Olvídame

Capítulo 19

~La sinceridad de una madre~

— ¿Jess? —Ayla aparece en el umbral de la puerta, le doy una mirada rápida y ella se tensa al ver mis ojos llenos de lágrimas. — ¿Qué es eso que tienes en las manos?

— ¿Desde cuándo la tienes? —pregunto haciendo referencia a la carta.

— ¿Por qué revisaste mis pertenencias? —pregunta precipitada, sostiene el cofre y me arrebata la carta de las manos. —No vuelvas a hacerlo Jessia.

—La carta es para mí. —Digo mirándola fijamente a los ojos— Y la escribió papá, ¿Sabes lo importante que es para mí el saber que escribió esta carta? No tienes una idea...

—Lo siento, supongo que esto te pertenece a ti... —dice extendiéndome la carta— Hay más cartas para ti, se hecho todas lo son, la que sostienes en tus manos fue la única que leí.

—Por eso decías todas aquellas cosas de papá...

—Yo... no lo recuerdo tanto como tú, no tengo nada de él a lo que pueda aferrarme, pensé que lo único más cercano que podría tener era este cofre pero me equivoqué, son cartas escritas para ti no para mí, él no pensó en mí en ningún momento, solo eras tú... —suspira— Debo respetarlo.

Ayla deja el cofre encima de la casa y sale rápidamente de la habitación sollozando.

¿Cómo podría explicarle que papá nos amaba a todos?

No sé qué decirle para aquietar su inquietud, a veces me cuesta entender que siente, y no dejo de preguntarme cómo pudo afectarle tanto... ella no convivió tanto con papá, aun así a veces me da la sensación de que se encuentra vivo, que está en alguna parte y que algún día regresará.

— ¿Por qué no viniste a cenar? —Mamá entra al cuarto y se siente junto a mí— No creo que estés satisfecha y además me pareció ver a Ayla salir de aquí algo afectada.

—Encontré una carta que papá escribió para mí. —Digo finalmente— Ayla la tenía en un cofre, Ayla se siente aislada de alguna manera y no lo comprendo, a veces creo que tiene algún tipo de resentimiento hacia mí cuando se trata de papá.

—Lo comprendo...

— ¿Cómo podrías comprenderlo madre? —pregunto y ella suspira profundamente para luego mirarme con ternura.

—Te comprendo más de lo que crees... —dice son simpleza— El lugar que tiene un hijo en el corazón de un padre pocas veces puede imaginarse pero al mismo tiempo lo que el padre es para el hijo no se comprende de la misma manera.

—No entiendo qué quieres decirme mamá...

—Tal vez llego el momento adecuado para decírtelo —Mamá se acomoda en la cama y me toma de las manos— Tú me recuerdas a mí cuando tenía tu edad, mi padre y yo teníamos un vínculo muy fuerte, recuerdo que papá y yo salíamos de manera constante a los museos, al campo y todo lo divertido que podría hacer una jovencita con su padre.

—Eso es hermoso... —pronuncio y ella asiente.

—Marie, tu tía —hace una corta pausa— no era tan unida a mi padre, lo era más con mi madre pero aun así ella le disgustaba que yo estuviese mucho tiempo al lado de papá, trataba de demostrarlo de alguna manera, papá la amaba también como a mí, incluso la llevó conmigo a museos y a muchos lugares pero ella no parecía disfrutarlo. —Mamá hace una pausa y se seca una lágrima rápidamente para que no lo note— Cuando crecí me casé con Ezra, papá no sabía cómo sentirse, le pesaría estar lejos de mí permanentemente pero sabía que era ley de vida, había llegado el momento de casarme, debo decir que él no estaba preparado, pero aun estando casada visité a papá muchísimas veces incluso luego de tenerte a ti, después de todo me había casado con un hombre que comprendía el vínculo que compartíamos mi padre y yo.