Capítulo 31

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~Infortunios y desdichas~

Han pasado tres meses desde que la abuela se fue y mamá ha cambiado drásticamente, desde aquel día en que la abuela Adela y mi madre discutieron, ella ha vuelto a ser la misma de antes, la madre que no le dedica mucho tiempo a los niños y no los duerme por las noches, ahora solo se dedica a enseñar, me hago cargo de los niños y he tenido que llevarlos conmigo a casa de la señora Sofía los días en que Arya no puede cuidarlos.

Me preocupa mucho que volvamos a la situación anterior.

Este cambio para los niños ha sido sumamente difícil, a menudo los mellizos se sienten tristes porque extrañan a su madre, Asher y Ayla se han vuelto un poco hostiles y en ocasiones me faltan el respeto, Arya ha sido la única que me ha ayudado con ellos.

A menudo suelo perder la paciencia y la señora Sofía suele aconsejarme al respecto.

En cuanto a Caleb, solo hemos intercambiado unas pocas palabras, ya no trabaja en casa de los Wilson sino en casa de su padre y por eso ya no lo veo con frecuencia, a propósito no fue necesario amputar la pierna del señor Marco, en su lugar solo le han quedado secuelas en su pierna fruto del desgarre que tuvo y solo fue necesario que usara bastón durante los primeros meses.

Arya se ha quedado con nosotros durante este tiempo, no habla con su hermano y tampoco con su familia ni con Izan, ha estado triste pero evita hablar sobre ello, solo me ha dicho que piensa irse del pueblo tal como lo hizo su hermano hace unos años pero siempre le detengo y le digo que piense mejor las cosas, irse del pueblo sola no es sencillo.

Ahora me encuentro en casa de la señora Sofía, ya no le enseño a leer por su enfermedad pero me permite pasar tiempo allí para descansar y en ocasiones ayudar a Hary y a Celia con el quehacer del hogar, los niños al salir de la pequeña escuela vienen hacia acá puesto que mi madre no los quiere en casa.

—Jessia, ¿Podrías... traerme la sopa que has preparado? —dice la señora Sofía tosiendo con dificultad.

—Por supuesto... —digo asintiendo de inmediato— ¿Se siente mal?

La señora Sofía asiente y me hace un gesto con la mano queriéndome decir que me apresure, así que voy a la cocina, sirvo en un plato algo hondo la sopa y me doy prisa para llevársela a tiempo.

—Ponlo en la cómoda. —pronuncia arrastrando las palabras y tratando de incorporarse.

— ¿Desea que llame al señor Walker? —sugiero preocupada por su estado de salud y ella niega.

La señora Sofía tiene cada vez el semblante más apagado, su piel y cabello han perdido vida, en su lugar son opacos y sin ese brillo especial que la caracteriza, su voz es cada vez más débil y apenas puede articular palabra sin toser, pese a todo eso trata de mantener una sonrisa y creer que todo estará bien.

—No seas tonta hija... —dice con una sonrisa— eso no es lo importante ahora, acércate un poco más, quiero hablarte.

— ¿Dónde puedo sentarme? —pregunto confundida.

—Ven a la cama. —Responde— frente a mí.

—Es el momento propicio puesto que mis hijos no están en casa y Caleb tampoco. —Suspira— hay muchas que quiero decirte hija... gracias por animarme y ser como una hija para mí, eres una joven virtuosa, espléndida y valiosa, sé que amas a tu familia y proteges lo que amas, mi corazón te aprecia como que eres hija mía y es por eso que dejo esta responsabilidad en tus manos...

—Señora Sofía. —Susurro con un nudo en la garganta— Esto no suena nada bien...

—Escucha hija mía... —dice mientras sus arrugadas y débiles manos acarician las mías y seguido de eso da un largo suspiro por su fatiga— me duele tener que dejar mi familia, en especial a Celia... es mi pequeña niña y en ocasiones siento que ella siente que es tan frágil cuando en realidad es una joven fuerte... cuídala, guíala y amonéstala en todo momento, dile... que estoy orgullosa de ella, yo... no estaré aquí para eso como me gustaría, quiero que Hary sea feliz con su prometido, que Abel se case pronto y tenga muchos hijos que se parezcan a él y a su prometida, quiero que mi esposo encuentre calma y felicidad porque sé que me ama y me amará hasta el último momento, en cuánto a Caleb...

OlvídameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora