ¿Tienes el desayuno del señor Marco preparado? —pregunta mamá mientras corre por toda la casa.

—Por supuesto.

—Lamento que sea de esta manera, sé que no estabas de acuerdo y es por eso que agradezco tu ayuda. —Dice mamá mientras toma algunos libros y se dirige hacia fuera— ¡Niños ya es hora de irnos! Hasta luego Jessia, ten una conducta adecuada.

Mamá se va apresuradamente pues se le hace tarde para llegar a la pequeña escuela del pueblo, mamá tiene niños de todas las edades esperándola.

El señor Marco me espera, no debo tardar.

Lavo los platos del desayuno y me apresuro a organizar todo lo que el señor Marco comerá en este día.

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《Toc, toc》

Toco la puerta del señor Marco varias veces pero no me responde.

— ¿Señor Marco? —grito algo cansada.

—Lo lamento linda, voy enseguida —cuando me volteo observo que el señor Marco viene caminando y de repente se tropieza así que cae al suelo haciendo una mueca de dolor, corro de inmediato a auxiliarle.

—Señor Marco no debería estar de pie. —le reprendo y él se apoya en mí para levantarse.

— ¿A quién le importaría que me lastimase aún más? —Pregunta mientras hace un esfuerzo para caminar rechinando los dientes— Estoy solo.

—Si lo estuviera no estaríamos aquí. —le animo con una sonrisa.

—Cuánta razón tienes hija mía... —dice mientras extiende sus manos para abrir la puerta— Disculpa a este hombre amargado.

—No se preocupe, yo abro la puerta.

El señor Marco me sonríe y cuando abro la puerta entra para dirigirse a su cama y recostarse.

—Ahí debe de estar, no sé cómo se le ha ocurrido levantarse de la cama en su estado, su pierna está en grave estado no ha cicatrizado. —Le reprendo y él me mira atentamente— Le traje el desayuno y espero que en todo el día esté en reposo.

—Perdona mi terquedad linda, no tengo familia aquí que me haga sentar cabeza. —Dice desanimado y yo le acomodo la almohada detrás de su espalda— Todos los días estoy solo, sin mi Elizabeth... y sin hijos, la soledad no es grata para un hombre como yo.

—Sabe que no está solo, tiene a su hijo. —digo mientras le extiendo el desayuno.

—Es como si no lo tuviera linda, pero no puedo culparlo... —dice cabizbajo— ¿Crees que algún día venga?

—No lo sé... ¿Por qué me lo pregunta?

—Creí que eras la joven indicada, los he observado, pareces ser cercana mi hijo. —pronuncia mirándome fijamente.

— Lo ha interpretado mal señor Marco. —digo mientras me siento a su lado

—Seguro que sí linda, lo lamento...

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