Prólogo: Acontecimiento inicial.

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Julio del año 1884

Era un día soleado, un día precioso. Iba a verme con él. Me citó en nuestro jardín favorito donde comenzó todo. Al llegar lo miré extrañada, pues tenía lo que parecería ser un equipaje al costado. Estaba confundida, muy confundida.

Miles de pregunta embargaron mi mente y descarté todas las explicaciones descabelladas que surgían en mi cabeza.

¿Qué estaba pasando?

Me senté en la yerba y esperé a que el haga lo mismo.

—Debo irme Jessia —dijo mientras me miró seriamente a los ojos.

La seriedad con la que pronunció mi nombre hace que algo se encoja en mi interior.

— ¿A dónde? ¿Cuándo volverás? —pregunté preocupada.

—No lo sé, pero debo irme. —respondió mirando hacia el suelo.

— ¿Por qué ahora? Justo cuando estamos...

—No podemos. —Pronunció de manera tajante y me quedé paralizada por un leve segundo.

—No lo entiendo...

—Es un error, todo ha sido un error. —articuló seriamente.

— ¿Qué estás tratando de decirme? —pregunté y sentí como si una daga atravesara mi corazón.

Él no respondió, más que las palabras que podría decir era su silencio lo que me mortificaba, me dolía, me ardía... pero aun así, temía por su respuesta.

—Yo... lo entiendo— dije cabizbaja y me levanté para irme hacia mi casa.

—Jess... —pronunció.

Volteé y lo miré directamente a los ojos.

—Te amo...—dijo mientras por primera vez en minutos me sostiene mirada, la cual estaba vacía y sus ojos perdidos como si no fuese él quien estuviese parado en frente de mí, lo miré fijamente esperando lo que tenía que decirme. —Pero... olvídame.

Su expresión se volvió dura y fría, una lágrima rebelde rodó por mi mejilla. El dolor en mi pecho apareció, se aceleró, y mis manos empezaron a temblar.

En su mirada ese brillo especial se había ido, en lugar de eso vi dolor en sus ojos, no logré descifrar nada, hasta ese entonces todo fue demasiado rápido... ya no me miraba como solía hacerlo antes, los ojos que antes me miraban con ternura al decirme que me amaba ya no estaban.

Y estaba consciente de ello.

¿Cuándo ocurrió?

No pude asimilarlo, me dijo que me ama pero seguido de eso que lo olvide, no pude evitar estar confundida, nada tenía sentido especialmente porque tomó el equipaje a su costado y se fue caminando sin siquiera voltear hacia atrás.

Me quedé mirándolo, esperando despertar, que se trate de algún sueño, pero no desperté y en lugar de eso vi cómo se perdió al fondo del camino.

Se había ido.

OlvídameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora