Capítulo 10

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~El inicio de algo interesante~

Hoy es mi primer día en la tienda del padre de Celia, el Señor Jeffrey.

Como saben hace una semana Hary me propuso algo bastante interesante y en cierta forma beneficioso para mí, así que hoy es el primer día, claro... junto a Arya.

Iré directamente a la tienda del Señor Jeffrey, Arya y yo no tenemos que cargar la carreta así que ella vendrá en su caballo.

-¿Tienes todo preparado? -pregunta mamá entregándome el desayuno envuelto en un pañuelo.

-Ahora sí-digo tomando el desayuno y sonriéndole tiernamiente. -gracias madre.

-Por favor saluda a la madre de Celia de mi parte. -dice mamá. -Y buena suerte con ella, sé paciente... a esa edad no es fácil aprender.

-Claro, además aprendí de la mejor maestra de este pueblo-digo riéndome y mi madre esboza una carcajada.

-La única maestra querrás decir, no digas tonterías. -dice mientras se acerca para darme un beso en la frente. -Ve, no llegues tarde en tu primer día, deja mucho que decir de tu educación.

Y así es, aquí en pueblo valoramos mucho la responsabilidad y la puntualidad, cuando alguien no cumple su palabra es mal visto a menos que presente una justificación adecuada.

Le hago caso a mamá y salgo con mi yegua Rubí, me da sensación de buena fortuna, tengo dos yeguas, Rubí y Narty por si no lo habían notado.

Papá me obsequió a Rubí cuando a penas tenía cinco años y no pude montarla hasta un año después, mamá se aseguró de eso por medio a que me cayera de ella; Con Narty no fue tan distinto, me la obsequió el padre de Arya.

Lo cuál si me preguntan es muy extraño, pero sorprendentemente lo hizo para uno de mis cumpleaños, exactamente cuando cumplí los dieciséis años, pues para ese tiempo ya empezaba a trabajar con los postres y me hacía falta un caballo, en su lugar me dio una yegua.

Bien, basta de charla.

Al cabo de unos minutos llego a la tienda y Hary me recibe con una agradable sonrisa.

-Bienvenida. -dice Hary mientras me estrecha en un cálido abrazo. -Pasa, hablaremos de algo antes de comenzar.

Asiento y ella me conduce hasta un cuarto que está detrás de la tienda, la casa de los Wilson está muy cerca del pueblo, a decir verdad el pueblo es muy pequeño así que su casa está un poco a las afueras.

Llegamos a un espacio pequeño dónde había dos sillas y una mesita, el cuarto era pequeño y entraba muy poca luz.

-Querida, hemos pensado que trabajes en la tienda dos días a las semana, y tres días enseñando a mamá a leer-propone Hary mirándome fijamente. -Las personas del pueblo se acostumbrarán a venir en esos días, tal como hacías con tu recorrido.

-Por supuesto, no tengo ningún inconveniente. -respondo firmemente mirándola a los ojos. -¿Cuando puedo iniciar?

-Hoy-responde. -Si te parece podrías ocuparte de mamá, le hace mucha ilusión verte-dice algo afligida. -Arya podría vender los pedidos de hoy ya que son las mismas personas, la conocen a la perfección.

-De acuerdo-digo asintiendo. -¿Cómo se encuentra la señora Sofía?

-Cada día peor, no logramos saber qué le sucede. -responde bajando la mirada pero se incorpora rápidamente.

-¿Qué dice el doctor Walker?-pregunto preocupada.

-Oh querida... sabes que los recursos del doctor Walker son limitados... a penas puede atender los pocos accidentes del pueblo en su consulta, además de que esta comunidad es muy sana. -dice con pesar. -No podemos permitirnos viajar a Nueva York, solo oramos para que pueda mejorar.

OlvídameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora