Capítulo 4

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~La abuela Joseline~

—Siempre es un gusto verte abuela Jo.

Ella sonríe y me envuelve en un abrazo mientras acariciaba mi cabello, yo por mi parte puedo respirar un aire a tranquilidad.

La abuela Jo... cuanto la extrañaba, no esperaba que viniera tan pronto, pero sin duda es un placer cada vez que la veo.

—Mi niña... cuanto has crecido desde la última vez que vine.

—Han pasado dos años desde la última vez abuela. —digo sonriente.

—Necesitan celebrar las fiestas y no lo harán sin mí.

Sonrío y la envuelvo en otro abrazo, cuando la abuela Jo está aquí me permito un descanso, su compañía es confortable para mí, la he extrañado tanto, los años que está fuera se sienten siglos... quisiera que viniera todos los años pero los pasajes son muy caros del este hasta aquí.

— ¿Y cómo están mis nietos favoritos? —pregunta la abuela.

—No tienes otros nietos abuela. —replica Irati.

—Cierto, por ahora, pronto tendré uno más, pero son mis favoritos— le contesta la abuela.

— ¿La tía Marie está en estado? —pregunto la tía Marie es la única hermana de mi madre y a decir verdad tengo mucho tiempo que no la veo, de hecho la he visto muy pocas veces.

—Sí querida, me envió una carta contándome la feliz noticia —dice con una sonrisa— Así que por ahora son mis favoritos.

Irati le sonríe, le da un abrazo y se va a jugar con Gael mientras que Asher y Ayla van al granero, a veces creo que mis hermanos vinieron en pares, Irati al tener hermano mellizo es muy unida a él sin embargo Asher es muy apegado a Ayla y ella también lo es con él.

Yo por mi parte, estoy aquí cuidando de los cuatro.

— ¿Dónde está tu madre? —pregunta la abuela extrañada.

—Debe estar en la habitación. —digo sin ánimos.

Mamá siempre ha sido un tema preocupante para mí, es madre... madre de cinco hijos, incluyéndome a mí, siempre ha luchado y se ha esforzado, pero los años que tiene cargando con ese dolor la van destruyendo de a poco.

—Mi niña... ¿Qué es lo que sucede hija mía?

—Abuela Jo... no es nada, no te preocupes.

—Esa mirada triste me preocupa aún más, dime hija mía, sabes puedes confiar en mí.

La abuela me mira fijamente, su mirada es penetrante pero de alguna manera refleja tanta paz que me hace sentir muy cómoda, solo su presencia hace que me relaje por lo cual se me hace muy fácil hablar con la abuela.

—Es mamá, no entiendo cómo... cómo poder ayudarla, he tratado de hablar con ella pero no quiere hacerlo, los niños se preocupan y es lo mismo cada año—suspiro y me dejo caer en la silla mientras la abuela me toca la mano para reconfortarme— Los niños se van haciendo más grandes, van comprendiendo de a poco lo que sucede, y cada día que pasa me voy quedando sin explicaciones que darles... la echan de menos.

—Quizás no debas hablar con ella por ahora, sé que encontrarás la forma de llegar hasta ella... —dice la abuela y la miro desconcertada— Lo que le pasó a tu madre es muy duro y difícil de asimilar hija mía, pero te aseguro que lo hará a su tiempo, con tu ayuda. —explica.

—Ella no deja que la ayude abuela Jo. —digo triste y bajo la mirada.

La abuela sonríe y me mira enternecida.

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