Capítulo 9

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~Una pizca de paciencia~

No me gusta dejar las cosas así con mi madre, pero hablar de estas cosas me supera, no puedo hablar con ella, no puedo entenderla y eso a decir verdad me causa mucha frustración.

El encuentro con Caleb lo empeoró un poco, pero todo en él es tan incierto, no está en su naturaleza ser simple, es demasiado pretender que lo sea ahora.

No debería pensar tanto mientras estoy montando, puede ocurrirme algo.

— ¡Jessia!

Hoy es un día para encontrarme con la gente.

Volteo, es Izan.

Él se acerca montando hacia mí y yo me detengo para esperarlo.

—Perdona si vas apurada, lo lamento pero quería saludarte. —dice mientras me mira fijamente.

—Descuida, no voy apurada.

—Estás muy hermosa hoy Jess. —dice con una sonrisa.

—Oh... Gracias. —Digo torpemente y rápidamente prosigo a cambiar de tema— ¿De dónde vienes Izan?

—Estaba ayudando a los Murray a reparar su casa, como resultado del invierno sufrió algunos daños. —responde.

—Qué bueno Izan, ¿Están bien? —pregunto preocupada.

—Sí, solo sufrió daños la casa, el pequeño Tom si está enfermo pero la Sra. Murray me aseguró que no era nada grave.

Asiento y bajo la mirada.

—Supongo que debes irte, te he interceptado. —dice Izan y yo asiento sin ganas. — ¿Sucede algo?

—No. —afirmo con firmeza— Pero debo irme.

Izan me mira extrañado pero asiente y me sonríe, sé que ha decido obviarlo, lo cual agradezco mucho a decir verdad.

—Hasta luego Jessia —pronuncia y toma las riendas del caballo para avanzar.

—Hasta luego Izan. —pronuncio y veo como se adelanta hasta perderlo de vista.

Solo pienso que al llegar a casa tendré que enfrentar a mi madre, la realidad de la que huía, tal vez la visita de la abuela me ha vuelto más susceptible.

Cabalgo despacio para no apresurar mi llegada a casa pero luego pienso en los niños, tal vez Asher y Ayla están preocupados, así que trato de apresurarme para llegar rápido a casa.

Tan pronto llego a casa veo como los niños salen a mi encuentro pero mi sonrisa se borra cuando veo su cara de preocupación.

— ¡Jessia! —viene corriendo Irati llorando de manera desconsolada, yo me bajo rápidamente.

—Asher llévate a Narty y aliméntala. —él asiente y hace lo que le pido inmediatamente.

— ¿Qué sucede? —le pregunto a Ayla mientras me arrodillo para acoger a Irati en mis brazos.

—Ella... tiene miedo, traté de calmarla pero fue inútil. —Toma una pausa para respirar pues venía corriendo— Irati trató de acercase a mamá pero esta le gritó.

Eso me extraña, mamá nunca le ha gritado a los mellizos de la forma en que Ayla me cuenta, son sus pequeños tesoros y ella procura no lastimarlos.

Si lo hace está fuera de sí, mamá siempre ha sido una madre recta pero muy amorosa, jamás les gritaría a los niños de esa manera.

— ¿Dónde está Gael? —Pregunto.

—En el granero. —contesta Asher y Ayla asiente secundando.

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