Capítulo 24

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~Como una daga al corazón~

—Apresúrate Jessia, no podemos llegar tarde a la iglesia. —dice mamá mientras corre de un lado a otro.

Han pasado varios días desde que Thiago vino a verme y desde entonces visita con frecuencia mi casa, a veces presiento que mi madre sospecha al respecto pero prefiero no platicar con ella sobre el tema, eso significaría asumir un compromiso de mi parte y no sé si estoy dispuesta a asimilarlo aún, a decir verdad no sé qué pensar con respecto a Thiago, él es tan caballeroso, amable y atento, es todo lo que una mujer podría desear pero aun así siento que algo hace falta.

—Ayla ve y revisa si Irati está vestida correctamente. —le indico a Ayla y esta me responde asintiendo sin decir palabra.

Aún no he podido hablar con mi hermana, la siento lejos, muy distante y a decir verdad puedo entenderla, desde aquel día en dónde encontré la carta se siente resentida conmigo pero aún no he encontrado las palabras indicadas para acercarme a ella.

—Ven aquí Asher. —llamo a mi hermano que está sentado con la mirada perdida.

— ¿Qué necesitas que haga Jess? —pregunta mirándome a los ojos.

—Esperemos a los demás en la carreta. —Él asiente y sostengo su mano mientras no dirigimos hacia afuera de la casa.

—Necesitas decirme algo ¿cierto? —inquiere Asher con la sonrisa baja.

—Es acerca de tu hermana Ayla, ¿has notado algo extraño en ella?

—A decir verdad sí, desde aquella vez que encontró el cofre enterrado a pocos metros de la casa. —dice Asher mientras tiene su mano en su mentón— Según ella, era un lugar muy frecuentado por papá, siendo honesto no lo recuerdo ya que yo aún era un niño.

—Es posible que sepa sobre algún lugar... —susurro mientras recuerdo los lugares favoritos de papá que estaban cerca de la casa.

Hay algo más.

Estoy segura.

A papá le encantaba guardar recuerdos, es posible que haya enterrado otras cosas.

—No debí decírtelo. —Dice Asher cabizbajo— Ayla me pidió que no te dijese nada.

—Tranquilo pequeño, su secreto está a salvo conmigo. —pronuncio y acto seguido alboroto su cabello y él sonríe.

Levanto la cabeza y observo que mamá y el resto de los niños salen de casa y entonces me acomodo para cuando se monten en la carreta.

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—Amados hermanos, tomen asiento por favor. —el predicador toma la biblia y la pone sobre el pequeño podium de madera.

Los hermanos se apresuran a tomar asiento y nosotras hacemos lo mismo, hay pocos asientos disponibles ya que al parecer hay más personas de lo usual, por lo que observo todas las familias del pueblo han venido, incluso Caleb se animó a venir junto a Thiago.

—Qué alegría verles a todos en este hermoso domingo, es para mí un gran placer estar delante de todos ustedes para exhortar la santa palabra de nuestro Señor. —Empieza a hablar el predicador como de costumbre— Antes de oficiar el servicio de este domingo tengo una terrible noticia.

El murmullo no se hizo esperar, susurraban los unos con los otros, mamá comenzó a inquietarse y a mirar a sus alrededores.

—Madre. —llamo su atención y ella voltea la mirada es cuando puedo percibir la inquietud de su rostro.

—Silencio hermanos. —Nos reprende el predicador— Los murmullos no son bien recibidos en la casa de nuestro señor. —nos reprende— Nuestro hermano Marco ha sufrido un terrible accidente con un hacha mientras trabajaba en el campo, nuestro hermano y buen vecino Marco es viudo y no tiene familiares presentes, por lo que necesita de nuestra ayuda, el doctor Walker ha hecho lo que ha podido con su pierna, hasta ahora dice que hay pocas probabilidades de que la pierda. —Explica el predicador— Sabemos que por el tiempo de cosecha que se aproxima todos están ocupados pero nuestro hermano Marco necesita de nuestra ayuda.

OlvídameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora