Olvídame

Capítulo 30

~Extrañas confesiones~

No sé cuántos días tardará la abuela Adela para irse pero espero de corazón y con el alma en las manos que sea muy pronto.

Todo lo que hacemos bajo su concepto está mal hecho y solo lleva una noche, no sé cómo mamá puede tolerarla.

Yo no podría.

Con solo ver sus duras facciones y sus "agradables" expresiones puedes tener una idea esclarecedora de su persona.

Y juro que no vas a equivocarte.

Es una mujer sumamente obstinada, antipática y parece tener un serio problema con la escucha, cree tener la razón en todo y no conoce la privacidad.

— ¿En qué momento se sirve el desayuno en esta casa? —pregunta la abuela Adela con desdén.

—Pronto estará listo. —Responde mamá— Debo ir a enseñar temprano y Jessia debe trabajar, por eso es que tardamos un poco más.

— Una total vergüenza. —Sentencia la abuela Adela— Un descuido total de parte de ustedes hacia el hogar, ¿Qué clase de mujer trabaja? Simplemente inaceptable.

Mamá rueda los ojos y yo por mi parte me dedico a servir el desayuno.

— ¡Jess! —Gritan los mellizos— ¡tenemos hambre!

—No se preocupen, pronto estará listo el desayuno. —Les digo y luego deposito un beso en la frente de cada uno— Vayan a lavarse y cuidado con el arcón de la abuela Adela.

— ¿Esa señora es nuestra abuela? —preguntan confundidos.

— Sí y deben ser educados... podría molestarse. —Advierto— ahora vayan a lavarse, Arya les ayudará.

Los niños asienten y corren hacia dónde está Arya.

La pobrecilla ha estado muy afectada, todo lo ocurrido ayer la ha dejado consternada y no ha querido hablar de ello, tampoco me ha explicado como el señor Mika se enteró de todo y como es que Izan estaba allí.

El señor Mika es cabeza dura así que dudo que esto sea cuestión de días, en cualquier circunstancia Arya tiene un sitio con nosotros, a decir verdad es la primera vez que algo así ocurre en el pueblo.

—Jessia, ya puedes terminar de poner la mesa. —me dice mamá algo preocupada, está muy nerviosa, quizás es la presencia de la abuela y puedo entenderla, después de tantos años que esté aquí diciendo como debes hacer las cosas en tu propio hogar no es satisfactorio.

Obedezco a mamá y pongo un poco de leche, pan, jamón y papas sobre la mesa, la abuela mira todo con desagrado y yo solo me dedico a ponerle un plato para que pueda comer si así lo desea.

— ¿Leche, pan, jamón y papas? —pregunta la abuela a la vez que mamá se sienta en la mesa junto a Arya y los niños— Es de esperarse a decir verdad, se respira la miseria en este hogar, le das un paupérrimo ejemplo a tus hijos Edurne.

— Esto es lo que se sirve de desayuno aquí abuela. —Digo a la defensiva diciendo la última palabra con desdén— si no le apetece bien podría preparar el desayuno o desayunar en otro lugar.

Podría percibirse hostilidad de mi parte y es porque mi intención es ser hostil, no puede venir a nuestra casa e insultar de esa forma lo que comemos.

¡Que agallas tiene!

No tengo absolutamente nada de respeto por esa señora.

— ¡Niña insolente y malcriada! —Exclama la abuela Adela golpeando la mesa— ¿Has escuchado Edurne? ¿Cómo toleras esta falta de respeto hacia mí durante algo tan sagrado como el desayuno? ¡Es inaceptable!