Capítulo 14

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~No dejaré que eso pase, solecito~

Hoy es el día en donde mamá debe marcharse, hace mucho frío por lo que abrigo bien a los niños extendiéndoles la manta y luego despierto a Ayla para que los cuide.

—Ayla... —susurro para despertarla mientras le acaricio el brazo.

— ¿Jess...? —Ayla arrastra las palabras adormilada.

—Despierta, recuerda que debes cuidar a los niños mientras no estoy.

— ¿Duermen aún? —se levanta frotando sus ojos.

—Sí. —afirmo. — Pero si quieres puedes dormir un poco más, ojo con los mellizos, hace mucho frío y son muy tercos. —Digo con una risita. — Conoces a tus hermanos.

—Me quedaré despierta. —dice frotándose los ojos.

Le doy una leve caricia en el mentón y salgo a preparar lo que llevará mamá durante el viaje, un viaje en ferrocarril tiene una duración de aproximadamente cuatro días, dependiendo a dónde vayas, es posible que el viaje se tarde dos semanas o más, eso depende del estado de gravedad de la tía Marie, sin duda serán semanas difíciles para mí, por fortuna el padre de Arya le ha dado permiso para que pueda quedarse durante unos días a la semana y así puede ayudarme a cuidar a los mellizos.

Si hay algo que caracteriza a este pueblo es la buena relación entre nuestros vecinos, los habitantes de este pueblo son muy bondadosos y tienen la empatía como un estilo de vida, por lo que si uno de nuestros vecinos necesita, el resto nos desprendemos para ayudar, el predicador siempre dice "Hoy puede que sea por tu vecino mañana puede que sea por ti".

Es ley de vida...

Por lo menos así lo tomamos aquí.

El señor Mika, el padre de Arya tiene un gran corazón, lástima que no puede decirse lo mismo cuando está cerca de su hijo, si los ves de cerca juntos puede que te lleves una mala impresión del Señor Mika, es un hombre de aspecto duro y reservado.

Muy diferente a su hijo Thiago por lo que he podido notar, Thiago es un joven encantador y simpático, quién diría que es hijo del señor Mika.

Comienzo a buscar a mi madre por toda nuestra casa, hasta que doy con ella en la habitación que comparto con Ayla y Asher, mamá sostiene una de mis prendas para dormir, lo cual me parece extraño pero decido obviarlo.

—Madre, ya tengo la carreta lista. —digo acercándome hacia mi madre y esta se sobresalta. —Y te preparé comida para el viaje, Ayla ya está despierta para cuidar de los niños mientras no estoy.

— ¿Estarán bien solos? —pregunta mamá, es evidente que está preocupada por sus retoños.

—Claro que sí madre, si está demás preguntarlo. —respondo con naturalidad a lo que mi madre abre la boca como si quisiera decir algo pero la cierra y solo se limita a sonreír.

—Vamos madre, perderás el ferrocarril.

Mamá y yo nos apresuramos a llegar hacia la estación, en el camino observo a mamá algo inquieta ya que juega constantemente con sus manos pero supongo que ha de der por el viaje.

Al llegar mamá baja su valija de la carreta, mientras yo le paso el pequeño almuerzo que me preparé.

—Hija.

— ¿Madre?

—Por favor, cuídate mucho —dice mamá dulcemente. — Cuida a los niños, dile que los amo y que volveré pronto, cualquier eventualidad extraña escríbeme una carta por favor, no esperes la última instancia.

OlvídameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora